César Muro Benayas cree que un soldado ha de ser un ciudadano modelo. A partir de ahí empieza a sumar. El nuevo teniente general del Mando de Canarias es un defensor de la profesionalización, adaptación y modernización del Ejército y considera que todos y cada uno de sus miembros deben tener presente en todo momento la premisa de que las Fuerzas Armadas se mueven por un impulso básico: la vocación de servicio. Son algunas de las características que este toledano considera irrenunciables para el presente y sobre todo el futuro de la institución militar en España.

El jefe del Mando de Canarias nació el 12 de febrero de 1952 en Talavera de la Reina (Toledo), es decir, en el centro de España. Pero su biografía vital y sobre todo militar le ha dotado de un amplio conocimiento de la realidad nacional, también de la periférica. Hay ejemplos sobrados de este hecho, sobre todo en los últimos seis años. A partir de 2005 comenzó a dirigir la Academia de Infantería de Toledo, en la columna vertebral del país y del Ejército, y de ahí fue destinado a Melilla en septiembre de 2008 con la categoría de comandante general. Ha confesado irse con nostalgia de ambos lugares. Ahora, tras estas experiencias, se encargará de la coordinación de las tropas terrestres en el extremo más al sur de Europa.

Pero su nuevo destino supone mucho más que un mero traslado, pues le otorga un asiento destacado dentro de la cúpula militar. Hay que tener en cuenta que el Mando de Canarias es uno de los cuatro estamentos de La Fuerza, tal como se la denomina en la jerga militar, y que se completa con la Fuerza Terrestre, el Cuartel General de Alta Disponibilidad y la Fuerza Logística Operativa. Alcanzado este lugar del camino es cuando se pueden abrir las posibilidades de entrar en la senda que conduce a ser jefe del Estado Mayor de alguno de los tres ejércitos (Tierra, Aire y Mar) o de la Defensa, la cúspide de la geografía militar. Su antecesor, José Ignacio Medina Cebrián, se encargará ahora de controlar la Fuerza Terrestre, cuyo cuartel general se localiza en Sevilla, desde donde se coordina la preparación de los contingentes en el extranjero y a casi tres cuartas partes de las tropas terrestres.

Pero a Muro Benayas ya se le puede considerar un elemento destacado dentro de la estructura del Ejército gracias a la carrera desarrollada desde su ingreso en la Academia Militar de Zaragoza en 1970. Aquel joven daría mucho de qué hablar y en su pechera habría de hacerse sitio para un buen número de condecoraciones, medallas y distintivos. La variedad y consistencia de su currículum es sencillamente apabullante. El undécimo teniente general jefe del Mando de Canarias desde que el puesto ostenta esta denominación desde 1988 tuvo distintos destinos en unidades ligeras, en especial paracaidistas, donde alternó el mando de estas unidades con destinos dentro de la categoría de Estado Mayor (ejerció el empleo de teniente coronel en la III Bandera Paracaidista y en el Estado mayor de la Brigada Paracaidista, por ejemplo). Su formación práctica se une a la teórica, pues posee todas las especialidades paracaidísticas nacionales y varias de ejércitos extranjeros, así como el diploma de Estado Mayor y de Alta Gestión de Recursos del Centro Superior de Estudios de la Defensa (Ceseden). Entre sus condiciones se cuentan la Cruz, Encomienda y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

El hombre que este lunes a la una de la tarde tomará posesión de su cargo en Canarias en la Capitanía de Santa Cruz de Tenerife sabe qué supone ser militar en España, pero también cuenta con amplia experiencia en el exterior. Así, el fundador de la Fuerza de Acción Rápida llevó las riendas de las primeras agrupaciones españolas destacadas en Bosnia-Herzegovina dentro de la Unprofor, es decir, la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas en la zona. En sus botas y en su traje también se ha adherido la arena del antiguo Sahara Español y el polvo del Kurdistán iraquí. Allí, en esos lugares, fraguó la idea de que un militar en el extranjero es un embajador de su país.

El perfil castrense de Muro Benayas incluye todas las aristas posibles, así que su visión de conjunto de lo que supone el Ejército está más que contrastada. A partir de 2005, tres años antes de su escala melillense, se convirtió en el director general de la Academia de Infantería de Toledo. Allí trató de inculcar los principios que brillan tanto o más en su persona como las medallas y el convencimiento de que el Ejército y cada uno de sus componentes tienen que estar preparados para un continuo proceso de aprendizaje y modernización si no quieren quedar descabalgados de un mundo cambiante.

Hay un momento, antes de su etapa al frente de la Academia de Infantería de Toledo, en el cual se produjo un contrapunto en su carrera. Con el grado de coronel mandó entre 2003 y 2008 a los integrantes de la Guardia Real en la Casa de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos. Así que el teniente general ha vivido el ejercicio de la profesión militar de alta graduación desde las más diversas funciones y ópticas y con este bagaje aterriza en las Islas, dispuesto a conocer palmo a palmo el terreno sobre el que pisará, y en este caso también el mar.

Esa visión panorámica y multidisciplinar que caracteriza al teniente general encontrará en el archipiélago nuevos elementos para ampliarse más aun. Según fuentes militares, el Mando de Canarias se caracteriza porque otorga la posibilidad de tener la sensación de dirigir un pequeño ejército en el que entran en juego varias unidades, al margen de que en muchos momentos existe una estrecha colaboración con el Mando Aéreo de Canarias, con base en Gando (Gran Canaria) o con los responsables de la Zona Marítima de Canarias.

A la una de la tarde del lunes, con un traje oficial de gala donde destacará su distintivo de teniente general, con los dos bastones cruzados y las tres estrellas doradas rematadas con una corona, abrirá una nueva etapa en su vida dando nombre al capitán general número 169 de la historia militar de Canarias. Será el nuevo Muro del Atlántico.