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Pleno del Parlamento de Canarias | Las consecuencias de la crisis del Covid-19

A la realidad ni un segundo de respiro

El Plan de Reactivación sigue siendo un borrador y los proyectos de inversión deben atenerse a un amplio y preciso informe técnico, el plazo de presentación se abre el día 15 en Bruselas pero en Canarias no se sabe nada de nada

El consejero de Sanidad, Blas Trujillo, responde ayer a una pregunta de la oposición.

El Gobierno se ha decidido por una estrategia para los próximos meses, hasta que llegue el apogeo del apocalipsis y cambien de guionistas –los de ahora engordan muy rápido y serán los primeros devorados por los zombis macaronésicos–: no darle una oportunidad a la realidad, la muy guarra. Desde el Ejecutivo cada vez se emiten más señales de intranquilidad, y esa misma desazón tiende al cierre de filas, particularmente perceptible en los plenos parlamentarios, donde ya no solamente Nira Fierro agradece en el alma, al presidente Ángel Víctor Torres que se ocupe de este pobre país, en lugar de gobernar California. Manuel Marrero, diputado de Podemos y una de las escasas señorías que intentaba distinguir entre gobierno, partido y grupo parlamentario, habla ahora explícitamente en nombre del Ejecutivo para defender su política cultural –puede hacerlo: el viceconsejero Juan Márquez se ha puesto las pilas para una gestión de emergencia– como si fuera portavoz del gabinete. Pero es que, ahora mismo, da un poco igual. Este es un Gobierno cuya principal misión es simular que gobierna, cuando en realidad se limita a gestionar poquedades y limitaciones que pronto serán trincheras presupuestarias llenas de cadáveres políticos. Hace apenas 72 horas el vicepresidente y consejero de Hacienda, Román Rodríguez, exigía que el Ministerio de Trabajo prolongase los Expedientes de Regulación de Empleo Temporal como mínimo hasta después de Semana Santa. Ayer mismo, en coincidencia con el pleno parlamentario, se anunció que Trabajo los prolongaría hasta el 31 de enero y Rodríguez se mostró casi eufórico. Para ser franco los dirigentes de Ashotel también. Recuerdo que la pareja de asesinos de la novela A sangre fría le contaron a Truman Capote que sabían que terminarían por ahorcarlos, pero que cada aplazamiento legal les llenaba de una alegría insoportable. Cualquier margen temporal, en definitiva, significa un respiro para políticos, patronales empresariales y sindicatos. Lo menos tranquilizador es escuchar los comentarios alrededor de las negociaciones: estos, necesariamente, deberán ser la última extensión de los ERTE. El Gobierno central admitió ya a principios de septiembre que se había gastado en financiar ERTE los 21.325 millones de euros del fondo de ayudas de desempleo (el programa SURE) que se concederán a España. No menos de 9.000 millones extra supone estirarlos hasta el último día de enero. Apenas un cuatrimestre.

La realidad es un constructo mental para los consejeros y sus equipos. Este es un Gobierno idealista, no por sus ideales, que tiene muchos, tantos como corbatas y jalabolas, sino porque está convencido de que la única manera de sobrevivir es desmaterializándose en poemas en prosa, negando lo obvio con testarudez alicatada, anunciado incesantes medidas para que nadie se quede atrás, aunque precisamente en la trasera de la Cámara, por las noches, se pueda ver de nuevo, como hace una década, a personas hurgando en la basura de baretos y cafeterías. A cincuenta pasos de la Teobaldo Power dos fulanos se disputaron enfurecidamente los restos de un corneto y una bolsa de aros de cebolla en el contenedor de basura de una hamburguesería mientras la mayoría de sus señorías almorzaban en el callejón del Combate. Los del PP con las margas de camisa arremangadas: obreros del jamón de bellota y las gambas al ajillo.

A la realidad, maldita canalla, ni un segundo de respiro. Y el máximo ejemplo de esta convicción es el propio Ángel Víctor Torres. Dos ejemplos preocupantes. En el pleno anterior Vidina Espino, diputada de Ciudadanos, criticó al Gobierno utilizando datos que había solicitado y que se le habían entregado por vía oficial. El presidente Torres le afeó la conducta por utilizar datos erróneos. Espino aprovechó el pleno de ayer para señalar esta (digamos) contradicción, pero el presidente no se le ocurrió ni por un segundo pedir disculpas a la diputada por unos datos falsos o inexactos que había facilitado su propio equipo. Con sangre helada Espino le recordó a Torres su inclinación por señalar la escasa preparación, dedicación o talento a varias diputadas. Jamás lo hecho con ningún diputado, en cambio. Es estrictamente cierto y verificable, pero la respuesta del jefe de Gobierno fue, más que sorprendente, grandiosa, una de las grandes aseveraciones, sin duda, de toda la legislatura

–Y no voy a responder a eso. No la escucho porque no tiene razón.

Si no la escucha, ¿cómo puede saber Torres que no tiene razón? No es muy complejo averiguarlo: porque es de la oposición, y por definición, quienes están en la oposición carecen de razón. Al menos de razón dialógica. No, no fue muy afortunado el líder socialista. Pero lo peor estaba por llegar. El diputado de CC Pablo Rodríguez realizó su pregunta plenaria habitual –es presidente del grupo parlamentario, así que tiene más facilidades para colarlas– y la cargó de reproches al Gobierno autonómico. Entre otras, que su presidente no había solicitado a la UE autorización para realizar test de destino para los visitantes turísticos, como había revelado Blas Trujillo la pasada semana. Esta indiscreción del consejero de Sanidad, que pretendía dar carpetazo a la crítica y lo que hizo fue ponerle otra mecha, ha irritado mucho en Presidencia del Gobierno. Los gurús presidenciales, entre tapa y tapa, e inventaron a Torres una respuesta con un sabor trumpista de hecho altarnativo:

–Y quisiera aclararle, señor Rodríguez, que yo sí he solicitado formalmente los test de detección del Covid para visitantes turísticos, y lo hice en el Comité Europeo de Regiones, al presentar el proyecto de dictamen sobre la estrategia de la Unión a favor de las regiones ultraperiféricas…Puede consultarlo en las actas…

En efecto, el CDR, órgano consultivo de la Unión Europea, se reunió la pasada semana, y el presidente Torres fue el ponente en nombre de las RUP y solicitó, entre otras, esa medida contra la pandemia. Lo que ocurre, lamentablemente, es que llevaba meses afirmando que había solicitado autorizaciones y permisos a las autoridades españolas y comunitarias. Torres habla a los diputados –y al público en general– como si la epidemia que sufrimos provocara una amnesia generalizada.

Esta estratagema para menores llegó a su máximo esplendor cuando, ante las críticas por la indefinición gubernamental sobre los proyectos canarios para optar a los fondos extraordinarios de la UE el presidente del Gobierno, con un punto de impaciencia, señalara que en el Plan para la Reactivación Social y Económica figuraban proyectos de inversión, comprometidos con una concepción sostenible, por valor de 2.000 millones de euros. Pero el Plan de Reactivación sigue siendo un borrador y los proyectos de inversión deben atenerse a un amplio y preciso informe técnico, a una ficha financiera y a un encaje de objetivos estratégicos con el Next Generation. El plazo de presentación se abre el próximo día 15 en Bruselas. En Canarias no se sabe nada de nada.

Todo el pleno flotó en esa tranquilizadora o enervante nadería. Esa mala bestia de la realidad quedó ladrando en un rincón. Aunque cada vez esté más furiosa, la bestia sigue atada en el salón de plenos, y cuando acaba la actividad los ujieres la encierran en un sótano hasta la próxima vez. Come exactamente eso: restos de hamburguesas, aros de cebolla y discursos de Nira Fierro. Cada mañana Nayra Alemán la da una clase de clase de zumba, para que no se quede atrás.

Con sangre helada Espino le recordó a Torres su inclinación por señalar la escasa preparación a varias diputadas. Jamás lo ha hecho con ningún diputado, en cambio. Es estrictamente cierto y verificable, pero la respuesta del jefe de Gobierno fue, más que sorprendente, grandiosa, una de las grandes aseveraciones, sin duda, de toda la legislatura


-Y no voy a responder a eso. No la escucho porque no tiene razón.


Si no la escucha, ¿cómo puede saber Torres que no tiene razón?


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