Los dos partidos nacionalistas canarios presentes en el Congreso, CC y NC, empezarán a perfilar hoy de una manera más clara y concisa si están dispuestos a sumarse al intento de desbloqueo político en el Estado que está tratando de impulsar el PSOE tras la firma de un acuerdo con Unidas Podemos para un gobierno progresista. Los socialistas quieren sumar a ambas formaciones isleñas para que sus respectivos diputados, Ana Oramas y Pedro Quevedo, apoyen la investidura de Pedro Sánchez, y poder configurar con ellos y otros partidos territoriales una mayoría con la que iniciar la legislatura. Los líderes de los dos partidos canarios, José Miguel Barragán, secretario general de CC, y Román Rodríguez, presidente de NC, se reúnen esta tarde en el Congreso con la persona que está dirigiendo este proceso negociador por parte del PSOE, Adriana Lastra, con los que precisamente cierra la ronda iniciada sólo dos días después de las elecciones del 10 N.

El aplazamiento de la reunión entre el PSOE y CC-NC en dos ocasiones por motivos de agenda de los dirigentes canarios, entre ellos la tramitación de los Presupuestos de Canarias en el Parlamento regional, permite a ambas formaciones canarias conocer la marcha de las negociaciones con otros partidos para orientar su estrategia y su propia negociación. Pero pese a las pistas que hay sobre la mesa, aún están muy lejos de saber la aritmética parlamentaria que pueda darse para hacer posible esa investidura y el papel que ambas formaciones puedan llegar a jugar. Esa incertidumbre sobre los apoyos reales de Sánchez es uno de los elementos que ha alimentado en las últimas semanas las dudas en el seno de CC sobre si sumarse o no al pacto para un gobierno de izquierdas en el que participa Unidas Podemos y que va a depender de la abstención de los independentistas catalanes de ERC, algo que contradecía abiertamente lo prometido por CC durante las dos últimas campañas electorales.

A la reunión de esta tarde se llega en todo caso con algo más de certeza sobre la posición inicial de los nacionalistas de centro tras los amagos de la propia Oramas y el sector tinerfeño del partido de abogar por negarse a esa pacto entre socialistas y morados, y abogar por una acuerdo de fondo entre el PSOE y el PP para una investidura de Sánchez con la abstención de los populares y de Cs, y un gobierno socialista en solitario, única alternativa que se vislumbra en el horizonte al gobierno de izquierdas con el apoyo de Más País y los partidos territoriales (además de CC y NC, PNV, PRC, BNG y Teruel Existe). Tras el envite interno por parte de CC de Tenerife, que organizó una consulta a las bases para orientar la posición de su dirección insular, la dirección regional del partido liderada por Barragán impuso en el Comité Permanente del pasado miércoles los criterios que previamente se habían fijado con NC para apostar por el desbloqueo político en Madrid y sumarse al pacto progresista si, en contrapartida, se crea una mesa de negociación sobre una agenda canaria para la legislatura que incluya compromisos presupuestarios y plena vigencia del REF y del Estatuto.

Esta es, en este caso sin ninguna duda ni fisura interna, la posición de NC, y la que finalmente plantearán tanto Barragán como Román Rodríguez a Adriana Lastra, la portavoz parlamentaria del PSOE que estará acompañada por el secretario general del grupo socialista, Rafael Simancas. Los nacionalistas canarios van con ánimo de escuchar la propuesta del PSOE y su hoja de ruta para ese gobierno con Unidas Podemos tanto en los temas centrales de las políticas de Estado, como su disponibilidad para abrir esa negociación sobre los asuntos relacionados con el Archipiélago. También quieren tener una información lo más exacta posible sobre los apoyos con los que cuenta el pacto para el gobierno de izquierdas y la investidura de Sánchez, porque esa es una de las claves para la viabilidad de la negociación, y para que tanto CC como NC decidan luego internamente qué posición adoptar.

Hasta hoy, el PSOE tendría más o menos asegurados los apoyos de los seis diputados del PNV, los tres diputados de Más Madrid (aunque el de su socio valenciano de Compromís, Joan Baldoví, no está por ahora garantizado), así como el de los diputados del PRC, José María Mazón, y Teruel Existe, Tomás Guitarte, mientras que se cree factible un acuerdo con el BNG para la suma de su parlamentario, Néstor Rego. Con Oramas y Pedro Quevedo, en caso de que se unieran a este grupo, el apoyo de Sánchez alcanzaría los169 escaños, uno más que el teórico bloque de rechazo a la investidura del líder socialista, que sumaría 168 si en él se incluyen al PP, Vox, Cs, JxCat, CUP, Bildu y Navarra Suma. Con esta aritmética, la investidura dependería de que la compleja negociación emprendida el jueves entre el PSOE y ERC acabara con un acuerdo para al menos la abstención de los trece diputados de la formación independentista catalán, algo que ahora mismo no será fácil por las condiciones que ha puesto sobre la mesa en relación con la situación en Cataluña.

Los nacionalistas canarios pretenden condicionar su estrategia de negociación a las posibilidades reales de que Sánchez tenga los apoyos necesarios para la investidura y al papel que ellos puedan jugar en función de las aritméticas posibles. Así, si además de la abstención de ERC el PSOE lograra también la de los cinco diputados de Bildu, Oramas y Quevedo no serían imprescindibles para la investidura, pero sí lo podrían ser para muchas votaciones a lo largo de la legislatura con la que propiciar una mínima gobernabilidad. También dependerá de lo que hagan, en esta variedad de geometrías parlamentarias posibles, los diputados de Cs, o algunos de los grupos territoriales minoritarios.

Esa incertidumbre es la que lleva a algunos sectores de CC y a la propia Oramas a tratar de zafarse del apoyo a un pacto en el que esté Unidas Podemos porque entienden que, aunque haya investidura a corto o medio plazo, la legislatura será muy corta y unas nuevas elecciones en el horizonte de menos de dos años les pasarían factura. Del otro lado, la interpretación que se hace y la carta a la que se juega es que esta es la única opción que hay ahora en el horizonte y que un bloqueo que conduzca a terceras elecciones tendrá aún peores consecuencias electorales para quien lo permita. El PSOE confía en sumar a los dos grupos nacionalistas, pero recela de la división interna en CC y su posible influencia en el proceso, así como en la fuerte campaña que ha emprendido el PP para presionar a CC contra su apoyo a un Gobierno "radical" contra el que siempre clamó, que será "letal" contra los intereses de las Islas, y que además está en manos de los independentistas catalanes y vascos.