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La UE avisa que Canarias está en riesgo de una crisis social sin precedentes

Europa alerta sobre una masiva destrucción de puestos de trabajo que podría acabar con más del 40% del empleo | La caída de los ingresos amenaza a los servicios públicos

Un camarero prepara mesas para la comida en una terraza vacía en el sur de Tenerife. Andrés Gutiérrez

La pandemia de la Covid-19 ha afectado a todos los países y regiones de Europa. Pero no a todos por igual. Hay Estados y territorios que saldrán antes y hasta mucho antes de una crisis que, por el contrario, será más larga y más dura en otros lugares. Canarias está entre estos últimos. Un hecho que ya se admite sin ambages incluso en los pasillos de las instituciones comunitarias, cuya ayuda y dinero serán fundamentales para que el Archipiélago no llegue a una situación límite. El Comité Europeo de las Regiones (CDR), que es la asamblea que da voz a las entidades subnacionales, esto es, a las comunidades autónomas, provincias, municipios y ciudades de la Unión Europea (UE), acaba de poner cifras al riesgo en que se encuentran las Islas. El riesgo de caer en una crisis social sin precedentes, o más bien el de sufrir una auténtica quiebra social que acabaría con más de un 40% de los puestos de trabajo. En otras palabras: más de cuatro de cada diez canarios ocupan empleos que pueden desaparecer por la paralización de la economía que ha causado el coronavirus.

El primer Barómetro regional y local del CDR a escala paneuropea calcula los potenciales daños de la pandemia en cada uno de los países y regiones sobre la base de dos grandes factores: las singularidades de cada territorio y los efectos colaterales de la fórmula escogida para combatir el coronavirus. Y resulta así que el Archipiélago queda en una delicadísima coyuntura: por un lado, las Islas tienen la particularidad de su alta dependencia del turismo, que en la crisis de 2007 les sirvió para sostener la economía por tratarse de una actividad resistente a los vaivenes financieros; por otro, Canarias y el resto de España se sometieron a uno de los confinamientos más estrictos de todo el Viejo Continente para contener el avance del virus en la primera oleada de la pandemia. Ahora, sin embargo, no solo no hay turismo al que aferrarse en una crisis de paralización de la oferta y la demanda muy distinta de la del crac de finales de 2007, sino que, además, también pasa factura en términos socioeconómicos la estricta cuarentena de los meses de alarma nacional. El análisis del Comité Europeo de las Regiones, que preside el griego Apostolos Tzitzikostas, corrobora que los Estados y territorios que pusieron en práctica las más severas restricciones, con España a la cabeza por el autoimpuesto parón de la actividad productiva, están en peor posición de cara a la recuperación social y económica. Canarias, en definitiva, se ve ahora doblemente castigada.

Las comunidades autónomas españolas están todas expuestas, en mayor o menor medida, al riesgo de una masiva pérdida de puestos de trabajo, con el daño que esto le acarrearía a la cohesión social en sus respectivos territorios, pero el caso de las Islas no tiene parangón con ningún otro en el país y casi con ningún otro en todo el continente. Tan solo el otro archipiélago español, el de Baleares (aunque en menor medida), las islas griegas de Creta y Jónicas y la región portuguesa del Algarve tienen en el aire tantos empleos. “Creta, en el sur del mar Egeo, y las islas Jónicas (Grecia); Baleares y Canarias (España); y la región del Algarve, en Portugal, tienen un 40% o más de puestos de trabajo potencialmente en riesgo”, reza el informe del órgano de la UE.

Las comunidades autónomas españolas están todas expuestas, en mayor o menor medida, al riesgo de una masiva pérdida de puestos de trabajo, pero el caso de las Islas no tiene parangón con ningún otro en el país.

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En todos los casos se trata de destinos turísticos de primer orden, que lógicamente son, tal como confirma el CDR, los que presentan “la mayor proporción de empleos potencialmente en riesgo”. Si ese 40% de puestos de trabajo amenazados se traduce a términos cuantitativos, las cifras resultan demoledoras. En Canarias hay en estos momentos 774.981 trabajadores en alta laboral, según los últimos datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones correspondientes al 30 de septiembre. Y si se toma como referencia la última Encuesta de población activa del Instituto Nacional de Estadística (INE), que a diferencia de los datos del Gobierno sigue estrictamente los criterios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el número de ocupados llega en el Archipiélago a 822.200. Así pues, entre 310.000 y 329.000 isleños tienen empleos cuya continuidad está directamente amenazada por la pandemia; en realidad algo más, ya que el Comité Europeo de las Regiones, que se basa en datos recogidos por la OCDE (la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), habla de “más” de un 40% de los puestos de trabajo en riesgo en esos cinco territorios eminentemente turísticos.

Maspalomas casi vacía Juan Castro

La gran mayoría de esos más de 300.000 empleos que están en el alero en las Islas depende así de que los extranjeros puedan volver de vacaciones al Archipiélago, si bien aún no está claro cuándo será posible. La Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, que dirige Yaiza Castilla, está tratando por todos los medios de establecer corredores seguros con los principales países emisores de turistas, como Alemania y el Reino Unido, pero los esfuerzos siguen sin fructificar. Entretanto, las medidas para evitar la quiebra de empresas y con ello la destrucción de decenas de miles de puestos de trabajo se tornan claves para que las Islas puedan resistir. Por eso la insistencia de la patronal y los sindicatos canarios en la necesidad de que los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) por causas de fuerza mayor se mantengan en la Comunidad Autónoma hasta que empiecen a aterrizar aviones con turistas en los aeropuertos de la región, algo a lo que el Gobierno central parece dispuesto.

El propio presidente del CDR hizo hincapié durante la presentación del barómetro, que tuvo lugar este último lunes en Bruselas, en que Europa debe ayudar a las comunidades españolas a escapar de tan difícil coyuntura. “Deberíamos ayudarlas a enfrentarse a los efectos de la pandemia y garantizar que tienen suficientes recursos para afrontar esta emergencia”, subrayó Tzitzikostas, que puso énfasis aquí en la importancia de los fondos de reconstrucción, que calificó de “cruciales” y para cuya tramitación y autorización pidió “normas simplificadas” que eviten que la burocracia acabe por echar a perder parte de una ayuda vital.

“No es descabellado”

El economista José Miguel González, director de Consultoría del despacho Corporación 5 y ex director general de Trabajo del Gobierno de Canarias, explica que los cálculos del Comité Europeo de las Regiones “no son descabellados”, aunque puntualiza que lo más preocupante ya no es que se produzca una destrucción de empleo puntual, “algo ya de por sí preocupante”, sino que la crisis desemboque en una drástica reducción de la oferta laboral. Es decir, que esas personas que pierden su trabajo no tengan posibilidades de encontrar uno nuevo sencillamente porque no haya alternativas. Por eso es tan importante evitar los cierres de empresas, porque cien hoteles pueden dar empleo a mil personas, pero 50 no. Y en una economía tan orientada hacia una sola actividad como la canaria, el salto de los trabajadores entre sectores se complica sobremanera porque muchos no tienen más formación o experiencia que la relacionada con el turismo. “Me preocupa el empleo, pero sobre todo me preocupa dónde van a trabajar esas personas”, ahonda González.

En línea con el ex director autonómico de Trabajo, también Juan José Hernández Castro, secretario técnico del Colegio de Economistas de Santa Cruz de Tenerife, avala las cifras del CDR, si bien precisa que la destrucción de empleo puede ser tanto cuantitativa como cualitativa. En términos cuantitativos cuando el puesto de trabajo efectivamente desaparece; y en términos cualitativos cuando el empleo se convierte en un subempleo, ya sea porque pasa de fijo a temporal, de equis horas a equis horas menos o de un determinado salario a otro sensiblemente inferior. “Si solo hacemos el análisis desde un punto de vista estrictamente cuantitativo, perdemos parte de la perspectiva”, insiste Hernández Castro, que teme un notable incremento de las personas que aun teniendo trabajo sobreviven en la pobreza. “Una parte de la población activa se marchará y otra seguirá trabajando pero en condiciones paupérrimas”, agrega el economista, que en este sentido ve sólidos los cálculos del órgano de la UE. “Esto va a ser una posguerra”, sentencia.

El informe del CDR también se detiene en la profunda merma en los ingresos de las instituciones, lo que “pone en peligro los servicios públicos”. Ya no solo se trata de afrontar una crisis sin precedentes, sino de hacerlo con menos recursos que nunca, con lo que el buen uso de los fondos europeos, de los que Canarias aspira a recibir unos 3.600 millones, será clave.

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