Canarias vive desde hace alrededor de un mes un prolongado veranillo de invierno que el episodio de intrusión de polvo africano que comenzó el sábado ha llevado a cotas récord en estas fechas. En tres de los puntos de medición de temperaturas con los que cuenta en las Islas la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) se registraron el pasado domingo los valores mínimos más altos desde que se tienen registros, hace cincuenta años.

En el aeropuerto Tenerife Sur la temperatura mínima más elevada fue el domingo de 23,9 grados, la mayor en un mes de febrero de los últimos treinta años. En el mismo mes de 1990 se había detectado el valor más alto hasta ahora, 22,9 grados. En el aeródromo de La Palma, por su parte, se registraron 20,9 grados, tres décimas por encima de la que se midió en febrero de 2010 (20,6). Finalmente, en el aeropuerto de Gran Canaria la temperatura mínima más alta ascendió a 22,3 grados, 2,2 grados superior al valor extremo en este mes hasta el momento, los 20,1 grados registrados en 1998.

El comportamiento térmico en los últimos meses ha sido de una considerable variabilidad. El calor se resistió a marcharse durante el otoño y los primeros momentos del invierno. De hecho, no lo hizo hasta entrado enero, cuando tuvo lugar un brusco descenso de los termómetros, tan acusado que la temperatura más baja del país se registró en el Teide el 22 de ese mes, 6,1 grados bajo cero, inferior incluso a la que en esas fechas registraron lugares tan fríos como León o Cuenca.

Pero los indicadores que hacían presagiar un invierno fresco pronto experimentaron otra súbita variación. La llegada de altas presiones a finales de enero trajo de nuevo el calor, acompañado de calima. En algunos puntos, los más afectados por la entrada de vientos de componente este, el comportamiento térmico fue cálido o incluso muy cálido en esos últimos días del primer mes del año, en los que reinó -según la propia Aemet- una temperatura "más propia de la última decena de mayo".