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Primera visita real tras terminar el estado de alarma | Recorrido cultural

Un rey en la cuna de Galdós

Felipe VI y doña Letizia abren su gira por España con una visita a la Casa-Museo de un escritor de ideas antimonárquicas

Felipe VI firma el libro de visitas de la Casa Museo Pérez Galdós

Felipe VI firma el libro de visitas de la Casa Museo Pérez Galdós

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Felipe VI firma el libro de visitas de la Casa Museo Pérez Galdós Jesús Montesdeoca

Felipe VI se interesó ayer por la cuna en la que mecieron a Benito Pérez Galdós en sus primeros días de vida. Han pasado 177 años de aquello y es el primer rey que visita la casa natal de un escritor que nunca ocultó sus ideas antimonárquicas, tanto en sus novelas como en su faceta política. En su primera salida de Madrid tras concluir el estado de alarma por el coronavirus, los Reyes eligieron la Casa-Museo de la calle Cano para su primer reencuentro con los ciudadanos de toda España, todo un acto "simbólico" en estos tiempos convulsos del coronavirus, que incluyó un saludo con el codo a uno de los vecinos que le esperaba frente al edificio o la firma de un balón de fútbol a un aficionado del Betis.

Los propios Reyes reflejaron el simbolismo de su visita en el libro de firmas, pues a la conmemoración real de los cien años del fallecimiento de Pérez Galdós se unió un mensaje de ánimo a los ciudadanos que empiezan a recobrar la normalidad y, no menos importante, el anuncio desde la jefatura del Estado de que ya se puede viajar a las Islas Canarias.

Puntuales, a las 11.45 horas, don Felipe y doña Letizia llegaron a la confluencia de las calles Cano y Torres para iniciar un paseo de cien metros hasta la entrada del museo. Acompañados por la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, el rey saludó primero con el codo al presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, y luego al resto de las autoridades, formadas en linea, con mascarillas y con metro y medio de separación.

Al otro lado de la calle y en la bajada de Malteses esperaban varias decenas de personas, que aplaudieron a los monarcas y les animaron a acercarse para saludarlos. José Juan Díaz Luján vino desde Telde para ver por primera vez a estos Reyes -como había hecho antes con Juan Carlos I- y a comunicarles desde la valla que ayer era su cumpleaños. Según explicó después, la reina le escuchó desde lejos y ambos le felicitaron. Otro de los espectadores consiguió esquivar a los guardaespaldas y chocó su codo con el rey.

Aunque desde la Casa Real se había advertido que en este viaje no habría declaraciones, pues "el mensaje es su presencia", el rey se detuvo unos segundos ante los periodistas para comentar las razones de su visita. El problema fue transcribir luego sus palabras, pues no todas se entendieron a través de la mascarilla. Vino a decir que su intención es dar ánimos en la tarea de la reconstrucción del país. Después de Canarias, lo hará en otras comunidades autónomas.

Luego, en el libro de firmas del museo, sí dejó escrito para la posteridad el motivo por el que decidió iniciar su periplo por toda España en la casa de Pérez Galdós: "En un momento tan especial y simbólico en el que viajamos por primera vez fuera de Madrid tras decaer el decreto de Alarma por la pandemia de la Covid-19 venimos a Canarias y queremos compartir con todos el importante aniversario de nuestro gran Benito Pérez Galdós. Su centenario merece toda la atención posible y la difusión de su ingente obra. Nos sumamos a ello y saludamos a todos los canarios con el ánimo de encarar la recuperación por las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. Felicidades con todo nuestro afecto".

"Les ha interesado todo", explicó Victoria Galván, la directora de la Casa-Museo y experta en la obra de Galdós. Ya desde el inicio de la visita, precisó, doña Letizia le preguntó por la escultura del escritor situada en la planta baja, realizada por su amigo Victorio Macho. La reina sabía que existe otra del mismo autor en el Parque del Retiro de Madrid. La escultura que está en la Casa-Museo es posterior a aquella y la última que se realizó del genio literario.

Tras interesarse por la faceta teatral y por los dibujos y pinturas de Pérez Galdós, a don Felipe le llamaron la atención los murciélagos que están en el mueble-librería de la sala de San Quintín, así como el mobiliario de la habitación en la que falleció el escritor, recuperados en la casa de la calle Hilarión Eslava, en el barrio de Argüelles de Madrid.

Y sobre todo se quedó observando una silla a los pies de la cama, la cuna en forma de arcón y el célebre cuadro de Sorolla, "que siempre llama la atención a los visitantes porque es la figura que aparecía en los billetes verdes de 1.000 pesetas", relató la directora.

Victoria Galván consideró que la visita de los monarcas en un momento tan espacial para el país no solo supone "un espaldarazo" para el propio museo, poco conocido para el gran público, sino para la imagen cultural y turística de Gran Canaria. "Es la primera vez que vienen unos reyes a la casa y es un apoyo muy importante; este martes se reabren los seis museos del Cabildo y ha coincidido con esta visita, es una sorpresa muy grata por su presencia y por la publicidad que eso supone, pues están aquí todos los medios de comunicación", apuntó.

Por prevención sanitaria, los monarcas realizaron el recorrido con un pequeño grupo de representantes políticos. Además de la ministra Darias y el presidente Torres, estuvieron acompañados por el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales; el alcalde de la ciudad, Augusto Hidalgo; el presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos; el delegado del Gobierno central en las Islas, Anselmo Pestana; y la consejera insular de Cultura, Guacimara Medina.

Tras escuchar durante unos minutos a un dúo de cuerda de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, posaron junto a la escultura de Victorio Macho y luego subieron a las habitaciones que contienen el patrimonio que dejó el escritor, "como el salón de estar de San Quintín, cuyos muebles fueron trasladados a la capital grancanaria y situados en la misma disposición, tanto el escritorio en el que trabajaba como los sillones en los que mantenía sus tertulias, así como sus vitrinas y el resto de enseres, además de la maqueta de un barco que le regaló la cofradía de San Telmo y que en Santander tenía colgada ante la ventana, tal vez para que al abrir los hermosos ventanales simulara que navegaba", según explicaron los directivos del museo.

Mientras duró la visita, decenas de personas permanecieron en la calles Cano y Malteses para verlos salir hacia su siguiente cita, un paseo por la playa de Las Canteras. Bernabé de la Fe, natural de Moya y ahora vecino de la capital "por circunstancias, confesó que se acercó al barrio de Triana porque no había visto nunca a don Felipe y a doña Letizia. Por su edad, sí tuvo oportunidad de asistir como espectador a las visitas del rey emérito y "hasta a los viajes de Franquito a la Isla", aseguró entre risas.

Dos señoras comentaban que si los monarcas tienen alguna preocupación por los problemas de la Casa Real -en referencia a las noticias sobre los gastos de su luna de miel o las investigaciones de la Fiscalía sobre las cuentas en Suiza de Juan Carlos I- "no se les nota nada en cara, pues bien guapos y alegres que parecen". "La procesión se lleva por dentro", les corrigió otra señora.

Entre el público y los fotógrafos que esperaban la salida de los Reyes se incrustó Antonio José Rodríguez García. Como iba vestido con un chandal y una mascarilla del Betis, más un balón de fútbol en la mano, los guardaespaldas no le quitaron ojo. "Será un friki", bromeó otro de los curiosos. Pero no, el hombre sabía bien a lo que iba y lo consiguió. Cuando don Felipe ya enfilaba hacia el coche, le hizo gestos para que le firmara la pelota. Tras titubear unos segundos, probablemente pensando que no debía tocar el rotulador para evitar un posible contagio, por fin se decidió y le estampó una rúbrica en el balón. Y se volvió a oír su voz a través de la mascarilla, esta vez de forma muy clara: "No tengo costumbre de firmar en un balón".

Con el séquito real ya camino de Las Canteras, Antonio Rodríguez explicó que es el presidente de la Peña Bética de Gran Canaria, creada hace un año en la Isla, y que su idea es que el balón se subaste para conseguir fondo, aunque tampoco descartó que acabe en el museo del club sevillano, pues no todos los días se consigue una firma tan prestigiosa. "Ahora solo hace que equipo tenga tanto suerte como yo con el rey y gane algún partido; y para eso tenemos ahora un entrenador grancanario, Alexis Trujillo".

En pocos minutos ya no quedó nadie en la calle Cano y se volvieron a desplegar las terrazas de las cafeterías. Las empleadas de la Casa-Museo estaban eufóricas y esperan que la visita de los Reyes ponga a ese centro en el mapa de la cultura nacional e internacional. La casa natal de Pérez Galdós ha pasado por infinidad de circunstancias en el último siglo y medio, especialmente en el franquismo por el rechazo de la iglesia al escritor.

Pese a su excelente ubicación, en el corazón del barrio de Triana-Vegueta, y a las riquezas que atesora, es un museo desconocido incluso para muchos grancanarios. "Yo no he entrado nunca, pero me lo voy a apuntar", reconoció uno de los jóvenes del público. El Cabildo le ha dado un impulso, incluso se ha utilizado en los dos últimos años para acoger el cóctel de Navidad de la corporación. A partir de ahora es también el lugar donde estuvo el rey de España y firmó un balón del Betis.

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