Ayer regresó la “tranquilidad” al campamento de acogida de migrantes de Las Raíces, después que, entre la noche del lunes y el mediodía del martes, hubiera dos grandes altercados, con más de una decena de heridos de diversa consideración, al menos 14 detenidos y disparos de pelotas de goma por agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional para frenar los disturbios, tras el lanzamiento de piedras o las agresiones con palos entre los usuarios. En las últimas 24 horas ha predominado la negociación para corregir la preocupante deriva de los acontecimientos, junto a las advertencias para que se acaben los comportamientos violentos.

Accem, la ONG que gestiona el campamento, aclaró que “se va a intentar que, además, se adapten, en la medida de lo posible, los menús a sus costumbres culinarias”. Esta apunta que, en relación a la regulación de horarios de comidas para que se pueda cumplir con el Ramadán y la inclusión de alimentos que lo faciliten, como la harira, dátiles o té, entre otras cosas, “ya estaban organizados previamente”.

La portavoz de la entidad explicó que “el ambiente hoy [por ayer] es tranquilo; el equipo está trabajando en la mediación con las personas dentro de las carpas”. Y aclara que “los que generan tensión y agresividad no son, ni mucho menos, todos”. “La amplia mayoría trata de adaptarse a la situación de la mejor forma posible y sin generar conflictos”, indicó.

La labor de mediación del equipo de Accem consiste en actuar como interlocutores para facilitar su estancia y dar respuesta a sus necesidades. “Se escuchan demandas y se llega a acuerdos para mejorar, en lo posible, a todos los niveles; esto incluye la escucha y el trabajo de detección de las situaciones más vulnerables, el contexto de las mismas y mediar en las contingencias o dificultades, entre otras cosas”, manifiestan desde la entidad. En esos casos, los migrantes también exponen su situación o expectativas, mientras el personal trata de detectar la necesidad de acceso a asesoramiento psicosocial y jurídico.

Accem volvió a insistir ayer en que prestaciones como el cáterin para servir las diferentes comidas o la seguridad en el interior del recinto son responsabilidad directa del Ministerio de Migraciones.

La Asamblea de Apoyo a Migrantes de Tenerife confirmó que en la jornada de ayer regresó la tranquilidad al interior y el exterior del campamento. En cualquier caso, dicha plataforma ha convocado para el sábado por la mañana una concentración de protesta por la situación de los migrantes ante la sede del PSOE de La Laguna. El lema es Canarias no es una jaula. ¡Stop secuestro!

El campamento recibió ayer la visita de tres integrantes de la Asociación Casa Canario-Marroquí, que ejerce de interlocutora entre las instituciones españolas y sus compatriotas, a la vez que colabora con la Delegación del Gobierno en Canarias. Su vicepresidente, Mustafa El Bekkouri, manifestó que, desde hace más de seis meses, imparten charlas a personas de origen magrebí que están en situación irregular. Era la segunda vez que se acercaban al centro de acogida de Las Raíces y sus inmediaciones, después de que lo hicieran el pasado 18 de marzo. A juicio de El Bekkouri, las reyertas y riñas tumultuarias están relacionadas con la coincidencia en un mismo lugar de numerosas personas con diferentes religiones, costumbres y culturas. El objetivo de su organización es “concienciar a la gente” de la importancia de la convivencia y recordar a sus compatriotas que “tienen derechos, pero también deberes” con la sociedad que los recibe.

Al igual que sus acompañantes, el vicepresidente de la asociación dijo que “con la violencia no se llega a ningún sitio; no es bueno ni para ellos ni para nadie”. Según Mustafa, “lo que más les preocupa es estar encerrados en la Isla”. Y ante esa circunstancia, “lo que quieren es viajar a la Península o a su lugar de origen; pero que se busque una solución”.

Reconocen que algunos de los magrebíes acogidos en Las Raíces preferirían regresar a Marruecos que seguir en las actuales condiciones, después de la desesperación que les provoca llevar en Canarias cinco o seis meses. El Bekkouri admitió que su asociación mantiene una gran colaboración con el consulado marroquí “para documentar a los indocumentados”, es decir, que obtengan pasaportes o el documento de identidad del reino alauí.

Mustafa estuvo acompañado por sus compañeros Abdeslam Aref Akhachab y Houine Oubal Anmed. Los tres defienden que los disturbios del lunes por la noche y el martes por la mañana se deben a “malentendidos” y que “ya está arreglado; todo suavito y tranquilos”, han remarcado.

El joven Abd Elouahed, magrebí, reconoció que intentará viajar a la Península en los próximos días. Aseguró que está en posesión de una solicitud de asilo y que ha comprado el billete. Lleva en el campamento de Las Raíces poco tiempo, pero quiere encontrarse con sus tíos y primos, que residen en Madrid. Para él, las instalaciones gestionadas por Accem en El Rodeo Alto se han convertido en “una bomba”, con la concentración de tantas personas de diferentes procedencias, culturas, costumbres e idiomas. Cuando ayer presenció la batalla campal, “mis ojos no se lo podían creer”, relató en inglés. Lamenta que “la gente piense que somos todos”, pero “son solo unos pocos” los que producen los altercados.

En la Comisaría de la Policía Nacional de La Laguna se recibieron ayer las primeras denuncias presentadas por varios trabajadores por los daños materiales registrados en vehículos durante los incidentes.

Durante la tarde, un reducido grupo de magrebíes y subsaharianos salieron del recinto con gritos de unidad y fraternidad de todos los africanos que se hallan en el centro. Un pequeño gesto tras la violencia de días pasados.