Cruz Roja empezó ayer a trasladar a migrantes a un complejo de apartamentos en el sur de la Isla y su intención es mantener esa misma dinámica hasta final de año y replicarla, además, en el resto de islas donde la presión por la llegada de pateras y cayucos, la falta de centros de acogida y los protocolos ante la Covid-19 no posibilita otras alternativas. Son en total 296 personas, 160 de ellos una parte de las que desde el viernes dormían bajo carpas y sobre el suelo en el muelle de Arguineguín, y el resto proceden bien del terreno de lucha de Arinaga, habilitado hace unas semanas como alojamiento, o bien de las residencias escolares de Guía y Gáldar o de las infraestructuras de ocio y deporte que Las Palmas de Gran Canaria había cedido a la Delegación del Gobierno en El Batán y La Isleta.

Todas estas instalaciones deben con el inicio del curso escolar recuperar su actividad habitual. La intención de Cruz Roja, asegura José Javier Sánchez Espinosa, subdirector de inclusión social, es dejarlas libres en los próximos días a medida que son realojados en otras instalaciones o Madrid dé permiso para trasladarlos a la Península, a centros de acogida de la ONG con gran capacidad -este fin de semana saldrán 50 y otros tantos en la próxima semana si llega la autorización-. "No son las cifras que quisiéramos", admite Sánchez, que asegura que la obsesión de la organización en Gran Canaria en estos momentos es que los inmigrantes que permanecen en el muelle de Arguineguín no sigan ahí y desmontar las carpas. "Estamos en una búsqueda continua de recursos desde l 15 de septiembre del año pasado que empezaron a llegar cayucos". Desde entonces "hemos dado acogida a 3.790 y nadie se ha quedado en la calle".

La opción de los hoteles o apartamentos, como es el caso del seleccionado en San Bartolomé de Tirajana, no se contempló hasta que la pandemia llegó para complicar un trabajo que ya lo era.

Todos los inmigrantes a su llegada pasan por un férreo control médico que incluye la realización de una PCR para detectar sin hay contagiados con el coronavirus y una cuarentena no sólo los que dan positivo -a esos se les aparta-, como a los que no, como elemento de prevención. Es decir, el modelo de acogida que se tenía ya no vale.

Ya no se puede tener como hasta ahora a 8 o 10 personas en dormitorios compartidos con baños comunes. Hay que extremar la seguridad ante el virus y ello ha obligado a la ONG a "un cambio radical, porque inevitablemente tenemos que tender al 'modelo hotel': habitaciones pequeñas con baños".

Meses atrás se había echado mano de hostales pequeños en Las Palmas de Gran Canaria, pero ahora, con el actual volumen de migrantes y las obligaciones del protocolo sanitario, "se necesitarían 10 hoteles en 10 sitios distintos". Algo impracticable. De ahí la opción de un complejo como el alquilado en el sur, donde, por otro lado, ni quienes están ahí están de vacaciones ni disfrutan de los servicios habituales de unas instalaciones hoteleras. Ni toman el sol en tumbonas ni usan la piscina, por otra parte vallada como medida de seguridad. No son ciertas pues las imágenes de africanos divirtiéndose en el agua que en el día de ayer circularon por las redes sociales haciéndolas pasar por los migrantes que habían sido trasladados.

Y es que no han faltado las críticas a la decisión de la Delegación del Gobierno, empezando por la alcaldesa Conchi Narváez (PSOE) que entiende que esta zona turística "no es un lugar idóneo para llevar a los inmigrantes". Cree que hay "otros espacios de titularidad estatal que se podrían usar para ello" y precisa que viendo la "grave situación actual otras administraciones deben dotar mayores recursos". Lo mismo opina la concejala de Ciudadanos en el municipio, Inés Rodríguez, que insta a la Delegación del Gobierno a que rectifique.

Esta replica que "el pueblo canario es solidario y no debería chocar ver a migrantes acogidos en espacios así, que están vacíos, y además genera actividad económica y empleo".

"Por seguridad, como medida de prevención del Covid necesitamos hoteles de mayor volumen que los que utilizábamos hasta ahora, en los que haya garantías de que pueden pasar la cuarentena", explica el portavoz de la ONG. Esta se hace además por grupos, manteniendo juntos siempre a los que llegaron en una misma patera o cayucos y evitando que entren en contacto lo de unos con los de otra". Se facilita también así la salida de las cuarentenas y su traslado a otros alojamientos.

El propio muelle de Arguineguín esta compartimentado en función de los grupos de llegada. Allí quedan 171 personas, y solo se ha detectado un positivo.

Ante esta nueva necesidad la subdelegada del Gobierno en Las Palmas, Teresa Mayans, lanzó hace días una llamada a los empresarios hoteleros. Y no solo por los rigores del Covid, también por la falta de respuesta de Defensa a la solicitud de Canarias para que ceda cuarteles en desuso.

"Hemos tocado muchas puertas y la mayoría de las veces nos han dicho que no y en otras ocasiones las condiciones eran inasumibles, como garantías de pago de tres meses por adelantado o un mínimo de personas", señala el subdirector de inclusión social de Cruz Roja que recuerda que la financiación de la ONG llega de la Secretaría de Estado de Migraciones.

Estos apartamentos en Gran Canaria les ha dado cierto respiro, "pero seguimos buscando; no sabemos qué puede pasar mañana", apunta sin dar por descartado el remanente de 200 plazas libres de se propuso la ONG hace un año, cuando empezaba a reactivarse la ruta de Canarias desde el norte de África.