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Día de Canarias | Medalla de Oro a la Fundación César Manrique

La memoria viva de César Manrique

La Fundación constituida por el artista lanzaroteño en el Taro de Tahíche conserva y difunde su legado a través de los valores del arte, la sostenibilidad y el pensamiento

La entrada a la Fundación César Manrique (FCM) en Taro de Tahíche, en la isla de Lanzarote. | | LP/DLP

La Fundación César Manrique (FCM), radicada en el Taro de Tahíche, en el municipio lanzaroteño de Teguise, se erige en una institución cultural privada que, desde que abriera sus puertas en marzo de 1992, custodia, conserva y difunde el patrimonio del artista total al que debe su nombre y cuyas áreas de acción engloban la protección del medio ambiente, la promoción de las artes plásticas y la reflexión cultural.

La impronta artística de César Manrique en el mapa de la isla de Lanzarote concentra su leyenda en el interior de la Fundación a la que presta nombre, que custodia, conserva y difunde el legado de este artista total a través de los valores de la reflexión artística, la transformación sostenible y el pensamiento crítico. Dos años después de la conmemoración del centenario del nacimiento de Manrique (Arrecife, 1919 - Teguise, 1992), en un presente marcado por la amenaza climática que tantas veces enjuició en un discurso censurado por incómodo desde distintos vértices de poder, este 2021 se concede la Medalla de Oro de Canarias a la trayectoria de la Fundación César Manrique (FCM).

La distinción de este aclamado centro cultural privado se fundamenta en que, en palabras del Ejecutivo, “César Manrique fue un pionero en materia de sostenibilidad y respeto a los ecosistemas naturales del Archipiélago. Ha sido un ejemplo para todos, cuyas enseñanzas su Fundación contribuye a conservar y difundir”. “Artista universal, tras su estela los canarios seguimos avanzando en un camino que es también un compromiso: detener el cambio climático, proteger nuestro entorno y crecer de forma más justa en lo social, más solidaria en lo económico y más sostenible en el territorio”, expuso Ángel Víctor Torres, presidente del Gobierno.

Radicada en el Taro de Tahíche en el municipio de Teguise, la FCM aloja su sede en la que fuera la vivienda oficial de Manrique durante dos décadas. Y antes de trasladarse a su última residencia en el pintoresco pueblo de Haría, el artista impulsó su propia Fundación en 1983 y abrió sus puertas el 27 de marzo de 1992, seis meses antes de su fallecimiento, a los 73 años, a causa de un accidente de tráfico junto a la misma sede.

Misión

Bajo la dirección de Fernando Gómez Aguilera y presidida por José Juan Ramírez, la FCM se constituye como una institución cultural privada, sin ánimo de lucro, que desarrolla su actividad a través de cuatro áreas complementarias de trabajo, en consonancia con la vocación totalizadora y poliédrica del artista: el universo propio de Manrique, las artes plásticas, el medio ambiente y el territorio, y la reflexión cultural, tal como reza la reseña de la propia Fundación.

Los objetivos de su actividad, recogidos en su acta de creación, se cifran en los siguientes epígrafes: conservar, estudiar y difundir la obra y el legado artístico de César Manrique; promover exposiciones, estudios e iniciativas que atiendan a las relaciones entre arte y naturaleza; desarrollar actividades que favorezcan tanto la conservación del medio natural como su transformación sostenible y la ordenación del territorio, en particular, en Lanzarote y Canarias; y promover la actividad intelectual, creativa y crítica.

El legado manriqueño, las artes, el medio ambiente y la reflexión cultural conforman sus cuatro áreas de trabajo

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Además, los fondos de la fundación incluyen la propia colección de arte contemporáneo de Manrique, que atesora obras de arte de Cuixart, Chirino o el Equipo Crónica. Y aunque el espacio fuese concebido como una vivienda para ser habitada, no como un museo de exhibición de pinturas y esculturas, el espacio acoge una pequeña muestra de arte canario y dedica tres salas a la exposición de distintas piezas de Manrique.

Asimismo, el funcionamiento interno de la FCM responde a un patrón autogestionado e independiente, sin subvenciones públicas ni privadas, toda vez que esta emancipación de lo público constituye el soporte de su autonomía para el ejercicio de «fórmulas de cooperación libres» y la práctica de «una observación democrática activa y una crítica institucional real», tal como señalaba su director en una entrevista a este periódico con motivo de los actos del centenario de Manrique el pasado 2019. En este sentido, la Fundación se autofinancia mediante la captación de recursos económicos a través de dos vías, las entradas al museo y el merchandising manriqueño, ya que todas las actividades organizadas por la Fundación son de carácter gratuito.

Espacio

La joya arquitectónica que aloja la sede de la FCM se erige a su vez en una de las más bellas representaciones del patrimonio de Manrique, quien sintetizaba su búsqueda de una armonización entre arte, paisaje, arquitectura y sostenibilidad bajo el conocido binomio Arte-Naturaleza/Naturaleza-Arte.

El Taro de Tahíche, que es como se denomina la edificación, que hace referencia a un tipo de construcción rural canaria en forma de torre circular, nace de la mano del propio artista a su regreso de una efervescente etapa en Nueva York en la década de los 60, que ensanchó los horizontes de su imaginario visual bajo la influencia de artistas coetáneos como Frank Stella, Andy Warhol o Mark Rothko.

Presa de la nostalgia por «lo verdadero de las cosas, la pureza de las gentes, la desnudez de mi paisaje y mis amigos», como le expresó en cartas a su amigo Pepe Dámaso, Manrique regresó a su isla natal con el propósito de «mostrar la belleza de Lanzarote al mundo» y «crear una auténtica conciencia insular» a partir de un modelo de desarrollo turístico sostenible y de integración con el paisaje.

Así, el artista proyectó su vivienda en una explanada de 30.000 metros radicada en medio de una colada volcánica forjada en las grandes erupciones de lava en la isla entre 1730 y 1736. La casa se construye en torno a cinco burbujas volcánicas a través de un diálogo respetuoso entre naturaleza y arquitectura, que Manrique conectó mediante túneles abiertos en el basalto, y a la que incorporó una piscina, una pista de baile y una barbacoa, así como un gran mural en el exterior, ejecutado entre 1991 y 1992, con trazos de piedra volcánica y azulejos, y un amplio jardín con diferentes tipos de palmeras y cactus.

El artista fijó su residencia en este enclave hasta que, a comienzos de 1986, inició su reconversión en un espacio museístico para la constitución de la FCM, que hoy alberga la antigua vivienda, las dependencias para el servicio y los garajes.

Actividades

En cuanto a su programación, la FCM impulsa sus actuaciones a partir de proyectos y actividades que se desenvuelven en los campos del arte, el medio ambiente y la cultura crítica, toda vez que una parte importante de la labor de la institución se dedica a la conservación, investigación y difusión de la obra de Manrique.

Su funcionamiento interno responde a un patrón autogestionado, sin subvenciones públicas ni privadas

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Su organigrama se estructura mediante la gestión de tres áreas: Área de Arte, Cultura y Medio Ambiente, Área de Administración y Recursos Humanos, y Área de Servicios Técnicos y Mantenimiento. El corazón de la programación cultural se fragua desde el primer departamento, que se escinde, a su vez, en seis subdepartamentos.

El área de Conservación y Artes Plásticas se ocupa de los contenidos museísticos propios del museo, así como de la conservación y difusión de la obra de Manrique y su programa de exposiciones temporales, mientras que el de Programas Culturales organiza ciclos estables de conferencias, seminarios, debates, mesas redondas, talleres y cursos sobre espacio público, paisaje, cultura y pensamiento crítico. Por su parte, el departamento de Territorio y Medio Ambiente fija las posiciones públicas de la FCM en materia territorial y ambiental, desarrolla cursos sobre medio ambiente y promueve informes ambientales, dictámenes jurídicos y alegaciones.

Además, la FCM cuenta con un departamento pedagógico para acercar a la población escolar al arte contemporáneo; un servicio de publicaciones y otro de archivo y biblioteca, actualmente cerrados a causa de la pandemia.

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