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CRISIS DEL CORONAVIRUS Otro paso en la desescalada

La fase 2 trae la vuelta a la playa y los cines pero con máximas precauciones

Distancia social en la arena o mascarilla en el caso de que no sea posible mantener los dos metros

Eran otros tiempos, la fase 2 permite un máximo de 400 asistentes. TONY HERNÁNDEZ

El paso a la fase 2 de la desescalada de la totalidad del territorio de la Comunidad Autónoma de Canarias devuelve a los ciudadanos la posibilidad de volver a la playa o la recuperación de la formacion presencial en la educación no universitaria, ámbito este último en el que el Gobierno central ha decidido ir soltando la cuerda del mando único para que sean las propias administraciones regionales las que tomen sus propias decisiones.

No obstante, el Boletín Oficial del Estado (BOE) reiteraba en su edición de ayer, en la que dio carta de naturaleza a este nuevo paso hacia la recuperación de la normalidad, la necesidad de mantener cuantas más precauciones mejor con el fin de evitar un rebrote de Covid-19. Mientras los municipios canarios intentan buscar una fórmula que les permita conjugar las medidas sanitarias con el ocio playero, el Gobierno de Canarias ha establecido un patrón de funcionamiento que ha remitido a los 88 ayuntamientos isleños.

Ante todo, el grupo de riesgo integrado por las personas mayores de 70 años debe tener garantizado un corredor seguro y para establecerlo se vuelve a echar mano de las franjas horarias. Entre las 10.00 y las 12.00 de la mañana, y de 19.00 a 20.00 por la tarde tienen preferencia absoluta.

Duchas y lavapiés podrán estar en funcionamiento solo para atender a personas con movilidad reducida y siempre que sea posible desinfectarlas a diario. El resto de ciudadanos habrán de esperar a llegar a casa para retirar la arena y el salitre de su piel. Por supuesto, en este como en todos los casos, nada de aglomeraciones. La distancia entre usuarios de la playa habrá de ser en todo momento de dos metros, tanto en la arena como dentro del agua. Si es imposible, se correrá el riesdo de tener una extraña marca solar en el rostro, la que deje la mascarilla a la que de manera obligada tendrán que recurrir.

La megafonía, en las playas que dispongan de ella, recordarán cada poco esa necesidad de no acercarse en demasía los unos a los otros. Además, la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, que dirige José Antonio Valbuena, recomienda mantener izada en todo momento la bandera amarilla y colocar carteles que refuercen el conocimiento por parte de los ciudadanos de cuál debe ser su comportamiento en esta fase 2 para contribuir a la lucha contra el coronavirus.

Los playeros no podrán llevarse de casa, sillas, hamacas o sombrillas. Las que se alquilan en el litoral de las Islas deberán someterse a total desinfección entre cliente y cliente, y disponerse de tal manera que haya dos metros de separación entre grupos. Además, los empleados en esta actividad deberán portar mascarilla y uniforme que los identifique.

Mientras la Federación Canaria de Municipios (Fecam) busca uan fórmula común que dé acomodo a las prohibiciones y las recomendaciones, ayuntamientos como el de Santa Cruz de Tenerife han anunciado las medidas que regirán para el acceso a la arena de Las Teresitas desde mañana. La playa sse dividirá en cuatro sectores diferentes para controlar la asistencia. Es la fórmula que empleará el Consistorio chicharrero para garantizar la distancia entre los usuarios.

No es el del baño en el mar el único terreno que los ciudadanos ganen al aburrimiento con el paso a la fase 2. El BOE dio entrada ayer a los comercios situados en los centros y parques comerciales, aunque no todos. Solo podrán abrir sus puertas aquellos que tengan "acceso directo e independiente desde el exterior del parque o centro comercial". Y como ocurre con los que están activos desde hace dos semanas, no pueden superar los 400 metros cuadrados de superficie o, en caso de tener un tamaño mayor, acotar un área que no los supere.

Con las terrazas abiertas para la mitad de su aforo desde el 4 de mayo, el salto de fase permite que los retaurantes vuelvan a recibir clientes hasta completar un tercio de su aforo. Una medida que deja fuera de juego a los de pequeño tamaño, en los que el alto volumen de ocupación es indispensable para alcanzar el umbral de rentabilidad.

También un tercio es la proporción del aforo total que se permite para los diferentes actos y espectáculos que se programen. Además, la norma establece un número máximo de 50 asistentes. En el caso de que el evento se desarrolle al aire libre, ese límite de público se eleva hasta las 400 personas, que deberán estar sentadas y con distancia de seguridad entre ellas.

También teatros, cines, museos y salas de exposiciones solo tienen permitido vender la tercera parte de sus entradas. Los elevados costes de producción de la primera de estas cuatro actividades también aleja por el momento la posibilidad de que los actores retornen a las tablas.

Mejor suerte corren las iglesias y el resto de lugares de culto. Con cambios en la liturgia para evitar la cercanía entre los feligreses, el grado de ocupación de los bancos y demás lugares para el rezo se eleva hasta el 50%.

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