Ayer faltaron a la cita del PSC dos barones insulares fruto de las dos crisis que han salpicado al partido antes y después de las elecciones del 22 de mayo: Tenerife, que cuenta con una gestora, y El Hierro, que acaba de sufrir un desmantelamiento en toda regla de su ejecutiva insular, encabezada hasta hace unos días por Alpidio Armas. Sí estuvo presente el alcalde del Pinar, Juan Miguel Padrón, quizá en un intento por parte de la dirección socialista de demostrar que no todo está perdido en la isla del meridiano. Sin embargo la pregunta estaba en el ambiente: ¿Quién pondrá los carteles electorales en El Hierro?

José Miguel Pérez, Julio Cruz y el resto de la dirección socialista convocaron esta convención para darse ánimos mutuos ante las malas perspectivas que pintan para el PSOE en las elecciones generales. Los discursos se vertebraron en una misma dirección: no todo está perdido y en peores condiciones ha estado el partido en anteriores etapas.

López Aguilar dio en la clave y es que los socialistas tendrán que luchar denodadamente contra un enemigo mucho peor si no quieren que el PP arrase el 20-N y es el desencanto de los votantes progresistas, que pueden dar masivamente la espalda al PSOE.

Y el vicepresidente del Ejecutivo y líder socialista incidió en el único mensaje que le puede diferenciar del PP: las defensa de las políticas sociales y del impuesto del patrimonio con un dato revelador y es que con lo que se recaudase en Canarias por este impuesto se podría pagar el sueldo al doble de sustitutos docentes en las Islas.