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Crisis migratoria

El aumento de la tensión dispara la xenofobia en la isla de Gran Canaria

La llegada de africanos a las costas agita la convivencia política en las Islas, las relaciones con el Estado, la seguridad ciudadana, el racismo y los planes de acogida

Manifestación contra la inmigración en el Sur

Manifestación contra la inmigración en el Sur La Provincia

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Manifestación contra la inmigración en el Sur Juanjo Jiménez

La llegada de miles de subsaharianos y marroquíes a las costas agita la convivencia política en las Islas, las relaciones con el Estado, la seguridad ciudadana, la xenofobia y el racismo y los planes de acogida.

Con la protesta de medio centenar de manifestantes que ayer recorrían San Fernando de Maspalomas exigiendo más medidas contra la migración bajo una pancarta que presidía la movilización con el lema Por una isla sin violencia, por más seguridad en las calles, por un control de la inmigración ilegal, se cerraba una semana con una agenda cargada por la política migratoria, no exenta de tensión, polémicas y cruce de acusaciones.

El lunes, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, iniciaba estos últimos siete días agradeciendo a las comunidades gestionadas por el PSOE la disposición de acoger a los recién llegados al territorio español para evitar los embolsamientos en el punto de llegada, mientras la directora de la Guardia Civil, María Gámez, advertía que tanto la Benemérita como la Policía Nacional disponen de los controles necesarios para evitar la llegada de personas que pudieran estar vinculadas con el Dáesh, haciéndose eco de los crecientes comentarios en este sentido en las redes sociales, a cuyos autores achaca ser parte de “una xenofobia muy clara”.

La jornada de martes se producía un aumento de la tensión, con la colocación en el capitalino barrio de Las Rehoyas de una pancarta con la expresión “No hay cama para tanta gente”, efecto del altercado con arma blanca producido el viernes anterior entre unos vecinos y unos jóvenes magrebíes, al que se sumaba otro el sábado, en el que un migrante terminó con múltiples golpes”. También el martes se conocía la retención de varios africanos por parte de un grupo de vecinos tras un robo en La Garita. Y en Valsequillo un mujer denunciaba una agresión por parte de dos migrantes que la apedrearon, según su versión, cuando iba a coger veroles con un cuchillo.

El miércoles las protestas por inseguridad ciudadana se trasladaban a Tafira Alta, donde un chat agrupa a vecinos preocupados por el incremento de centros de menores en la zona y el aumento de los robos en coches y casas en los últimos meses, según afirman, y que reclaman una mayor presencia policial ante la amenaza de que terminen por “destruir el barrio”, tal y como llega a a expresar el vicepresidente de la Asociación Vecinal Bandama. Esto, mientras la consejería de Derechos Sociales del ejecutivo autónomo aseguraba que hasta ese momento no se había reportado denuncia alguna en ese sentido vinculada con los dos centros habilitados para menores migrantes no acompañados en la zona.

Ese mismo día el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, asevera que los incidentes que protagonizan los migrantes en Gran Canaria son casos “aislados”, mostrando su preocupación por la “xenofobia” creciente y advirtiendo que la Policía tiene la “lupa puesta”, sobre estos hechos. Todo ello mientras aumenta en la isla el número de migrantes que son expulsados por conflictividad de los establecimientos turísticos pero sin más alternativa que abandonarlos a su suerte, como ocurre en el Sur, donde la Cruz Roja contabilizaba a 72 personas en esa situación, a los que se añaden otros veinte que han abandonado sus plazas por iniciativa propia.

Y es que a estas alturas del conflicto ya se estaban intercalando las denuncias entre isleños y foráneos tal y como se conocía el jueves con migrantes acogidos en el colegio León de la capital grancanaria, que temen salir a la calle por miedo a las agresiones, con un balance de siete marroquíes de entre 18 y 45 años atacados, incluso con escopetas de balines y el trasiego de motos y coches rondando el centro para intimidarlos, según sostiene Lucía Molo, coordinadora de la Fundación Cruz Blanca, motivados a través de grupos en las redes sociales, y cuyos autores están siendo investigados por las Fuerzas de Seguridad. También en Jinámar y Tafira se producían casos similares, con sendas denuncias por estos hechos.

En Las Rehoyas, una manifestación contra los migrantes a mitad de semana dividía la postura entre vecinos en el barrio y provoca el inicio de un procedimiento de sanción por parte de la Delegación del Gobierno por saltarse el toque de queda. El artista Dj Frank declaraba que “este es el único barrio que ha tenido los huevos de saltarse la cuarentena y salir a la calle”.

Como reacción a todo ello, el Delegado del Gobierno declaraba el viernes que las Fuerzas de Seguridad se encuentran investigando a los cabecillas de actos ilegales contra migrantes, así como los bulos y denuncias falsas por parte de las personas interesadas “en ese discurso de odio”.

La semana culmina con un comunicado del Centro de Iniciativas de Turismo de Gran Canaria, en el que sostiene que “los canarios como personas solidarias que somos, queremos apoyar a nuestros hermanos africanos para organizar un flujo migratorio ordenado con reparto de cargas proporcionales y equilibradas entre los países europeos”, pero que el fenómeno es “totalmente incompatible con la gestión pacífica de nuestra principal industria, motor económico y bienestar del pueblo canario”.

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