Los cinco consejeros que firmaron la moción de censura en el Cabildo de El Hierro están enrocados en la defensa de su decisión. La reunión que mantuvieron la tarde de ayer en Tenerife con el secretario de organización del PSC-PSOE, Julio Cruz, no sirvió, en principio, para convencerlos de que deben retractarse y respetar el acuerdo de Gobierno y estabilidad política, suscrito en junio entre los máximos responsables de CC y el PSOE.

El siguiente paso, pues, sería que la ejecutiva regional, en el encuentro que celebre hoy, abriera el melón de la expulsión iniciando un expediente disciplinario. Será la ejecutiva federal en Madrid la que decidirá, en último término, sobre su futuro en el partido.

En cualquier caso, apuntaron fuentes de la dirección regional, la directriz marcada desde Ferraz es no precipitarse y mantener las vías de diálogo abiertas el máximo de tiempo posible. El límite es el próximo viernes 9, un día antes de que se vote la moción presentada por los socialistas y el PP contra Belén Allende (AHI-CC). Con la certificación de que ya no pertenecen al PSOE adquirirían la condición de tránsfugas y la moción, por ley, se podría bloquear.

Al respecto, la portavoz de CC en el Congreso, Ana Oramas, fue ayer contundente al negar malestar entre los socios del Pacto y aseguró tener constancia de que todo el PSOE está volcado en evitar la censura. "El propio candidato Rubalcaba se ha implicado en ello, porque esta moción no tiene sentido ninguno, a dos meses de las elecciones generales".

En relación al posible efecto sobre el Pacto, Oramas aseguró que no hay alternativa posible al mantenimiento de la alianza CC y PSOE y descartó cualquier debate al respecto. "No tendría sentido que CC se planteara ahora aliarse con quien nos quiere echar de donde gobernamos".