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Elecciones generales 10N

Pedro Sánchez no quiere que ninguna agenda regional marque la negociación

Las combinaciones parlamentarias para posibilitar la investidura del candidato del PSOE vuelven a hacer imprescindibles los dos escaños de Coalición y Nueva Canarias

El pacto entre el PSOE y Unidas Podemos para un intento de gobierno progresista de coalición, permitir la investidura del socialista Pedro Sánchez y poner en marcha la nueva legislatura abre un escenario desconocido para el resto de las formaciones políticas, en particular para aquellas que en teoría deben sumarse al acuerdo y con ello acabar con el bloqueo político en España. Los términos en los que los dos partidos firmantes del pacto van a plantear el proceso para sumar los votos necesa-rios en el Congreso, especialmente por parte socialista, no será de negociación abierta con esas formaciones, sino la de buscar una complicidad explícita para que apoyen el pacto, se coloquen del lado de la gobernabilidad y del desbloqueo, y rechacen sumarse al bando del 'no' y de una nueva repetición de elecciones, en el que estarían, al menos, el PP, Vox, Cs, JxCat y la CUP.

Este es el mensaje central que está planteando la negociadora del PSOE, Adriana Lastra, en los contactos que ayer mismo empezó a tener con los partidos candidatos a esa suma de partidos que apoyarían el inicio de la legislatura con un 'sí' inicial al gobierno progresista. Las conversaciones arrancaron con el PNV, ERC, Más País y Compromís, y continuarán en los próximos días con toda la amalgama de formaciones necesarias para la investidura, entre las que los firmantes del acuerdo incluyen a la alianza nacionalista canaria de CC y NC, y sus respectivos representantes en el Congreso, Ana Oramas y Pedro Quevedo.

La naturaleza de estas conversaciones, sin embargo, abre dudas sobre la efectividad de las mismas toda vez que la idea del PSOE no es entablar una negociación formal sobre las compensaciones que el nuevo Gobierno estaría dispuesto a dar a cambio del apoyo, sino que lo plantearía en términos de permitir de entrada la investidura y la formación del Ejecutivo. Más allá de compromisos a futuro, Sánchez, en principio, no está dispuesto a negociar una agenda distinta y un documento complementario con cada uno de los posibles apoyos al pacto con Unidas Podemos, sobre todo en un contexto de atomización parlamentaria como la surgida del 10N.

La idea fuerza que marcará este proceso será por tanto la de poner a las demás formaciones ante la tesitura de estar o con la gobernabilidad que pretenden las fuerzas progresistas, o con el bloqueo en el que se instalarán "las derechas" y los independentistas catalanes partidarios del "cuanto peor, mejor". Esta posición puede dificultar las negociaciones con CC y NC, que condicionarán su apoyo a cuestiones concretas como las inversiones en Canarias, la deuda en carreteras, las ayudas a la conectividad aérea, o el uso de superávit.

Dando por hecho, por tanto, el voto en contra de los 89 escaños del PP (ayer logró quitarle uno al PNV en el recuento del voto exterior), los 52 de Vox, los diez de Ciudadanos, los ocho de JxCat, los dos de la CUP, y los dos de UPN, -bloque que suma 163 escaños -, el pacto de gobernabilidad de socialistas y Unidas Podemos (155 entre ambos) necesitará el apoyo de los seis diputados del PNV y de los tres de Más País-Compromís, y al menos el de varias formaciones de uno o dos diputados como el PRC, Teruel Existe, BNG, CC y NC. Además del apoyo o abstención de los 13 diputados de ERC y de los cinco de EH Bildu, formaciones estas que probablemente actuarán conjuntamente.

Posible apoyo determinante

Todos los cálculos y previsiones sobre la aritmética parlamentaria en el Congreso dan por hecho que la investidura no será posible en una primera votación, en la que se necesita mayoría absoluta (176 escaños), y que todo se decidirá en la segunda en función de lo que finalmente decida hacer ERC, muy sometida a tensiones contradictorias por su apuesta inicial por la gobernabilidad, tal como expresó en la frustrada investidura de Sánchez en abril, pero muy pendiente y condicionada por las elecciones catalanas que podrían convocarse en breve. Tanto los republicanos catalanes como la formación abertzale están ahora mismo más cerca del 'no' que de la abstención, lo que abocaría al fracaso el intento de gobierno de Sánchez e Iglesias, que en la segunda votación necesitaría para salir adelante más 'síes' que que 'noes'.

Si ERC finalmente decide abstenerse, los nacionalistas canarios tendrían en su mano de nuevo ante sí el futuro de la gobernabilidad en función también de los que puedan hacer otras formaciones minoritarias de ámbito territorial.

El pactómetro concede en este sentido a CC y NC oportunidad de sumarse a distintas combinaciones para permitir la investidura, más allá de que cada una de las formaciones de la alianza canaria acabe decidiendo una posición distinta al respecto, tal como se reconoce en su acuerdo electoral. En todo caso, en estos momentos Quevedo parece decantado claramente hacia el 'sí', mientras Oramas espera a conocer las contrapartidas que ese apoyo le supondría.

Aunque ambas formaciones tiene intención de presentar la agenda canaria como elemento central de su negociación con el PSOE, CC quizá sea más exigente por su distinta relación actual con los socialistas.

Sus posiciones, en todo caso, quedan a expensas de lo que paralelamente hagan las demás formaciones. Si se diera el caso de que CC y NC acaben coincidiendo en sus votos, estos serían determinante en combinaciones concluyentes, casi todas ellas partiendo de la base de la abstención de ERC como elemento clave para evitar que su apoyo o rechazo acabe inclinando la balanza a uno u otro lado sin necesidad de contar con los partidos minoritarios. Así, si los republicanos confirman su neutralidad en la votación, pero Bildu se inclina por el no, el voto de los dos diputados canarios sería entonces imprescindible junto al de PNV, Más País-Comprimís, BNG, PRC, y Teruel Existe, para alcanzar 169 votos frete a los 168 del otro bloque. Si los abertzales se abstienen también, el valor del concurso de los nacionalistas canarios dependería de lo que hicieran las otras formaciones terriroriales.

En todo caso, todos ellos estarán muy pendientes de las conversaciones de los demás con el PSOE para conocer hasta qué punto Sánchez asume en cada caso parte de las respectivas agendas regionales que planteen, y conocer a su vez la presión que estarán en disposición de ejercer para facilitar la investidura y avalar ese histórico gobierno de coalición de izquierdas.

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