El general de división de la Guardia Civil Francisco Espinosa Navas (Sevilla, 1956) visitó la pasada semana Casa África para participar en el seminario sobre la Seguridad en África Occidental. El que fuera coronel jefe de la Comandancia de Las Palmas entre los años 2008 y 2012 habló durante su ponencia sobre la contribución a la seguridad de las unidades policiales GARSI, cuya formación dirige desde 2017 en los cinco países del G-5 Sahel (Mali, Mauritania, Tchad, Burkina Faso y Níger) y Senegal bajo el paraguas de un proyecto de la Unión Europea. El objetivo es lograr la estabilidad en la región del Sahel.
Visitó recientemente Las Palmas de Gran Canaria para participar en un seminario en Casa África sobre la seguridad en el Sahel, una región donde coordina desde 2017 la creación de los Grupos de Acción Rápida de Vigilancia e Intervención, los denominados GARSI Sahel. ¿En qué consiste este proyecto que lidera España mediante la Guardia Civil?
Es un proyecto europeo dotado con 41,6 millones de euros en la primera fase, más otros 25 en la fase dos y una extensión de 5 millones para Burkina Faso dirigido por la Guardia Civil, en asociación con la Gendarmería Nacional francesa, la Guarda Nacional Republicana portuguesa y el Arma de Carabinieri de Italia. Su objetivo es la formación de unidades de tipo compañía en los países del G-5 Sahel (Mauritania, Mali, Níger, Tchad, Burkina Faso) y Senegal. Entre las principales misiones de estas unidades están las tareas de policía de proximidad, lucha antiterrorista, lucha contra el crimen organizado y los tráficos ilícitos, incluido el de seres humanos, vigilancia de las fronteras y de la inmigración irregular, reforzar la presencia del Estado sobre el terreno y mejorar en general la seguridad. Se trata de unidades polivalentes.
¿Con qué situación se encontró cuando llegó a estos países?
Los problemas a los que se enfrentan los países de África occidental son similares en todos ellos y se pueden sintetizar en una serie de riesgos y amenazas. Entre otros, están los riesgos de pobreza, los flujos migratorios, las catástrofes naturales y las epidemias. A ello se unen amenazas como el terrorismo, el crimen organizado o los tráficos ilícitos.
¿Cómo ha variado desde que se inició el proyecto?
Estos problemas continúan siendo los mismos a pesar de gran esfuerzo que la Unión Europea está desarrollando a través de sus misiones y proyectos desplegados en el Sahel. La UE reaccionó en el año 2016, en la cumbre de La Valeta, creando el Fondo Fiduciario de Urgencia dotado con más de 2.000 millones de euros para ejecutar acciones contra las raíces profundas de los problemas, pobreza, desempleo, radicalización y otros.
Durante este tiempo han conseguido formar a más 800 agentes que han neutralizado a 113 terroristas y detenidos a 1.635 sospechosos. Esto sin embargo no ha mermado a los terroristas, que han incrementado sus acciones, de 46 atentados en 2010 a 208 en 2019.
Las Unidades GARSI, de la primera fase, se fueron poniendo operativas progresivamente, entre 2018 y 2019, en la actualidad se continua trabajando en la formación y dotación de material para pasar de las siete unidades actuales (810 efectivos) a las 14 futuras (1832 efectivos) y que estarán operativas a lo largo de 2021. Los buenos resultados obtenidos con las unidades de la primera fase son muy satisfactorios si se tiene en cuenta la extensión del Sahel más de 5,5 millones de kilómetros cuadrados y el número de efectivos. Tenemos una gran confianza en el futuro de que los resultados van a mejorar considerablemente mejorando la seguridad en el Sahel. También hay que tener en cuenta que la población joven, sin esperanzas ni expectativas de futuro debido a los problemas endémicos de la región, encuentran una salida personal integrándose en grupos terroristas, que los captan, donde ellos se sienten satisfechos.
Hay expertos que aseguran que la inestabilidad de esta región no se soluciona sólo con una mejora en la seguridad, sino que hay que trabajar en la educación de sus ciudadanos.
Creo que ya lo he dicho , con la creación de los fondos que se completa con acciones bilaterales de otros países como EEUU, Alemania, Japón y otros muchos, se están intentando solucionar los problemas sociales, pero lo que ocurre es que la presión demográfica hace que la solución a estos problemas sea lenta y costosa.
También el Ejército español trabaja en la zona, con destacamentos en Malí y en Senegal. ¿Existe una cooperación con los militares?
Los miembros de las Fuerzas Armadas españolas en Mali están integradas en la Misión EUTM de la UE, para la formación de los militares de Mali. De esas formaciones las Unidades GARSI se benefician, ya que firmé un acuerdo con el Jefe de EUTM para la formación de tiradores de élite en el seno de nuestras unidades. Con los miembros de las fuerzas armadas en Senegal no tenemos ningún tipo de coordinación ya que ellos están en Senegal para apoyar a las fuerzas de la Operación Barkhane.
El Sahel vive desde hace ya varios años una situación complicada, sobre todo por el terrorismo yihadista y el crimen organizado, pero también por la extrema pobreza, los conflictos internos, la corrupción política o el cambio climático que está generando movimientos migratorios internos importantes. ¿Cómo está afectando el coronavirus a la seguridad y al estado en general de estos países?
A pesar de lo que se pudiera pensar, el coronavirus en estos países está teniendo menos incidencia que en los países occidentales. Le puedo decir que el control de entrada y salida de viajeros en estos países es ejemplar y los occidentales tendríamos que aprender.
Durante el último año vemos que ha habido un incremento en la emigración de esta zona, sobre todo de países en conflicto con terroristas como Mali o Burkina Faso. ¿A qué se debe ese aumento? ¿Ha afectado la pandemia para que desde mitad del presente año ese aumento sea aún mayor?
La inmigración entre países africanos ha existido desde siempre. La que existe actualmente, entre ellos, no se puede atribuir a conflictos armados ya que no los hay abiertamente. Solo el golpe de estado en Mali vino a perturbar la situación anterior, aunque ha sido un golpe de estado sin enfrentamiento bélico y la situación ya se ha corregido, habiéndose nombrado un presidente y un gobierno provisional, civil, hasta la celebración de nuevas elecciones. Desde mi punto de vista la inmigración que llega a España sigue siendo de tipo económico. Además no todos los inmigrantes que llegan a nuestro territorio tienen la intención de permanecer. Sino que lo consideran un tránsito hacia países francófonos, donde ellos se desenvuelven mejor gracias al dominio de la lengua.
¿Qué futuro les depara a esta región? ¿Es suficiente la ayuda internacional que reciben?
Los cambios en la región son lentos y se producirán a largo plazo. Desde mi punto de vista, los problemas no se arreglan solamente inyectando dinero en las economías nacionales, sino que hay que fomentar la educación, la formación profesional y académica para crear un tejido productivo capaz de absorber la mano de obra y sobre todo dar esperanzas y expectativas en el propio país para no verse obligados a emprender la aventura de la inmigración.
Usted fue coronel jefe de la Comandancia de Las Palmas entre 2008 y 2012 para después ascender a general. ¿Qué recuerdos tiene de su paso por las Islas?
Trabajé con muchísima ilusión, fue un periodo tranquilo donde no tuve excesivos problemas en el desarrollo de mis funciones, llevé a cabo los cambios necesarios para innovar y mejorar el servicio a los ciudadanos y de esta manera obtener mejores resultados para la seguridad. Además, creo que conseguí integrarme en todos los sectores de Las Palmas, ya fuera con al comunidad autónoma, con los cabildos insulares o con los ayuntamientos, igualmente con los otros miembros de las fuerzas de seguridad, además de otros actores de la sociedad civil que hacen que cada vez que vaya a las Palmas me sienta en casa.
