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Crónica parlamentaria

La irrelevancia satánica del PP

La segunda sesión plenaria de la semana, además de desbrozar algunas proposiciones no de ley, se dedicó a algo que en jerga parlamentaria se denomina debate de primera lectura. Se denomina así al primer debate que se desarrolla en el pleno de la Cámara sobre un proyecto de ley remitido por el Gobierno. El debate de primera lectura se celebra una vez que se ha cerrado el plazo de presentación de enmienda a la totalidad del proyecto legislativo correspondiente. La ocasión era supuestamente importante, porque se trataba del proyecto de ley de presupuestos de la Comunidad autónoma para 2021. La única enmienda a la totalidad presentada había sido la de los malvados polimorfos del PP, y a los partidos de la mayoría les encanta, todavía, zurrar al PP hasta el agotamiento. A algunos portavoces, como el socialista Iñaki Lavandera, les encantaría escarnecer también a CC, pero los nacionalistas, maldita sea, no han presentado enmienda a la totalidad. Uno sospecha que Lavandera se la hubiera escrito gratis, pero no pudo ser. Tampoco la presentó Ciudadanos, por cierto, algo que apenas comenta nadie, porque existe una amplia mayoría –que tal vez no excluya a Vidina Espino y a Ricardo Fernández de la Puente– para los que Cs es ya un partido póstumo que negocia o presenta enmiendas no a través del correo electrónico, sino a través de una güija.

–¿Nira Fierro? ¿Luis Campos? ¿Me oyen? Soy Vidina. Voy a mandar varias enmiendas. Si las aceptan den dos golpes sobre la mesa. Si las rechazan, un solo golpe. Si no hay golpes entiendo que se fueron a desayunar.

María Australia Navarro, portavoz del PP, le puso mucha pasión a su intervención y en algún momento estuvo convincente en su cruzada contra lo que calificó como “ejercicio de pensamiento único y consenso por imposición”. La propuesta presupuestaria del Gobierno de Torres olvidaba el apoyo a los sectores productivos y, en especial, a las pymes y a los autónomos, destinaba cantidades ridículas a la promoción turística, no recogía ni una sola medida para incrementar el personal de gestión ni para simplificar y abreviar los procedimientos administrativos. El Gobierno “comodón y acomodado” no consideraba el Plan Reactiva Canaria en sus cuentas y no se le ocurre bajar la presión fiscal en unas circunstancias tan adversas para la población y con una economía casi muerta. “Canarias necesita rescatar su economía, rescatar sus familias, rescatar sus pymes, autónomos y profesionales”. Navarro buscó la confrontación directa con Román Rodríguez –“sus presupuestos son no solo irreales, sino irrealizables”– y por supuesto que la consiguió. El vicepresidente y consejero de Hacienda tiró del argumentario de los últimos seis meses después de describir –no sin razón– la enmienda a la totalidad del PP como “veinte folios mal escritos cargados de tópicos” para cuya lectura “es recomendable tomar una aspirina”.

La prosa pepera, en efecto, es infecta, y parece obvio que el texto fue frangollado a toda prisa en una tarde poco inspirada de gaviotas azules y corbatas fucsias. Está casi totalmente ausente de alternativas y Rodríguez se empleó a fondo en denunciarlo aunque, sobre todo, se dedicó al estudio comparativo de los incrementos presupuestarios. “El señor Feijóo, el próximo presidente del PP, ha incrementado su presupuesto nada menos que un 14,9%”, indicó pedagógicamente Rodríguez. Nadie cayó en la cuenta, al parecer, que el incremento porcentual de los proyectos presupuestarios no significan absolutamente nada fuera de sus respectivos contextos territoriales. Pero nada de nada. Gracias al anumerismo de nuestros próceres se permite pasar estas cantinfladas como legítimos ejercicios de reflexión económica que no incluyen, en semejantes comparativas territoriales, la situación del PIB, el PIB per cápita, las asignaciones y transferencias incluidas en el proyecto de presupuestos generales del Estado y otros factores fundamentales. Solo al coalicionero José Miguel Barragán se le ocurrió preguntarle a Rodríguez por qué la mayoría de las comunidades incrementaban más sus presupuestos que Canarias y el vicepresidente replicó que “porque nosotros somos más prudentes”. Y no hubo nada más, salvo insistir en que el PP representa “la única oposición irresponsable” y se ha situado “en la derecha extrema” cayendo en una “creciente irrelevancia”. Cuáles son los elementos de extrema derecha en la enmienda a la totalidad del PP seguirá siendo un misterio. Para remachar el clavo Rodríguez afirmó que si no se cumplen las previsiones de gastos e ingresos de su proyecto se marchará. Para ser sincero no dijo dónde. Quizás se refiriera a la habitación de al lado, o a una cafetería próxima, o de regreso a su despacho.

Por supuesto, Manuel Marrero, el portavoz de Podemos, también se lanzó a la yugular del PP, sentina de todos los males y vicios de la patria mancillada. “El PP nos cuenta un cuento basado en el miedo, la desesperanza y la mentira”. Así empezó Marrero para continuar describiendo cómo, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, al que al parecer nadie la concedió mayoría absoluta, “se destruía el Estado de Bienestar, las pensiones, los derechos sociales”. Por mucha comprensión que se procure hacia los anhelos narrativos del señor Marrero, se me antoja delirante que se afirme que el Estado de Bienestar o el sistema público de pensiones fueron destruidos hace un lustro por unos facinerosos sin corazón. No, no fueron destruidos, pero ese es el cuento de Marrero, no del PP. Luis Campos, en nombre de NC, también bailó sobre la irrelevancia de los conservadores. Las referencias al propio proyecto presupuestario de la mayoría parlamentaria que sustenta al Gobierno fueron mínimas: casi todo su esfuerzo se centró en denunciar el penetrante olor a azufre que desprendía el texto del PP.

Barragán, que supuestamente apura sus últimas horas como secretario general de CC, pero no como portavoz, quiso ser más prudente, y lo consiguió. Lamentó la ausencia de un marco presupuestario plurianual, criticó someramente que no esté en marcha un equipo técnico y político para la selección y planificación de la gestión de proyectos que opten a ser presentados para alcanzar la financiación de los fondos europeos, subrayó que los objetivos del Plan Reactiva Canarias no estén incardinados en el proyecto presupuestario o advirtió sobre la escandalosa modestia de los fondos destinados a políticas sociales y asistenciales “cuando el próximo año va a ser jodido”. Enseguida se corrigió: “Perdón. Va a estar lleno de dificultades”. Pero todo el mundo sabe que no, que no habrá dificultades, que la expresión inicial era la correcta, que el año será extraordinariamente jodido. Por eso es una pena que el debate presupuestario no sea más exigente y más autoexigente. Claro que todavía mayoría y oposición tienen una oportunidad en el pleno de debate y votación del proyecto. Verán cómo unos y otros la desaprovechan.

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