La creación de dos lineas ferroviarias en Canarias con fondos del Plan de Recuperación de la Unión Europea para paliar los efectos de la pandemia de la Covid-19 será también un banco de pruebas para la introducción de las energías limpias en el transporte de pasajeros, pues el tren de Gran Canaria funcionará exclusivamente con los generadores de su propia planta eólica y el de Tenerife prevé hacerlo con fuentes fotovoltaicas.

El proyecto conjunto que el Gobierno de Canarias presentará al Estado y a Bruselas para intentar que la UE aporte los 3.860 millones de euros que cuestan los ferrocarriles isleños está prácticamente adaptado a los últimos requisitos comunitarios sobre cambio climático y movilidad sostenible, según adelantaron ayer los responsables de obras públicas de ambos cabildos.

De hecho, la primera adjudicación de la obra que realizará el Cabildo de Gran Canaria será la del parque eólico, que estará situado en las cercanías del Polígono de Arinaga, y que generará toda la energía necesaria, según explicó el consejero insular de Obras Públicas y Transportes, Miguel Ángel Pérez, quien resaltó que la linea ferroviaria solo consumirá en las horas puntas el 70% o el 75% de producción eléctrica, por lo que el resto se verterá a la red y permitirá sufragar una parte de los gastos de mantenimiento.

Hace tres semanas se inició el procedimiento para la creación de ese parque eólico, aún pendiente de la expropiación de los terrenos, de cara a que se pueda realizar la licitación en el año 2021. A continuación, o en paralelo, se prepararán los pliegos de la primera fase de la obra, entre las estaciones de San Telmo y el Aeropuerto de Gando.

Tras recordar que el proyecto técnico está desarrollado en un 97% -solo pendiente de cerrar unas modificaciones a la altura de parque San Telmo-, Pérez resaltó que "se han seguido todos los criterios del acuerdo de la UE con el Gobierno de España sobre transición ecológica, movilidad sostenible, modernización y digitalización del transporte". A su juicio, Gran Canaria "no puede seguir con el actual modelo de construcción de carreteras, pues está comprobado que la ampliación de las vías no reduce el número de coches en la calle y el volumen de tráfico es exagerado, con una de las ratios más altas de España".

La autovía GC-1 de la capital al Sur, por ejemplo, soporta 150.000 vehículos al día, e incluso durante el confinamiento "hubo un movimiento brutal de coches".

"El tren -apuntó Pérez- supone una reducción de emisiones de Co2 respecto a otros medios de transporte como el coche o la guagua; es más sostenible por la mayor capacidad de ocupación de pasajeros por kilómetro, unos 200 viajeros; se construye con materiales de alta durabilidad, por lo que el coste de mantenimiento de la vía en placa es prácticamente ninguno en los próximos 100 años; el impacto es mínimo en suelos agrícolas y habrá paneles solares en todas las estaciones".

El proyecto de Gran Canaria, reiteró Pérez, que estos días ejerce de presidente en funciones del Cabildo, no solo tendrá su propia planta eólica de autoconsumo, sino que cumple todos los requisitos que establece el Plan de Recuperación tras la pandemia y los mecanismos que Europa ya había planteado previamente para la construcción de nuevos ferrocarriles en el periodo 2020-2030.

En Tenerife se ha proyectado un ferrocarril alimentado por energía solar, primero a través de las empresas del ITER dedicadas a la producción fotovoltaica, según explicó el consejero insular de Carreteras, Movilidad e Innovación, Enrique Arriaga, tras el acuerdo alcanzado el lunes con Sebastián Franquis, responsable de Obras Públicas del Gobierno de Canarias.

"También estamos pendientes de poner en marcha una gran planta fotovoltaica de acumulación, de unos 350 megavatios, y en su momento se decidirá si se suministra directamente al tren o se inyecta a la red; se puede hacer porque el Cabildo de Tenerife está produciendo un 15% de la energía total de la isla con fuentes renovables", recordó.

Arriaga anunció ayer que las primeras obras que comenzarán a ejecutarse del entramado de infraestructuras necesarias para poner en marcha el tren del Sur será el intercambiador de Los Cristianos, en Arona, una instalación que funcionará como estación de guaguas y también como terminal de la red ferroviaria. "El Cabildo iba a llevar a cabo esta obra con fondos propios, aunque desarrollando solo la parte dedicada a las guaguas, ahora se realizará con la financiación que venga de Bruselas y se incluirá la estación de tren", detalló.

Arriaga señaló que el proyecto de este intercambiador está ya terminado, por lo que las obras podrían licitarse a partir del mes de enero, cuando la Unión Europea decida el reparto de los fondos.

Asimismo, expresó que de los 80 kilómetros de viario que tendrá el futuro tren del Sur, los primeros que podrán ejecutarse serán los que se encuentran en el tramo entre San Isidro y Adeje, ya que su proyecto también está finalizado. Aunque el equipo de gobierno en el Cabildo había anunciado que para ellos el tren del Sur no era una prioridad "sí apostábamos por poner en marcha este tramo, porque es el que mayor uso tendría por parte de la población", ya que conectará las zonas más turísticas de estos municipios con "los núcleos donde residen muchos de sus trabajadores".

Una vez finalicen los trabajos de este tramo, se pondría en marcha el viario que uniría San Isidro con Santa Cruz de Tenerife. "Se trata de una obra que puede a su vez ser dividida en fases, algo que dependerá de cómo sea el reparto de los fondos europeos", explicó.

Por último, la ampliación de la Línea 1 del tranvía hasta el aeropuerto de Los Rodeos será la que se desarrolle a más largo plazo. Arriaga indicó que el proyecto todavía no está concluido, ya que primero se debe determinar entre las tres opciones de trazado.