El consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria sufre más colas de lo habitual. A las numerosas gestiones que realiza esta institución para atender a sus ciudadanos se suma, en los últimos meses, el aumento de magrebíes llegados irregularmente por vía marítima. El Covid ha cerrado las fronteras, con lo que las personas que llegan en pateras y cayucos no pueden, por ahora, ser devueltos a Marruecos, lo que es aprovechado por las mafias para alentar a que los migrantes marroquíes crucen en embarcaciones hacia las costas canarias para, desde aquí, seguir su tránsito a la Pen’ínsula. Muchos vienen con el pasaporte en regla, con lo que pese a la orden de expulsión puede moverse sin problemas en territorio nacional. Otros no tienen identificación, o bien no han traído el pasaporte o lo tienen caducado. Para obtenerlo, si lo dejaron en sus lugares de origen los suelen pedir por correo, y si hay que hacerlo se acercan al consulado. Allí les requieren que estén empadronados en las Islas, lo que es imposible, o un certificado de que conviven con familiares aquí. La escena se repite día tras día. Los chicos, que van y vuelven con documentación, se impacientan. Ayer el cónsul tuvo que intervenir para apaciguarlos. | F. M.