El magistrado que tutelaba el Centro de Internamiento de Extranjeros de Gran Canaria, Arcadio Díaz Tejera, y la alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, denuncian una trama de silencio de las instituciones del Estado para no responder con urgencia a la situación de quienes duermen al raso y bajo carpas en el muelle de Arguineguín desde hace 15 días. Ayer eran 322, el día anterior la cifra alcanzó las 441. Ese silencio solo tiene un objetivo: "que sean los canarios quienes resuelvan el problema". "No es un problema canario, es de todo el continente; lo que resuena en el Archipiélago es un atronador silencio de tantos y tantos representantes de la población, diputados y senadores, que han jurado o prometido la Constitución, pero han permitido que estas personas lleven dos semanas en estas condiciones", señalaron.

Mogán agotará la vía institucional y presionará "hasta que Madrid reaccione a esta vulneración de derechos humanos", insistió una vez más la alcaldesa Bueno.

Durante la jornada de ayer, el magistrado titular del Juzgado número 8 de Las Palmas de Gran Canaria y la regidora visitaron el campamento que Cruz Roja levantó hace ya dos semanas en el muelle para acoger a las personas llegadas en pateras a la Isla mientras pasan la cuarentena obligatoria por el coronavirus. Un espacio donde los migrantes continúan hacinados a la espera de que el Gobierno central habilite espacios públicos para darles una acogida digna.

"Existen instalaciones en Canarias y en España" que tienen las condiciones adecuadas para albergar a los migrantes, destacó Tejera, "que nadie tenga la tentación de pensar que es un asunto que se circunscribe solamente al Archipiélago; esto nos concierne a todos y nadie puede esconderse en el discurso de que no es su competencia". "Estas no son las condiciones que requiere un miembro de la especie humana", manifestó el también exsenador del PSOE.

Por ello, apeló a la "solidaridad territorial" no solo del resto del territorio nacional, sino también de Europa, ya que es el destino final de muchas de las personas que llegan al Archipiélago, y del resto de islas. "Nos concierne a todos los canarios; no valen las rivalidades cuando hablamos de derechos humanos".

Desde hace hoy 15 días la situación no ha cambiado en absoluto. Una jornada más el calor no dio tregua, el termómetro superó los 30 grados en Arguineguín y los migrantes ya no saben dónde encontrar una sombra que les aporte algo de fresco más allá del baño que se toman en una ducha instalada por Cruz Roja para refrescarse. De hecho, según informaron fuentes municipales, efectivos de Protección Civil de Mogán trasladaron el miércoles a miembros del Servicio de Urgencias Canario del centro de Salud de Maspalomas hasta el campamento para atender a varias personas afectadas por golpes de calor.

Bueno, emocionada

Los días y las noches ya son iguales. Allí pasan las horas sobre una manta facilitada por Cruz Roja los hombres, mientras que las siete mujeres y los tres niños lo hacen sobre pequeñas colchonetas hinchables de playa. Y entre ellos, una mujer embarazada que debe soportar la dureza de este trámite, aunque está bien atendida.

Así, en el campamento que componen las doce y tiendas habilitadas por la ONG y dos más del Ejército de Tierra, ven pasar las horas sin hacer nada más allá que pequeños corrillos para conversar entre ellos. No pueden siquiera disponer de un papel y un bolígrafo para escribir, ya que la organización humanitaria no puede interactuar con ellos.

La situación es tal, que la propia alcaldesa, Onalia Bueno, no pudo contener ayer las lágrimas al referirse a ellos minutos después de conversar con un grupo que le trasladó su desesperación y su intención de marcharse a otros países europeos como Francia, ya que muchos son francófonos al provenir de países que fueron antiguas colonias francesas. "Es difícil cuando una pasa por el muelle y ve en qué situación están, son seres humanos y deben obtener una respuesta rápida por parte de los superiores políticos", señaló, para describir después esta situación como una "calamidad humanitaria". "Como representante política me siento frustrada e impotente por no canalizar con mayor diligencia este drama social", añadió. La alcaldesa se emocionó cuando hizo alusión a las mujeres y los niños. "Ellos son los más vulnerables y debieron haberlos llevado directamente a un espacio de mayor calidad y dignidad", resaltó Bueno.

La regidora destacó que los migrantes solo le preguntan cuándo podrán tomar la guagua para ir a la "gran España", en relación a las ciudades de Madrid y Barcelona, ya que desconocen que el resto del territorio nacional está alejado de Canarias, y tuvo que explicarles que la solución era viajar a bordo de un avión.

Por su parte, a su salida del campamento, el magistrado Arcadio Díaz Tejera insistió en que la situación en que están los migrantes es "intolerable y vergonzosa" y recordó que es esta crisis migratoria se avecinaba desde hacía tiempo pero las instituciones hicieron caso omiso en vez de estar preparadas. "Llevamos once meses avisando a través de autos y de forma verbal de que la situación se veía venir desde que se cerró la ruta migratoria mediterránea y se intensificó el uso de la atlántica", aseveró. El magistrado señaló que durante todo este tiempo había avisado de que hay establecimientos públicos vacíos o infrautilizados "pero ahora, de pronto, es cuando muchos empiezan a descubrirlo".

Díaz Tejera aseguró no comprender, por ejemplo, por qué el Ayuntamiento de Agüimes puso palos en las ruedas al campamento que Cruz Roja levantaba en julio en Arinaga con capacidad para 900 personas y que tuvo que desmontar. "Es verdad que hay viento, sol y una depuradora en Arinaga, como también lo saben quienes viven allí", manifestó, "pero ese campamento podría habernos ahorrado esta situación que es intolerable y una vergüenza". "Tenemos que ser solidarios con la gente que está aquí", añadió.

En su intervención, el magistrado recordó que la crisis migratoria de 2006 que trajo a Canarias 31.678 personas se solucionó con un viaje del desaparecido Alfredo Pérez Rubalcaba por los países de origen de estas personas en el marco de los convenios de segundas generaciones con el objetivo de establecer acuerdos bilaterales para sellar fronteras y financiar proyectos de desarrollo en aquellas regiones de donde procedían los migrantes.

A su juicio, "ahora no queda más remedio" que reeditar esa fórmula para estimular a los países de origen de la personas que buscan nuevas oportunidades en sus vidas. Así, remarcó que el futuro de los seres humanos "pasa por ser solidario o no será". El juez insistió en que si cada uno hace lo que está en su mano, esta situación se podría solventar sin la presencia de ningún ministro, solo hace falta voluntad. "Si Escrivá viene a hablarnos sobre presión fiscal, le escucharemos porque fue presidente de la Autoridad Fiscal, pero si alguien espera que venga a decirnos algo sobre inmigración, yo le diría que no, que se siente y coja apuntes".

Sobre la utilización de hoteles para alojar a los migrantes, Díaz Tejeda defendió que mejor usar esas instalaciones que dejar a las personas tiradas al sol.

La visita del magistrado y la alcaldesa de Mogán al campamento se produjo al tiempo que ayer el flujo en la llegada de embarcaciones a las Islas se ralentizó con respecto a días anteriores. A media tarde Salvamento Marítimo localizaba un cayuco con 31 varones a bordo al sur de Tenerife; en las 48 horas anteriores arribaron 343 personas en 12 pateras y cayucos.

Solo la visita de Bueno y Díaz Tejera ha alterado la normalidad en un muelle que durante 15 días ha sido el ejemplo de la falta de coordinación entre instituciones para disponer de los recursos necesarios para atender a estas personas.

Y es que la vida en el campamento instalado en el muelle de Arguineguín pasa lenta. El reloj no camina y la desesperación aumenta cada día más en jornadas en las cuales el entretenimiento se reduce a charlar, cuando no a aburrirse bajo las carpas a la espera de que les llegue la comida. Tres al día, que contienen todo tipo de alimentos nutritivos y con menús adaptados para que no contengan elementos como el cerdo, dado que muchos de los desplazados no lo consumen por creencias religiosas.

Los días son iguales: se levantan y desayunan, se duchan, esperan el almuerzo y vuelven a tumbarse a aburrirse o dar pequeños paseos a lo largo del campamento para estirar las piernas. Eso sí, indican fuentes del campamento, todos desean que caiga la noche para que desaparezca el sol, bajen las temperaturas y puedan descansar antes de que amanezca y el sol vuelva a apretar con fuerza. Y vuelta a dormir en el suelo. Cada tres días, la organización humanitaria les provee de un lote con vestimenta limpia y durante todo el tiempo disponen de asistencia sanitaria para tratar, sobre todo, las erosiones que presentan en la piel provocadas por el sol durante la travesía en patera.

En la jornada de ayer, en una carpa instalada en medio del dique, los sanitarios, ataviados por el equipo de protección individual (EPI), realizaron las pruebas PCR a las más de 50 personas que el día anterior llegaron en distintas embarcaciones a las costas canarias para determinar si están contagiados o no por la Covid-19.

Al tiempo que los sanitarios ejercían su labor, operarios del servicio de limpieza del Ayuntamiento de Mogán, también vestidos con un traje de protección, procedieron a la desinfección de una parte del campamento. Estos trabajos fueron solicitados el miércoles por Cruz Roja al Consistorio, que en menos de 24 horas colaboró y atendió la solicitud.

A media tarde de ayer, de los 352 migrantes que había en el muelle, la Delegación del Gobierno trasladó a 24 personas a un establecimiento turístico situado en Maspalomas, y otros seis, que dieron positivo por Covid, al terrero de lucha de Arinaga. Atrás quedaron aún otras 322. A este traslado se sumó también el de otras 28 personas que esperaban en una nave industrial de Las Palmas de Gran Canaria. Estas personas se suman los 436 migrantes que han sido reubicados desde el pasado viernes en apartamentos del Sur y un hotel de la capital.