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Un cribado para el PSOE de Arona

Dudas en la Ejecutiva Federal de los socialistas sobre la gestión del alcalde, que no ha recibido aún un respaldo público de los máximos órganos de dirección del partido

Una compleja encrucijada. Y una salida, sea cual sea, traumática y desgarradora. El PSOE de Arona se despelleja y desgarra apenas un año después de las elecciones municipales de las que salió triunfante, con una mayoría absoluta holgada y confortable En otras circunstancias, votos y concejales incuestionables para transitar por un mandato sosegado. En las de ahora, un infierno. El alcalde socialista José Julián Mena está cuestionado por la mitad de su grupo municipal. Le reprochan las malas compañías en un municipio que prepara un plan de ordenación. Empresarios e inversores se destapan y denuncian chantajes urbanísticos. El Gobierno del Ayuntamiento en el aire. Y la Ejecutiva Federal del PSOE con dudas. Malo para Mena.

Errores no forzados de un alcalde, que desencadenó una tormenta de alto voltaje político, urbanístico y económico después de anunciar la destitución del concejal de Urbanismo, Luis García, el 22 de junio. Por pérdida de confianza, explicó. Y eso se entiende. Pero hubo más. Más motivos. Según un comunicado oficial emitido desde la Alcaldía, por las dudas tras "el conocimiento" de una "serie de actuaciones" incompatibles" con un "buen hacer" municipal. ¿Cuáles son esas actuaciones sospechosas? Dos semanas después de la destitución, Mena ni las ha trasladado a la opinión pública, ni al juez ni al fiscal. Se las ha guardado para sí. Hoy tiene prevista una comparecencia pública.

El concejal de Urbanismo destituido no estaba solo. Al menos seis compañeros del equipo de Gobierno le arropan desde su cese. Y la mayoría de los funcionarios municipales del departamento desde el que se controla la ordenación del territorio, las licencias y la edificación. El 1 de julio Luis García traslada a la Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife documentación, archivos y testimonios de inversores en lo que se entiende como la organización de una presunta trama dedicada a la extorsión urbanística en Arona vinculada al abogado Felipe Campos y Nicolás Jorge, cargo de confianza y asesor de Mena, investigado por prevaricación y malversación de caudales públicos.

El enredo coge velocidad, y lo más grave, la intriga de coacciones, amaños y traiciones extiende una mancha sospechosa más allá del término municipal de Arona. Los trapos sucios dejan de lavarse en casa. Interviene el secretario insular del PSOE y presidente del Cabildo, Pedro Martín. Media el secretario general del PSOE de Canarias y presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres. Se reúnen con unos, con otros. Con el alcalde y los concejales. Los afines y los rebeldes. Juntos y por separado. Nada. No hay forma de volver a casar las piezas de un puzzle. Imposible. No hay nada que hacer.

El caso se traslada a Madrid. A la ejecutiva federal del Partido Socialista. No es un asunto menor. Arona es el quinto municipio de Canarias. 79.448 habitantes. Con el porcentaje de desempleo, antes de la crisis del covid, del 18%, uno de los más bajo de las Islas, un paraíso vacacional, que atrae al año más turistas que Cuba, con miles de millones de euros pendientes de inversión y un plan de ordenación por desarrollar. ¿Qué es lo que está pasando? Un carajal de mil demonios desatados en un año de éxitos, después de que el PSOE asumiera más poder que nunca: la presidencia del Gobierno regional, las alcaldías de los principales municipios y cinco de los siete cabildos, con un Ejecutivo central alineado. Un follón, del que no se sabe ni cuando, ni cómo acabará ni de las consecuencias que arrastrará.

El secretario ejecutivo de Coordinación Territorial de la Ejecutiva Federal del PSOE se traslada a Tenerife. Se instala en el Anthelia Park de Playas de las Américas, donde se reserva una sala. A su lado, el secretario de organización del PSOE de Canarias, Jorge González, y su homóloga insular, Josefa Mesa. Y una pregunta -"¿cuál sería para ti la solución?"- que se traslada a los 14 concejales del grupo municipal socialista de Arona. 14 concejales de 25 que conforman la corporación municipal. Esos son los números, pero a veces las cifras llevan a engaño. Cerdán, con amabilidad, escucha. "Un señor", opinan los concejales, que pasan uno por uno a dar su versión.

Si algo tiene claro el coordinador territorial de la ejecutiva federal del PSOE es que no tiene claro cómo arreglar el desaguisado. O sí. Lo que tiene claro es que el roto en la organización requiere destreza, paciencia e hilo fino. Y aun así es complicado restañar las heridas y recuperar el tejido quemado del socialismo en el sur de Tenerife. Que los máximos órganos de dirección del partido en la isla, en la provincia, en la región y en España no hayan tomado aún una decisión no es bueno para Mena. La cultura del partido, la idiosincrasia de la propia organización política, reproduce automatismos. Algunos son sencillos y simples. Si el alcalde, cualquier alcalde, es atacado se le protege, si se le cuestiona se le arropa, si se le desafía no se toleran chantajes. Y si todavía el partido no ha puesto a cubierto al alcalde de Arona es como para que José Julián Mena se preocupe.

Todas las opciones están abiertas, dicen en el PSOE. Y si ese así Mena está haciendo de funambulista. Tiene vértigo y si mira abajo no hay malla de protección. Desde el suelo hay quien espera que se caiga y se pegue un trompazo. Cada día que transcurre, con esta incertidumbre, es un mal día para él. Si le piden que se vaya malo, si continúa peor. No hacer nada tampoco es un buen consejo. Si al principio bastaba con desprenderse de Nicolás Jorge y cerrar la puerta de la Alcaldía a Felipe Campos, ahora ya no. La siguiente opción, que se fueran Luis García y José Julián Mena, pasó como un suspiro. Ahora de lo que se trata es de elegir qué miembro amputar. Para salvar el cuerpo íntegro, el grupo municipal al completo, ya no hay tiempo. Pasó. O los concejales rebeldes o los fieles a Mena. No hay boda por conveniencia.

Protocolo

Ferraz se prepara para un triaje, un cribado, el protocolo de intervención en las urgencias sanitarias que selecciona y clasifica a los pacientes en función de la gravedad del estado tras producirse un desastre. En esta técnica impera el concepto de que lo urgente no siempre es grave y lo grave no es siempre urgente. La ejecutiva federal del PSOE se ha dado tiempo para intervenir. Al menos dos semanas, nunca para después del verano, para ver como salva la organización en Arona. Como se rescata del naufragio al Ayuntamiento y al partido, presidido por Agustín Marichal, inversor con intereses turísticos en la zona, que en este combate tiene claro en qué lado pelea: "estoy al cien por cien con el alcalde Mena".

Marichal lo tiene claro. Es el que lo tiene más claro. No solo es una cuestión política. En Arona la política es mucho más que una aburrida, simple y burocrática gestión municipal. El urbanismo en el sur de Tenerife es tan atractivo como el sexo y tan adictivo como el dinero. Quema como el fuego. Poderoso como un rey absoluto y complejo como un logaritmo neperiano.

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