En la mañana ayer nuestra común amiga Dori Antúnez me dio la noticia de tu marcha. Te fuiste, en silencio, sin aspavientos, pero antes, ya hace días, te habías despedido de nosotros, a tu manera, con un “te llamo para vernos”. El pasado jueves nos había dejado Juan Alberto, por los medios me enteré de la noticia. Supe de la enfermedad de ambos pero siempre esperamos que la superen, el fracaso nos conmueve.

Nos unió Jerónimo Saavedra en el primer gobierno de Canarias con aquel eslogan ‘Canarias es posible’ y quiero compartir con los lectores una, para mí, ejemplar muestra de aquel impulso rompedor de aquella frustrante realidad centenaria heredada, el pleito insular.

El 3 de marzo de 1987 con motivo del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e Israel, la Comunidad Canaria, dada su estrecha relación agrícola e industrial con aquel país, fue invitada para dar a conocer la realidad española en aras de la nueva etapa de amistad que se abría, y con tal motivo quedó inaugurada en Jerusalén la primera muestra artística de creadores canarios del siglo XX, conocidos y reconocidos en el ámbito internacional. La exposición de escultura y pintura fue titulada Luces en la escena canaria y entre otros actos, musicales y teatrales, se completó la participación de la región autónoma.

Junto a Néstor Martín, Oscar Domínguez, Manolo Millares, Martín Chirino, César Manrique… se exponían obras de: Juan Ismael, Felo Monzón, Jorge Oramas Santiago Santana, Eduardo Gregorio, Plácido Fleitas, Pepe Abad, Pedro González, Cristino de Vera Nicolás y Lola Massieu, Chevilly, Botas y Ghirlanda, De Guezala, Pancho Lasso, Martín González, Luis Fajardo… El éxito de la muestra, muy comentada, se explicaba por la fama de Oscar Domínguez, nos hablaron quienes le habían conocido en París; o que una impresionante arpillera de Manolo Millares colgaba en el Museo de Arte Moderno de Jerusalén, y, además, al hecho de causar admiración nuestros agrestes paisajes sureños con sus palmerales tan familiares en aquel país, hasta el punto que el responsable de Cultura de Israel lo expresó de esta manera tan sencilla: “Tras estas creaciones culturales no existe la menor duda de la existencia de un pueblo”.

El catálogo recordaba que el ensayista y crítico Juan Manuel Trujillo, quien fuera fundador y director de La Rosa de los Vientos junto al escritor surrealista Agustín Espinosa, una revista de finales del primer tercio del siglo XX, vanguardia artística de las letras canarias, escribió en un artículo que trataba sobre nuestra identidad, bajo el titular tan afirmativo de Existe una tradición –publicado en el periódico La Tarde el 9 de octubre de 1934–, que “Canarias se ignora e ignora que se ignora”, y decía, entre otras cosas, que él veía una relación entre la poesía de Josefina de la Torre y la de Viana, pero, eso sí, demandaba una ciencia que lo demostrara y no solo un sentimiento.

A la postre todo el siglo XX de las artes en las Islas ha sido un continuo investigar y explicar nuestra identidad. Luces en la escena canaria no ha vuelto a ser expuesta.

Sirvan estas líneas para dejar constancia y no olvidar la contribución a la convivencia en nuestras Islas que Felipe y Juan Alberto dedicaron a la consolidación de nuestro autogobierno. Descansen en paz.