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La fuga del 80% de afiliados y cargos de Cs anticipa su debacle

El coordinador en Canarias de los ‘naranja’, Enrique Arriaga, se muestra abierto desde ya a coaliciones electorales para 2023

Enrique Arriaga en las oficinas del Cabildo de Tenerife donde es vicepresidente. | D. P.

La caída libre de Cs en Canarias parece no tener fin. Al igual que le ocurre al partido naranja en muchos territorios del Estado, en las Islas está ya al borde de la desintegración orgánica tras la debacle electoral en las generales de hace poco más de dos años y con expectativas de desaparición en todas las instituciones donde aún se mantienen, según todos los sondeos demoscópicos. Más allá de las fugas de muchos de sus dirigentes o cargos electos en las Islas, primero tras las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2019 y la posterior crisis interna, y más tarde desde el 10-N de ese mismo año, en que perdieron sus dos escaños canarios en el Congreso, la formación que lidera Inés Arrimadas soporta desde entonces una pérdida continuada de militantes que ponen ya en riesgo la propia viabilidad del proyecto, tanto desde el punto de vista orgánico y político, como económico.

Un informe interno de la dirección estatal del partido contempla que los liberales dejarán de ingresar el 47,65% de las cuotas de sus afiliados (10 euros mensuales) en el año que acaba de arrancar, y que solo 9.500 de sus ellos en todo el país se mantienen fieles al proyecto, muy lejos del pico de los 34.000 adscritos activos que llegó a registrar el partido en sus años boyantes, entre 2016 y 2019, unas bajas superiores al 72 %. En el caso de Canarias, la dirección regional no ofrece datos oficiales, aunque el coordinador del partido en las Islas, Enrique Arriaga, cifra la pérdida de militantes en torno al 50% desde las últimas elecciones generales.

Otras fuentes internas, sin embargo, consideran que la fuga de afiliados en las Islas está muy por encima de esas cifras y que de los 3.000 militantes que llegó a tener en los años mencionados, puede haber perdido a más del 80 % de ellos. Es decir, que en la actualidad estarían pagando la cuota de inscritos no más de 500 personas.

La pérdida de ingresos por afiliación deja al partido una situación muy complicada desde el punto de vista económico, aunque las arcas resisten gracias a las subvenciones que recibe desde las instituciones donde aún mantiene representación pese a los abandonos de algunos de sus cargos públicos en ellas.

En concreto, la caja de los naranja se nutre fundamentalmente por ahora de los 20.400 euros de subvención anual que reciben por el escaño de su diputado por Tenerife, Ricardo Fernández de la Puente, y de los 157.500 como miembro del grupo mixto. El abandono del partido en julio pasado por parte de Vidina Espino, la otra diputada de Cs, electa por Gran Canaria en mayo de 2019, ha sido un mazazo económico para la formación tras lograr la diputada gestionar la otra mitad de la subvención al grupo parlamentario.

En las Islas pagan en la actualidad la cuota no más de 500 inscritos frente a los 3.000 que registró

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Otras subvenciones oficiales que mantienen las arcas del partido son las que reciben sus representantes en el Cabildo de Santa Cruz de Tenerife (unos 4.200 euros al mes), y de sus concejales en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (de los tres que lograron en 2019 solo se mantiene uno) y en el de la capital tinerfeña. Una situación que, pese a todo, les permite mantener a salvo su infraestructura, sobre todo sus dos únicas sedes en Canarias, en cada una de las dos capitales, por la que pagan en torno a 1.000 euros de alquiler, más los gastos de mantenimiento (luz, agua, internet…), organización de actos y eventos, y el sueldo de sus dos únicos trabajadores, un responsable de prensa y otro de gestión de redes sociales.

Arriaga asegura que «el presupuesto de Cs en Canarias está saneado, no tenemos deuda con los bancos, y disponemos de fondos suficientes para hacer frente a las elecciones autonómicas y locales del próximo año».

En el ámbito estatal, tras la pérdida de 47 diputados en el Congreso en las últimas generales, la pérdida de 30 diputados en Cataluña (de 36 a 6) y la desaparición en Madrid (perdiendo sus 26 escaños) en las autonómicas respectivas le han llevado a la pérdida del 27 % de sus ingresos, pasando de los 10,7 millones en 2021 a una precisión de ingresos este nuevo año de 7,8. Con todo, y pese al recorte de 4.5 millones previsto por la dirección nacional en el presupuesto anual, el partido prevé un superávit de 1,7 millones y cuenta aún con un colchón de 9,9 millones con los que afrontar los próximos procesos electorales.

Las pésimas expectativas de Cs para las elecciones de Castilla y León el próximo 13 de febrero, y para las previstas en los próximos meses en Andalucía, colocan sin embargo al partido al borde de la inviabilidad más allá del riesgo cierto de desaparición institucional en esos territorios.

Trapaso a otros partidos

Uno de los problemas con que se enfrentan los naranja en Canarias es la marcha de sus filas de muchos de sus cargos electos, que afecta a todas las instituciones donde lograron representación en las autonómica, insulares y locales de mayo de 2019, la mayoría, según reconocen en la dirección regional, con expectativas de incorporarse a otros partidos o proyectos de distinto signo político, sobre todo el PP y CC, pero también el PSOE, ASG o incluso Vox.

Arriaga reconoce que en estos momentos «hay pocas incorporaciones en Canarias, pues estamos en un momento en el que se está redefiniendo la linea política de trabajo, las estrategias y el mensaje político». Insiste en la idea base a la formación de que «hay voto muy definido tanto en la izquierda como en la derecha, pero el votante liberal es difícil de convencer, es un voto no militante y nadie lo tiene ganado, por eso la fidelidad del voto a Cs es más baja que en los otros partidos». «Tenemos que luchar el doble, trasladar bien el mensaje y ser creíbles», asegura el coordinador regional en Canarias antes de garantizar que, pese a las dificultades políticas, orgánicas y económicas del proyecto «garantizamos que en las próximas elecciones autonómicas y locales estamos en condiciones de presentar candidaturas a todas las instituciones en las Islas».

En todo caso, el partido se mantiene a la expectativa de las posiciones estratégicas de la dirección estatal para contemplar posibles alianzas con otras formaciones, un escenario complejo a la vista de la crisis de relaciones que mantiene con el PP, su aliado político natural y con el que ha gobernado en muchas instituciones en todo el país como Madrid (comunidad y ayuntamiento capitalino), Andalucía, Castilla y León o Murcia antes de la ruptura en la mayoría de ellas. «En algunas comunidades la posición de algunos partidos no era tan fuerte por separado y se forjaron algunas coaliciones interesantes como la de Navarra Suma (UPN, PP y Cs), habrá que estudiar de aquí a 2023 si en función de las directrices que se marquen en el ámbito nacional se puede ir en coalición con otra formación política, o en solitario. Habrá que analizar todos los factores y no se puede descartar algún movimiento en ese sentido», asegura Arriaga.

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