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Crónica parlamentaria

Aciago algo

A Enseñat sus compañeros del PP le aplauden mucho, como dicen que los aficionados aplaudían a Rocky Marciano con el boxeo de sombra

Gustavo Matos dialoga con Ángel Víctor Torres, ayer en el Parlamento. Ramón de la Rocha (EFE)

Según el artículo de la Constitución española y (desde 2008) el artículo del Estatuto de Autonomía el Parlamento de Canarias debe emitir preceptivamente un informe sobre las incidencias –si las hubiera o hubiese– del proyecto anual de presupuestos generales del Estado sobre el Régimen Económico y Fiscal de Canarias. Una vez salvado el proyecto ley de María Jesús Montero la Cámara regional se reunió ayer en un pleno exprés, de apenas 65 minutos de duración, una sesión que Coalición Canaria llegó a describir como “aciaga” porque supone “un peligroso precedente a la hora de admitir y tolerar, por la mayoría de gobierno, decisiones que afectan a nuestro REF”.

Como hace años no se habían tramitado exitosamente unos presupuestos generales del Estado en las Cortes, el Parlamento de Canarias no había tenido que pronunciarse. Tradicionalmente lo ha hecho desde un amplio consenso que en este momento no ha podido reiterarse. En general parece bastante evidente que la mayoría que sostiene al Ejecutivo de Ángel Víctor Torres ha pretendido (y conseguido) emitir un informe de mínimos. Todos sus portavoces repitieron la misma secuencia argumental: Canarias, como España, no puede prescindir de unos presupuestos generales, el proyecto presupuestario es globalmente positivo para las islas, vamos rapidito con este trámite, que tenemos problemas muy graves encima y debajo de la mesa, y no está en horno para bollos maximalistas. Por eso en su informe, el aprobado finalmente, piden que se tomen en consideración, para ajustarlo más y mejor al REF, el texto del proyecto presupuestario que pudieran colisionar IVA e IGIC, las subvenciones al transporte marítimo y la modificación de las bonificaciones si se acumulan en un mismo trayecto. A los casimiristas todo les parece – como suele ocurrir – maravilloso: Curbelo es, para La Gomera, su propio REF. Podemos tiene una evidente ventaja: el REF les huele a azufre y siempre se le ha antojado un invento de plutócratas sin entrañas para no pagar impuestos, o para recibir subvenciones indecentes, o para las dos cosas y además comer en MacDonald. No cabe olvidar que se abstuvieron a la hora de las sucesivas votaciones para la reforma del REF en las Cortes. Pues sigue sin ser cosa suya, y Manuel Marrero habló de las grandes empresas, de las empresas consorciadas, de las empresas que no dejan dinero en Canarias, de empresas que buscan alevosamente beneficios y toda la habitual ristra de bondadosas, irrelevantes insensateces. Los grupos de la oposición mostraron una abierta beligerancia. Baste con decir, quizás, que Vidina Espino, portavoz de Vidina Espino, casi pareció la más moderada.

El PP sacó de nuevo a Fernando Enseñat, quizás con la intención de extender la migraña por todo el salón de plenos y habitaciones contiguas y evitar la aprobación del informe de la mayoría. Enseñat sabe de números, pero no de lo imprudente que es anunciar el apocalipsis cada quince días, porque al acabo de dos semanas las islas siguen ahí, sin hundirse en el océano, y él mismo se despacha de nuevo en la tribuna, proclamando de nuevo el Armagedón con magnífica salud. Sus compañeros le aplauden mucho, como dicen que los aficionados aplaudían a Rocky Marciano cuando hacía boxeo de sombra. Para Enseñat los cuatro partidos coaligados en el Gobierno “han traicionado a Canarias”, dicho siempre “con todo el respeto”. Más dura aun fue la portavoz coalicionera, Rosa Dávila, que argumentó mejor el despiste intencionado del Gobierno autonómico para no disgustar a Pedro Sánchez y a su ministra de Hacienda, precisando que tanto la compensación del extracoste de la generación de energía eléctrica en Canarias como, sobre todo, la modificación del texto refundido de la Ley de Puertos del Estado y el recorte de las bonificaciones al transporte interinsular son incumplimientos flagrantes del REF que Torres y sus compañeros parecen dispuestos a soportar sin un parpadeo. Mucha indignación, una andanada contra el nacionalismo fantasmal de Nueva Canarias y hasta una cita de una folía de Los Sabandeños, que CC ha cambiado de secretario general, pero todavía falta un buen rato para que citen a Foucault o a Isaiah Berlin. Ni siquiera Iñaki Lavandera – al que le gusta un debate sobre el REF o los presupuestos generales casi tanto como chinchar a Coalición Canaria – se esforzó demasiado. Por supuesto ni pudo ni quiso reprimirse en alguna alusión al PP, en esta ocasión, en la ya lejana cabeza de José Manuel Soria. Los conservadores intentaron reírse un poco, como si Lavandera se refiriera al Neolítico, e incluso pudo oírse claramente la voz de María Australia Navarro encaramada a una ironía heroica:

-—Ay, ay, pero qué mayor soy.

Ninguno de los presentes matizó nada al respecto.

Al final, a la hora de votar, el presidente de la Cámara, Gustavo Matos, que está demostrando una paciencia benedictina con los pequeñas disputas de la peña parlamentaria y su tendencia irreprimible a charlotear desde sus escaños, tuvo un pequeño roce con su señoría Vidina Espino, que pidió, una vez llamados a votar a los diputados, que se concediese a los grupos parlamentarios unos minutos para intentar llegar a un acuerdo, ante cierto pasmo de los restantes portavoces. Matos señaló a la diputada que la solicitud debería haberla realizado antes de llamar a votación y a que se cerraran las puertas del salón de plenos. Espino insistió y el presidente le advirtió que no estaba en uso de la palabra. Por supuesto ganó el informe de la mayoría y el pleno estaba acabado y enterrado hacia las 11:35 minutos de la mañana. La expresión generalizada era la de una agradable sorpresa. En la Cámara no se suele enterrar tan temprano.

Sin embargo, una decena de diputados se mantuvieron en el salón de plenos departiendo amistosamente. Con los micrófonos cortados y los fotógrafos ya en la calle hablaban del REF y de los presupuestos como hijos incorregibles ante los que uno tiene toda la responsabilidad y ninguna. Hasta Manuel Morales se mostraba comprensivo. “Yo no me opongo, yo no me opongo a eso”, advertía Barragán amistosamente a los demás. Y los demás asentían. Cómo te vas a oponer, Barri, cómo te vas a oponer.

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