Eso de aludir a “los diputados” en los textos del Parlamento tiene los días contados. “Los diputados y las diputadas”, y viceversa. La Cámara autonómica elaborará antes de 2022 su propio manual de uso del lenguaje inclusivo en el ámbito parlamentario. Y no solo eso. También se ha impuesto la tarea de revisar y adaptar toda su documentación, tanto la interna como la externa, a la “comunicación igualitaria”. De hecho, el lenguaje inclusivo es uno de los tres ejes sobre los que pivota el primer Plan de igualdad de mujeres y hombres del Parlamento de Canarias, un programa que la Mesa de la Cámara —el órgano de gobierno de la institución— aprobó a mediados del mes pasado y que ayer se publicó en el boletín oficial.
El plan de igualdad del Parlamento se fundamenta en el diagnóstico que en su día se encargó a la Universidad de La Laguna. Un diagnóstico que no contó con un alto nivel de participación de los diputados. Es más, hubo una “baja participación” en el cuestionario para la recogida de datos. No obstante, la conclusión fue que “parte” de sus señorías tiene “la suficiente sensibilización como para detectar situaciones de discriminación”, según consta en el propio plan. En ese trabajo previo, para el que también se consultó al personal de la Cámara —ujieres, administrativos y demás—, se apuntó una serie de cuestiones a “afrontar y/o mejorar”, desde promover la formación en materia de igualdad y procurar la plena conciliación laboral hasta incluso la vestimenta de determinados empleados —“revisar la normativa referida a la vestimenta que se aplica a algunos trabajadores”—. Y también, y de forma particular, la generalización del llamado lenguaje inclusivo y de la “comunicación igualitaria” a todos los niveles, es decir, tanto en la gestión administrativa como en el ámbito estrictamente parlamentario.
La elaboración de la estrategia chocó con la “baja participación” de los parlamentarios
Lo cierto es que el plan no ahonda en qué entiende y qué no entiende la Cámara por lenguaje inclusivo, una expresión en la que se ha dado cabida tanto a demandas más o menos justificadas como a auténticos disparates lingüísticos. La cuestión quedará para el manual de uso, “claro y correcto”, que el Parlamento se compromete a aprobar en los dos próximos años, el mismo período en que depurará sus documentos de todo tipo —“parlamentarios y administrativos de uso interno y externo”— para adaptarlos al lenguaje inclusivo. Por tanto, de momento no se sabe si el Parlamento se conformará con desposeer al masculino genérico de su condición de género no marcado —en determinados contextos, como al mencionar a los diputados, refiere a todos los individuos de la especie sin distinción de sexos— o irá un paso más allá. Lo que sí deja claro el plan de igualdad es que la apuesta por el lenguaje inclusivo es integral, hasta el punto de que también se redactará una guía, un “documento de recomendaciones”, para los parlamentarios, a los que se impartirá “formación específica”.
En vigor desde 2021
Este I Plan de igualdad de mujeres y hombres del Parlamento de Canarias entrará en vigor el 1 de enero, en apenas nueve días, y se ejecutará a lo largo de los próximos cuatro años, hasta el 31 de diciembre de 2024, si bien se prorrogará de forma automática si para entonces aún no se ha aprobado una segunda versión. Al margen de la “comunicación igualitaria”, sus otros dos pilares son la conciliación laboral —no solo de los trabajadores, sino también de sus señorías— y la “formación, sensibilización e impacto social”.
El plan contará con fondos propios para su ejecución y tiene una duración de cuatro años
En lo laboral, el plan exhorta a estudiar las posibilidades de flexibilizar la jornada de trabajo, de manera especial en casos como el de quienes cuidan a personas dependientes. En esta línea, la idea es ver la posibilidad de aprobar nuevas prestaciones que favorezcan la conciliación y revisar los horarios “para facilitar la equidad en la promoción profesional del personal con responsabilidades familiares”. En cuanto a los parlamentarios, la estrategia ve conveniente, en lo relacionado con la asistencia a plenos y comisiones, valorar medidas para una mejor conciliación “laboral” y personal.
Además, y ya en lo tocante a la “sensibilización”, la estrategia de la Cámara propone la elaboración de un programa formativo en materia de igualdad para diputados y grupos parlamentarios —otro para el personal—, así como facilitar su asistencia a otros cursos o actividades formativas sobre perspectiva de género fuera de la institución.
