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Fiscal delegada de Extranjería y Trata de Personas en Santa Cruz de Tenerife

Carolina Barrio: “Me consta que se hacen traslados periódicos a la Península”

Carolina Barrios durante la entrevista la pasada semana . | | CARSTEN W. LAURITSEN

La fiscal delegada de Extranjería y Trata de Personas de Santa Cruz de Tenerife, Carolina Barrio, explica que algunos menores no dicen que lo son para no separarse de sus familiares o porque quieren trabajar de forma inmediata para poder ayudar a sus familias. Asegura que le apena la mala información que reciben los migrantes sobre la realidad sociolaboral que existe en España y señala que esas falsas expectativas benefician a las mafias que les cobran por viajar.

¿Es el peor momento para llevar los casos para saber la edad de los menores migrantes?

Este año ha sido especialmente difícil, sí. En 2021 llevamos 300 expedientes de determinación de edad incoados; es decir, por los que se acuerda practicar las pruebas óseas y otras para saber si son mayores o menores.

¿Cuántos casos hubo el año pasado?

Unos 700. El 2020 fue una auténtica locura de llegada de embarcaciones y con muchos menores. Pero la práctica totalidad de los expedientes que se incoaron el pasado año están ya resueltos.

¿Y cuántos eran realmente menores?

El 65% resultaron ser mayores, según la Fiscalía de Menores. Y, respecto a los de este año, estamos pendientes de que se hagan las pruebas de los forenses.

¿A qué se debe que pueda haber menores en hoteles o en campamentos para adultos?

En la actualidad, todas aquellas personas que han manifestado ser menores y han aportado un principio de prueba están ya en recursos específicos para ellos. En febrero se nos presentó un listado enorme de personas. Hubo una reunión con las ONG que gestionan tanto Las Raíces [Accem] como Las Canteras [OIM], así como con Cruz Roja, y se acordó que, con respecto a las personas que consideraran que pudieran ser menores, se presentara un informe detallado e individualizado. Yo no puedo trabajar con una lista que solo contiene nombres, apellidos y la fecha de nacimiento que esa persona dice. Las ONG empezaron a aportarnos entonces partidas de nacimiento, fotos de los presuntos menores y expedientes individuales, donde el trabajador social y el psicólogo nos decía que tenía una serie de aspectos, como que adoptaba un comportamiento infantil o que solo se relacionaba con menores, entre otras cosas. Todos esos expedientes, 225 solo de Cruz Roja, nos los enviaron. Y esas personas se sacaron de los centros donde estaban y se enviaron a recursos específicos. Y, a partir de ese momento, se comunicó a Accem, OIM y Cruz Roja que si detectaban algún caso de supuesto menor que avisaran de forma inmediata a la Fiscalía. Y así se ha hecho con varios casos. No habúa un protocolo.

¿A los menores no se les identifica a su llegada?

La Policía Nacional identifica. Y una acción importante es separar a los adultos de los que dicen ser menores. A veces, ellos mismos no dicen que son menores, por lo que hay que hacer una indagación. ¿Por qué no lo dicen? Imagínese que usted es menor y viene con su hermano mayor de edad en un barco. Si reconoce la minoría de edad, sabe que irá a un centro y su hermano a otro recurso diferente. Si fuera yo, no diría que soy menor. Eso es lo que tenemos que controlar. Hay miles de razones. No separarse de la familia es un supuesto. Otro es que, si dices que eres menor, no vas a poder trabajar de forma inmediata, que es su objetivo principal para ayudar a la familia.

¿Cómo ha evolucionado la llegada de migrantes desde el año pasado hasta ahora?

En enero del 2020 llegó algún cayuco. Fue algo anecdótico. En marzo se inició un goteo. Empezamos con la pandemia y, durante esta, siguieron entrando. Pero ya no llegan desde Senegal, sino desde Mauritania.

¿A qué atribuye ese cambio en los lugares de partida?

Supongo que se basa en el control de las fronteras. Ellos saben exactamente por dónde salir y por dónde no. Hablo de la ruta senegalesa, que es posiblemente la más peligrosa. Si hay la más mínima desviación, no llegan a Canarias, entran en la corriente atlántica y desaparecen. Eso es lo que pudo haber pasado con el cayuco localizado el 11 de abril en El Hierro. Si no les llega a encontrar el barco pesquero, esa gente hubiera fallecido con total seguridad. Se quedaron a la deriva, estuvieron así muchísimos días, sin comida, sin agua. Las declaraciones de los testigos fueron durísimas. Tres días les duró la comida. Les dijeron que no hacía falta que llevaran comida, porque el barco estaba perfectamente pertrechado y, cuando llegaron allí, se encontraron sin nada. El principal problema de la inmigración es que algunos se aprovechan de la vulnerabilidad, los sueños, la necesidad y el engaño. Muchas personas que llegan aquí tienen una percepción completamente distinta de lo que van a encontrar. Ellos creen que llegan aquí, que van a tener trabajo, permisos, que pueden moverse libremente por Europa; y ese es el engaño. Dudo mucho que sean conscientes de las condiciones en las que van a venir. Saben que van a subirse a un barco, pero no de la dureza de la travesía; ni de la realidad laboral y social. Vienen con la voluntad de trabajar y ayudar a sus familias. Pero la realidad se confronta con sus sueños.

“Si no les desalienta jugarse la vida en el mar, estar aquí una temporada no les va a desanimar”

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¿Cuántos patrones se han detenido desde el año pasado?

Llevamos muchos patrones detenidos y la mayoría está como presos preventivos. Desde 2020 hasta ahora se ha arrestado a más de 40. Y en prisión provisional están 30 de ellos. Las detenciones son un instrumento principal que tenemos para mandar el mensaje de que organizar viajes y cobrar el dinero de los inmigrantes irregulares es delito. No perseguimos a quien entra de forma irregular, sino a la red que se encarga de traer a esas personas.

¿Y ustedes llegan a tener datos de quienes promueven esos viajes en origen?

Eso es uno de los principales problemas que hay con estas investigaciones. No podemos abarcar toda la red, entre otras cosas, porque no tenemos jurisdicción en los países de origen. Se pueden obtener datos de la organización, pero no podemos llegar a ella. Nos centramos en el que lleva el timón, el que se encarga del GPS, en el que tiene la comida y la raciona; porque muchas veces las personas no son libres de coger los alimentos. Hay uno que les dice: tú comes cuando yo te digo.

¿El cayuco que llegó el 11 de abril ha sido uno de los peores de la historia de Canarias, con entre 26 y 30 muertos en total?

Si se confirman las manifestaciones de los supervivientes sería uno de los peores, porque ellos hablan de más de 20 personas que fallecieron durante el viaje, junto con los cuatro cadáveres que estaban en el barco cuando fue localizado. Fue durísimo. Se consiguió hacer una investigación muy rápida, prácticamente desde el momento de la llegada. Y esa rapidez permitió identificar a los cuatro patrones.

¿De verdad que se requieren grupos organizados para esos viajes?

Detrás hay redes. Un cayuco con 195 o 180 personas no lo organizan dos amigos. Se está pagando mucho dinero. Muchos ponen 700 euros. Imagínese lo que son 700 euros para una persona pobre en África. Pues multiplique eso por 100 personas que pueden venir en uno de esos barcos. Y si organizas 4 o 5 viajes al mes... Las ganancias que se obtienen son enormes y el coste es mínimo.

¿Cómo se identifica a los responsables de los viajes?

Hay una identificación fotográfica y después en el juzgado se hace una rueda de reconocimiento. También se hacen las pruebas preconstituidas, en las que las personas que venían en la embarcación identifican, reconocen y declaran contra los patrones. La prueba preconstituida se hace porque se contempla la posibilidad de que algunas de ellas no estén en el país cuando se celebre el juicio a los acusados. Están presentes los investigados, sus abogados, el juez, el intérprete, la fiscal y el letrado de la Administración de Justicia. Con todas las garantías legales.

¿El supuesto bloqueo que se registra en Canarias con respecto a los desplazamientos a la Península puede influir para frenar la salida de más personas?

Vamos a hablar de una llegada mantenida. Lo que pasa es que las embarcaciones que arriban ahora son más pequeñas. Una parte de las que llegaron en el 2020 eran cayucos senegaleses, que, mínimo, venían con 100 personas. Ahora llegan barcos mauritanos y pateras marroquíes, que son mucho más pequeñas. No creo que la situación registrada en campamentos como Las Raíces pueda influir. Quien quiere venir va a seguir viniendo. No creo que les afecte, porque ya están en Europa. Tarde o temprano esta situación se va a tener que solventar. Si no les desalienta el riesgo a jugarse la vida en el mar, no creo que les desaliente estar aquí una temporada. Cuando uno vive en la miseria, hará lo que sea.

¿El Gobierno o la Unión Europea favorece un bloqueo en sus viajes a la Península?

Creo que, para volar, los requisitos nos afectan a todos. Tenemos que tener un pasaporte, una justificación para volar... Desde luego, la sentencia del Tribunal Contencioso-Administrativo establece bien claro que toda aquella persona que está bien identificada, dispone de pasaporte y cumple los requisitos puede volar. Y el martes salieron 25 migrantes hacia la Península desde Tenerife. Y en estos meses, en colaboración con los ministerios, se han hecho traslados periódicos a la Península.

¿A usted le constan?

Sí, claro.

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