- No deja de ser desagradable que la actualidad informativa impela a preguntar de entrada por un caso de presunta corrupción en relación con los servicios de hemodiálisis en una entrevista a todo un consejero de Sanidad en este momento de grave crisis y graves carencias.

- Pues sí, es desagradable llegar a la Consejería [al cargo] y que a los pocos días veas por la prensa este asunto. Lo que he intentado desde el principio es actuar con mesura, aplicando el sentido común y pensando sobre todo en los pacientes, garantizando el servicio de hemodiálisis. Y, bueno, ante todos los rumores, lo normal es lo que hicimos: revisar ese expediente. Y en medio, como se sabe, surgió un contencioso a raíz de las denuncias de una de las empresas que se presentaron al concurso. Yo pedí a la justicia que acelera sus procedimientos y, bueno, al final hemos anulado la adjudicación provisional y hemos retrotraído el concurso a su comienzo con otra mesa, que ha de convocarse, y con otras condiciones.

- ¿La anulación es porque ustedes han visto episodios concretos de presunta corrupción, identificables, o digamos, lo han hecho preventivamente a partir de defectos de forma o de procedimiento o lo que sea?

- No, no hemos visto nada, sé que mucha gente habla, todo el mundo opina, pero lo hemos anulado porque no estamos de acuerdo, y ahí coincidimos con el recurso presentado por una de las empresas que no ganaron, con las valoraciones de una parte de la oferta para una u otra de las que concurrían al concurso. Y eso es suficiente, a juicio de los servicios jurídicos, para anular.

- De haber visto algo supongo que lo habría llevado directamente a la justicia, ¿es así?

- Sí claro, pero no, no... Lo que sí hemos visto, ahora que continuamos revisando de cara al nuevo concurso, es que la parte económica del pliego es el diez por ciento, y entendemos que en estos momentos, lo primero es dar un servicio de calidad, pero también hay que buscar las economías posibles sobre todo en unos momentos en que se nos pide que revisemos a la baja los contratos en marcha.

- El recorte de Sanidad en Canarias ha sido del doce por ciento o por ahí este año, ¿no?

- En torno al once por ciento. Y, claro, del mismo modo en que se ha bajado el sueldo a los funcionarios se nos exige que recortemos los márgenes de esos contratos [de prestaciones de servicios sanitarios por terceros privados] entre un cuatro y un seis por ciento. Por eso hemos cambiado los criterios, y la parte económica tendrá como mínimo un peso del treinta por ciento. La razón central de anula es esa, aunque la gente no lo crea. Ahora bien, en paralelo está ese procedimiento judicial, eso que camine, y si en su curso la Consejería debe intervenir en algún sentido, claro que intervendrá.

- En realidad más trascendente que este caso concreto, formalmente reencaminado es la tendencia especulativa y peligrosa que se observa de prestación de servicios de salud por parte de empresas no especializadas, que concurren por la libertad de mercado. ¿No cree que hay que frenarlo?

- Sí esa tendencia existe y creo que hay que frenarla pero, con todo, quiero aclarar que el concurso anulado ya había sido objeto de concurso para gestión indirecta, era una renovación...

- Gestión indirecta que, en suma, es pseudoprivatización de facto, ¿o no lo ve usted así?

- Bueno, lo que digo es que no hay ahora más pseudoprivatizaciones, como dice, que las que había antes, no hemos ido a más a lo largo de esta legislatura [en que Coalición Canaria ha gobernado con el PP]. Respondo a lo primero, lo que sí entiendo es que en servicios muy especializados, que cuestan tanto dinero, tenemos que tener unas garantías técnicas, de profesionalidad y solvencia económica. Y es verdad que muchas empresas que no tiene esa solvencia técnica porque ni siquiera han estado en el sector sanitario la buscan contratando a un terceros que se las dé y montan empresas con las que concurren y ganan. Desde el punto de vista de la competitividad quizás esté bien, habría que buscar fórmulas para que se acredite solvencia real; además, aunque sea legal, a cuenta del libre mercado, la gente no lo entiende.

- No lo entiende y es alarmante. Si fueran importadores de coches que se ponen a plantar plátanos para cobrar la ayuda europea, puede fastidiar a los agricultores, pero no crea alarma social. ¿No considera que esto deteriora la Sanidad?

- Mire, los servicios sanitarios deben tener por razones obvias una serie de garantías reforzadas, e insisto en que debemos hallar fórmulas para limitar que empresas ajenas a la sanidad presten servicios sanitarios.

- En Canarias, y en toda España y Europa, parece que existe una tendencia a la privatización de la sanidad pública. Sin embargo, es curioso, porque estos años post Berlín han mostrado que la gestión pública moderna es eficaz y que la privada no es un sinónimo de eficiencia y eficacia, al menos no lo es necesariamente.

- En efecto la gestión pública hoy en día no es, ni tiene por qué ser, sinónimo de ineficacia e ineficiencia. Es cierto, con todo, que durante mucho tiempo, porque en efecto algunos sistemas estaban muy burocratizados, pero incluso sobre todo en los últimas décadas, se ha asociado la gestión pública a la ineficacia y la privada a la eficacia. Y no. No es así. Yo apuesto claramente por la sanidad pública. Y quiero decirlo claro. Porque además, todos los que tienen un problema de salud grave acaban en la sanidad pública. La sanidad privada les da una respuesta pero la tecnología de alta especialización está en la pública.

- Lo inquietante, además, es que la sanidad privada está ganado mucho dinero con lo público. Se están volviendo holdings. Unos lo hacen muy bien, generan valor, crean servicios, innovan, otros muchos no, son simples intermediarios del sistema público, ¿no lo ve así?

- Sí, están ganando mucho dinero sobre todo por la concertación que tienen con la pública, está claro.

- ¿Y no cree que el modo de que la sanidad privada concertada gana dinerales suele ser a costa de empeorar la calidad de los servicios que presta, que están tasados, que no puede dejar de prestarlos, salvo honrosas excepciones que obtienen los grandes márgenes de beneficios con las aseguradoras...?

- Ésa es una pregunta muy interesante. Vamos a ver, creo que hay servicios que podemos sacar por concesión a empresas privadas y otros que debemos de tenerlos dentro de la sanidad pública siempre. Entiendo que debemos mejorar la concertación para mejorar las listas de espera y siempre tendrá que hacer algo de concertación, en sanidad y educación, aunque Canarias no es de las que más tienen, al menos hasta que se reordene el sistema sanitario. Porque lo que es evidente es que todo esto, esta crisis, nos va a llevar a un reordenamiento del sistema, eso es impepinable. Y ahí entran muchas cosas, a todos los niveles, como es la reubicación de servicios: a lo mejor es mejor tener un punto comarcal bien dotado que un médico en cada esquina mal dotado. Hay que ir al máximo en eficiencia y eficacia.

- Sí, lo que pasa es que ese reordenamiento puede discurrir por direcciones diversas.

- Para mí debe ir a favor de la sanidad pública, aunque entiendo que hay cosas que tenemos que concertar. ¿Por qué? Porque para darle salida, en lo que nosotros montamos infraestructuras públicas, las construimos, las dotamos de medios y personal, va a pasar mucho tiempo para resolver un problema que tenemos que resolver ahora. Entonces, una cosa es la concertación con la privada para mejorar listas de espera que son de consultas de especialistas, de pruebas diagnósticas o de cirugía, y otra es la privatización de los servicios, que es algo totalmente distinto.

- Claro, pero la lógica de lo urgente lleva a consolidar unos servicios concertados cuyos costes podría ahorrarse la pública si los prestara ella misma. No ahora, pero sí en el futuro. ¿Dice usted que la concertación debería ser sólo temporal y no la antesala de la privatización?

- La sanidad concertada con la privada debe ser temporal y en un sentido claro. Es cierto que en un momento de crisis como éste si existe una sanidad privada que puede prestar unos servicios que nos hacen falta, porque son una necesidad real y podemos llegar a un acuerdo, pues muy bien. Pero eso no puede significar nunca desmontar la sanidad pública. En el futuro debe continuar la inversión en infraestructura sanitaria pública.

- Es su posición, porque la del PP, su socio de gobierno hasta antes de ayer y quizás pasado mañana, es privatizar la sanidad, privatizarla completa.

- Estoy totalmente en contra de esa privatización. Además, lo comentábamos, antes, la sanidad concertada está obligada a ofrecer unos estándares y todo el mundo se queja de que éstos son distintos en la privada concertada y en la pública. Claro, pero vayamos a lo de antes, ¿cómo gano yo más [en la concertada]? O tengo menos personal o ahorro en el aparataje y en ciertos consumibles. Pero dentro de los pliegos [de la concesión] va detallado tanto el aparataje, con la calidad que debe de llevar, como el precio por día de lo que tiene concertado, todo. Entonces se supone que ese precio día está en relación a lo que está exigido en el pliego y a lo que se da como servicio público [por la sanidad pública]. Así que, si estamos jugando con dinero público, donde estamos concertando tenemos que exigir la misma calidad y las mismas prestaciones que nosotros damos, y el mismo personal, la misma ratio de personal, porque ahora es distinto. Tendremos que tener el precio adecuado para que la sanidad privada concertada pueda sostener esos estándares, pero también tenemos que vigilar eso con inspecciones y controles. Ése es el gran problema que tenemos, que la gente entiende que se le trata mejor en el sistema público que en el concertado, pero nosotros entendemos que le estamos pagando a la sanidad privada concertada para que dé la misma calidad que el sistema público. La impresión que da es que no es así, pero también es verdad que los sistemas concertados van mejorando cada vez más. Con todo, la concertada en general lo está haciendo bien, claro que no lo es lo mismo unos servicios que otros, como la hospitalización de crónicos, que es donde la gente...

- ¿Y cuál sería su plan?

- Es más, creo que éste es el momento de sentarse en la mesa todos y hablar con claridad para dar una respuesta satisfactoria y equilibrada en sanidad, educación y servicios sociales Y me refiero a un acuerdo entre las autonomías y la Administración central, en el ámbito del Estado. Igual que se hizo un pacto por las pensiones, hay que hacer un pacto que garantice la continuidad y estabilidad del sistema público. ¿Por qué? Porque el sistema público es el que le da cobertura al cien por cien de la población; ésa es la gran clave, y no lo podemos olvidar.

- ¿En qué sentido sería ese pacto en materia sanitaria?

- En el sentido de que la sanidad pública ha de salir reforzada y no desmantelada. Y de corregir no sólo las desigualdades internas de los servicios de salud de cada autonomía, sino entre unas autonomías y otras, que las hay, pues la financiación es distinta. Hoy [por el pasado viernes] me ha llegado un informe del Consejo Económico y Social (CES) en el que denuncia la creciente desigualdad en el sistema sanitario español. Esto es una realidad. Manejamos de forma distintas los mismos problemas, en particular: el coste farmacéutico y las listas de espera, que son las dos piedras angulares. Y las carteras de servicios, que las pone el Estado, las tiene que controlar el Estado. Y financiarlas, no puedes ampliar la carteras sin fondos, por eso estamos con el actual déficit sanitario. Estamos en un momento muy delicado, de recortes, y no hay recorte posible sin recorte sanitario. Aquellos, como Cataluña, que no recortaron, ahora tiene un grave problema y van a tener que reajustarse. Es el momento de fijar reglas para todos, y que la financiación sanitaria para un gallego, un catalán y un canario sea la misma. Y, si me apura, Canarias tiene el hándicap de la insularidad, los servicios de referencia no abarcan a la misma población y territorio que en un territorio continuo. Ésa es una realidad objetiva. Cualquier empresario que esté en Canarias lo sabe, lo mismo sucede con el sistema público.

- Ustedes dicen que no han reducido servicios a pensar del recorte financiero del 11 por ciento. ¿Cómo se explica?

- Eso he intentado explicarlo muchas veces ya, pero no hay manera... Vamos a ver, han bajado 300 millones de euros y la gente piensa que necesariamente debe haber afectado a la calidad. No. De esos 300, ya 200 millones van contra el coste farmacéutico, por eso [los farmacéuticos] están preocupados, aunque será difícil alcanzarlos, y creo que podremos este año llegar a ahorrar por ahí 80 millones. Y los otros 100 se recortan del sistema en sí. ¿Cómo? Personal sólo hemos reducido un 2%, y un 35% va a gastos corrientes (agua, luz, teléfonos, limpieza, seguridad...): ahí estamos recortando de media un 6 por ciento la revisión de los contratos; claro, con sentido común, no vamos a disminuir la limpieza de quirófanos y paritorios, pero sí de las zonas administrativas. Y luego ahorrar en comprar centralizadas, porque todos sabemos que en torno a las compras de los grandes hospitales hay muchas cosas... Todo eso vamos a empezar a centralizarlo. Y luego en algunas prestaciones, por ejemplo, prótesis: no es lo mismo la que hay que ponerle a una persona de ochenta que a una de cuarenta, que tendrá una vida más larga. Pero eso no va contra la calidad de la primera.

- Lo curioso es que está usted hablando como quien comienza una legislatura cuando está en interinidad radical, nombrado por cuatro meses [risas]. ¿Cómo se lo toma? La Oposición dice que todo lo hace usted en clave electoralista.

- Sí, lo sé, pero no es cierto. Lo de la hemodiálisis no fue una decisión electoralista, me habría encantando llegar y no tenerlo sobre mi mesa. Ahora, soy candidato de Coalición Canaria al Cabildo, me viene muy bien la visibilidad que me da este cargo, y la aprovecharé, como todo el mundo. Pero el cargo me lo tomo como un reto y la gestión sanitaria, como si empezase la legislatura. Además, es el momento de tomar decisiones gordas, aunque haya tan corto plazo. Y tengo claro que después de mayo hay otros meses más y los presupuestos y las medidas tienen que garantizar el servicio a lo largo de todo 2011, que va a ser un año muy complicado.