Al menos diez menores de edad lograron alcanzar a nado la costa mauritana tras el naufragio del cayuco en que intentaban viajar desde Gambia hasta Canarias. En el momento de producirse la tragedia, en la que hasta el momento se ha confirmado el fallecimiento de 62 personas -siete mujeres y una niña entre ellas-, la embarcación acumulaba una semana de navegación, y enfiló hacia el litoral africano en busca de combustible para completar el trayecto previsto.

Los datos difundidos ayer por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) incluyen también a dos mujeres en el grupo de 83 personas que lograron esquivar a la muerte frente a la localidad de Nuabidú. En su primer comunicado oficial, el Ministerio del Interior mauritano elevó el número de supervivientes hasta los 85. El estado de diez de ellos reviste gravedad.

La OIM detalló que, al menos hasta el día de ayer, "el acceso a los migrantes" por parte de los investigadores "estaba restringido", a la espera de que se recuperen del shock que les ha supuesto el final trágico de muchos de quienes les acompañaban. Eso unido al peligro que ellos mismos corrieron por las escasas fuerzas con que tuvieron que nadar para salvar la vida. La travesía duraba ya siete días en el momento en que el cayuco impactó contra una roca y volcó.

Días en cuclillas

En estos viajes no abundan la comida ni el agua, circunstancia a la que se suman las incómodas posturas que deben adoptar los ocupantes de la embarcación durante periodos muy prolongados de tiempo. "Piensen nada más sobre lo que es que estar en cuclillas 20 minutos e intentar después ponerse de pie. Pues ellos llevan en esa postura sin moverse durante tres o cuatro días", expuso el presidente de Cruz Roja Canarias, Antonio Rico.

No obstante, funcionarios del Gobierno mauritano pudieron entrevistarse con los que se encontraban más enteros. Esas conversaciones sirvieron para situar entre 150 y 180 el número total de personas que viajaban en el cayuco. Por tanto, la cifra de desaparecidos, cuyos cuerpos sin vida pueden ir apareciendo en los próximos días, está entre tres y 33.

La mayoría de los migrantes que iniciaron este viaje el miércoles 27 de noviembre eran hombres gambianos. Funcionarios del Consulado de Gambia en Nuadibú se desplazaron al hospital de la ciudad en el que se encuentran ingresados para interesarse por su estado y conocer más sobre las circunstancias en las que se produjo el siniestro.

No obstante, como se ha comprobado tanto entre los fallecidos como entre los supervivientes, a bordo del cayuco también viajaban mujeres y menores. En cuanto a la nacionalidad, las autoridades mauritanas pudieron confirmar que también formaban parte del pasaje varios senegaleses.

El final dramático permite conocer cuestiones como la dureza de las condiciones que afrontan quienes se embarcan en este tipo de viajes, lo que lleva a pensar en por qué lo hacen. "Este suceso demuestra que el afán de la gente por salir de esos países se mantiene intacto", explica el periodista José Naranjo, Premio Canarias de Comunicación y colaborador de LA PROVINCIA, entre otros medios de comunicación.

Hasta el primer día de diciembre, hasta las costas canarias han llegado 1.987 migrantes a bordo de 109 embarcaciones, según cifras de la Delegación del Gobierno central en Canarias. Son 724 más de los que lo hicieron el pasado año. El incremento del 57,3% -del 70,3% en el caso de las pateras o cayucos que los transportaron- lleva a pensar en una paulatina recuperación de esta ruta marítima por parte de quienes promueven estos viajes en los países de origen.

Gambia se desprendió recientemente de una larga dictadura que duró más de 20 años. "Está en una época de transición, recuperando cuotas de libertad y democracia", detalla Naranjo. Aunque la situación económica y social mejora lentamente, muchos de sus habitantes continúan teniendo razones para buscar un proyecto de vida en otros lugares, aunque eso signifique recorrer " the back way" (el camino de atrás), continúa el Premio Canarias de Comunicación, que les abre las puertas de Europa.

Más claro es el caso de Senegal, país de origen de varios de los ocupantes del cayuco siniestrado. Es un estado ya no en vías de desarrollo, sino de renta media, "pero se mantienen desigualdades enormes, con zonas rurales en las que la malnutrición es crónica", matiza Naranjo.

"En realidad no hay un efecto llamada, nos han engañado mucho con eso. Hay un efecto salida. Y la gente va a intentar seguir saliendo como sea", expone la portavoz de la ONG Caminando Fronteras, Helena Maleno. En el caso de Gambia, basta con hacer una llamada en la que te detallan el coste y la ruta de estos viajes.

Se trata de un negocio generado al calor de "las restricciones que impone Europa", resume José Naranjo. Las dificultades para obtener un visado o la colocación de vallas "solo dificultan" el acceso "y por eso optan por estas vías mucho más peligrosas", relata.´´