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Crisis migratoria

Dos mantas, bocadillos y tres de cada cuatro al raso

Cada migrante apenas cuenta en Arguineguín con dos metros para vivir - Human Right Watch denuncia “violación de derechos” básicos

Campamento de migrantes en el muelle de Arguineguín, donde duermen hacinadas más de 1.900 personas. borja suárez/reuters

Un bocadillo en cada comida y dos mantas: una para separarse del suelo y otra para taparse, pero nada más. No hay techo para todos los migrantes en las 14 carpas del muelle de la vergüenza. De las más de 1.980 personas que han pernoctado ayer y el martes en el campamento de Arguineguín solo uno de cada cuatro –560– lo han hecho bajo la protección de las carpas instaladas por Cruz Roja. Los 1.420 restantes durmieron al raso. Y esto asumiendo que los afortunados bajo techo lo hicieron hacinados en grupos de 40 personas, que implica alcanzar la capacidad máxima de cada caseta.

El muelle está colapsado tras un fin de semana en el que Canarias recibió a más de 2.000 migrantes – alrededor 15.500 en lo que va de año–, por lo que las condiciones de los ocupantes son cada vez más duras. Cada individuo apenas cuenta ahora con dos metros para vivir en base a las dimensiones del campamento –4.554,86 metros cuadrados–². Y los cartones y sudaderas se han convertido en aliados para combatir el fuerte calor y la humedad. “El muelle está desbordado en todos los sentidos. Es un auténtico desastre”, denuncia Onalia Bueno, alcaldesa de Mogán, quien continúa sin obtener respuestas del Ministerio de Defensa tras solicitar el pasado lunes la instalación de un campamento de emergencia en los terrenos militares de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria.

Bueno asegura que la situación es extrema. “Los positivos de Covid ya están mezclados con los negativos. Es una locura”, denuncia la alcaldesa. Las condiciones de insalubridad no pasan desapercibidas para las organizaciones internacionales, que empiezan a denunciar la situación. La ONG Human Right Watch lo hizo ayer a través de un informe.

La subdirectora de la organización para Europa y Asia Central, Judith Sunderland, llevó a cabo una investigación en Arguineguín el pasado 7 de noviembre cuando el campamento estaba ocupado entonces por algo más de 800 personas. Las escenas fueron tan duras que desde la organización reclaman mayor respeto a los derechos de las personas que arriban a las Islas. Además, urgen a España a “aliviar de inmediato” las “condiciones de hacinamiento” en las que se encuentran los migrantes.

“Lo que vi hace unos días fue una hilera de carpas abarrotadas donde la gente está detenida durante días y días, durmiendo en el suelo, 30 o 40 personas compartiendo un baño portátil”, dice Sunderland en el informe.

La investigación de Human Rights Watch, basada en entrevistas con migrantes, refugiados y actores de la sociedad civil, así como la observación directa, sostiene que las condiciones en el campamento son “totalmente inadecuadas” incluso cuando están por debajo de su capacidad.

La organización también denuncia la retención que sufren estas personas en el muelle durante más de las 72 horas permitidas por la ley española. “Improvisar un campamento de recepción e identificación en un muelle nunca fue una buena idea y ahora el caos allí representa una amenaza real para los derechos, la salud y la seguridad de las personas”, apunta la subdirectora de la organización para Europa y Asia Central.

Ante la falta de instalaciones en las Islas, recurrir a hoteles y complejos alojativos, vacíos como consecuencia de la falta de turismo en el Archipiélago, ha sido una de las soluciones para alojar a los migrantes hasta ahora. Pero no todos están a favor. La Asociación de Empresarios de Alojamientos Turísticos de Las Palmas (AEAT) mostró ayer su rechazo a que “se siga ampliando la planta alojativa turística” donde se aloja a migrantes africanos porque cree que ello hará “que el Estado no solucione” las carencias de su red de acogida.

“Madrid mover ficha”, reclama el presidente de esta patronal, Tom Smulders, quien asegura que hay más de una docena de complejos a dispuestos para este fin.

Precisamente, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, aseguraba ayer que el Gobierno central trabaja en un plan de urgencia para atajar la crisis migratoria que vive el Archipiélago. El dirigente canario explicó que son varios los ministerios que participan en esta cuestión y prometió que habrá soluciones sobre la mesa antes de que termine la semana.

Los trabajadores de Salvamento Marítimo también esperan respuestas con urgencia ya que están “completamente desbordados”, según explica el delegado sindical de CGT de la entidad pública, Ismael Furió. El problema aquí no es la falta de embarcaciones o medios físicos, sino la falta de personal. Tras la crisis económica de 2008 la flota se redujo de tal forma que en cada barco solo pueden viajar tres personas –un patrón, un mecánico y un marino–, por lo que rescatar a cientos de personas al día en frágiles cayucos y pateras durante meses se vuelve muy “complicado”. 

Dos embarcaciones con 51 personas


Las cifras de llegadas de migrantes a Canarias han disminuido a medida que avanzaba la semana tras un fin de semana de locura. Ayer llegaron a las Islas 51 personas a bordo de dos botes. El martes arribaron unas 260, y el lunes lo hicieron 500. Durante el fin de semana alcanzaron las costas canarias más de 2.000 migrantes. Salvamento Marítimo interceptó ayer a primeras horas de la mañana una embarcación neumática con 23 personas cuando se encontraban a cinco millas de la isla de Lanzarote, según informó el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad del 112 de Canarias. De los 23 migrantes, todos de origen magrebí, 22 eran varones y solo había una mujer. Además, tres de ellos eran menores. Los tripulantes de la embarcación explicaron a su llegada a la costa conejera haber zarpado desde Tarfaya (Marruecos) en un viaje que les ha llevado dos días embarcados. Salvamento trasladó a todas las personas al muelle de la Cebolla, en Arrecife, donde fueron asistidos por personal sanitario. Todos presentaron buen estado general a su llegada, sin síntomas de Covid-19, aunque ahora tendrán todos que someterse al test. La segunda patera del día fue localizada a última hora de la tarde de ayer cerca de la costa de Gran Canaria. En ella viajaron 28 personas de origen magrebí que fueron trasladadas hasta el saturado muelle de Arguineguín. 


Pero no todas las embarcaciones llegan a la costa. Ayer, el Gobierno marroquí fletó un avión para deportar a un centenar de senegaleses que habían naufragado en su viaje hacia Canarias, según fuentes diplomáticas marroquíes. Los senegaleses viajaban en varios cayucos y naufragaron a la altura de la ciudad saharaui de Dajla, cuando su barco había hecho ya tres cuartas partes del trayecto total. | LP/DLP


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