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Padrón municipal | Datos demográficos del Archipiélago

La sangría demográfica atenaza un cuarto de los municipios canarios

Artenara, Tejeda y Tazacorte son las localidades en las que más se ha reducido la población en dos décadas | El empleo turístico hace crecer el sur de las Islas

Varios vecinos junto a una tienda en Artenara.

Uno de cada cuatro municipios de Canarias ha perdido población en las últimas dos décadas. Mientras que el retroceso en el número de vecinos es contenido en algunas localidades, para otras se ha convertido en una sangría constante que va mermando no solo la capacidad económica que tienen sus ayuntamientos para prestar algunos servicios sino también la vida de sus calles. Artenara, Tazacorte y Tejeda son los que han visto mermar de una forma más evidente su padrón en los últimos años, con caídas en el total de sus residentes que alcanzan el 29,8% y el 23,7%, en el caso de los grancanarios, y del 25,5% en el municipio palmero.

Pero, ¿cuál es la razón de que estas localidades lleven veinte años perdiendo población? Sara García, profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de La Laguna (ULL), explica que suele tratarse de municipios más envejecidos, en los que los jóvenes encuentran menos oportunidades económicas y laborales y que no reciben un volumen de inmigración importante. Sus vecinos envejecen o se marchan y no vienen otros nuevos que puedan reemplazarlos.

En total, son 22 municipios de cinco islas los que han perdido población en estos años, ya que en Fuerteventura y Lanzarote ninguno de sus ayuntamientos ha registrado un bajón en sus padrones, De forma conjunta han perdido 18.370 ciudadanos, según los datos actualizados a 1 de enero de 2021 por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Aunque muchos de sus vecinos se estén marchando hay otros que se resisten a partir y entre ellos algunos jóvenes que han buscado la fórmula para poder vivir donde realmente quieren, en los lugares en los que han nacido.

Siete municipios del Archipiélago tienen ahora el doble de residentes que en el año 2001

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Hace nueve meses, Saúl Medina y Alejandro González, dos jóvenes de Artenara de 25 y 31 años, decidieron abrir un negocio en la localidad para no tener que marcharse. «Somos de aquí y aquí queríamos hacer vida, se nos presentó la oportunidad y no dijimos que no», afirma Medina desde su Bar La Majada.

Este grancanario tenía asumido que buscar su propia salida laboral era la única alternativa que tenía para poder quedarse en su pueblo. «Muchos de mis amigos se han ido a Las Palmas y solo vuelven los fines de semana, pero yo no quería eso», reconoce.

De las principales ventajas que asegura tener esta vida alejada del ajetreo de otros lugares de la isla es por supuesto «la tranquilidad» y por ahora señala que el municipio tiene «todo lo que necesito, gimnasio, polideportivo, biblioteca y en 50 minutos estás en la capital si quieres más jolgorio».

Lo único que falta es «gente» ya que aunque estos emprendedores están contentos con el devenir del negocio reconoce que resisten gracias a las visitas de los turistas. «Solo con la gente del pueblo los bares no llegamos ni a cinco clientes», lamenta. Aún así, en sus planes no está mudarse a otro municipio. «Tenemos mucho arraigo, otros amigos quieren volver pero no hay oportunidades laborales», admite.

Ana Vanessa Rodríguez es de Tazacorte. Vivió muchos años fuera de La Palma. Tenerife, Madrid o Londres se convirtieron en sus lugares de residencia, pero con la pandemia volvió a recalar en su municipio natal. Pocos días después de que estallara el volcán de Cumbre Vieja abrió allí un bar. Asegura que lo que más echa de menos de otras ciudades en las que ha vivido es el transporte. «Aquí es pésimo».

El aumento de Tenerife dobla al de Gran Canaria, pero Las Palmas crece más que Santa Cruz

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Bajo su punto de vista, aquellos que quieran progresar «por desgracia tienen que marcharse de la isla». Las alternativas de estudios académicos superiores son muy limitadas y buena parte de los que se marchan a estudiar fuera, nunca vuelven. «Los que tienen visión tienen que largarse porque las alternativas aquí son pocas», lamenta.

Efecto de la crisis

Muchos temen que la erupción que azotó La Palma no sea sino otro aliciente para que muchos se marchen y se acentúe la pérdida de población que sufre la isla. De hecho, en los últimos veinte años es la única del Archipiélago que en su conjunto ha perdido vecinos y en 2021 tenía un 1,1% menos que dos décadas atrás.

«Ya se nota que mucha gente se ha marchado, buena parte de la comunidad alemana se ha ido, no solo de Tazacorte sino de todo el Valle, esta crisis puede hacer que baje todavía más la población», lamenta Rodríguez.

Ella misma no descarta que en unos años tengan que contarla como una de las que ya no figura en el padrón. «Por ahora me quedaré, soy madre y estar cerca de mi familia me es de mucha ayuda, pero veo más futuro para mis hijos en otros sitios», recalca.

«A veces sí se echa de menos tener alguna alternativa más de ocio pero no cambio por nada vivir en Tejeda». Así resume Natalia Mayor, de 27 años, su regreso al municipio grancanario para encargarse de la ganadería Naroy. Aunque nació en Tejeda, la familia se trasladó por motivos laborales a otros municipios, pero cuando tanto ella como su hermana terminaron de estudiar decidieron volver al pueblo para poner en marcha la empresa. «Estamos muy vinculadas al municipio, mi hermana y yo hemos acabado viviendo aquí con nuestras parejas y ella acaba de tener un hijo», explica.

Aunque se confiesa enamorada de la localidad también es consciente que la calidad de vida que asegura haber ganado, al acercarse a su trabajo y a los espacios naturales del entorno, la paga con la ausencia de muchos servicios. «Por ejemplo en el caso de mi hermana no hay guardería», recuerda y también apunta la dificultad que tienen los adolescentes para el transporte. «Los horarios de las guaguas son muy limitados y no tienes la misma libertad si no tienes coche», apunta.

Pero sin duda lo que más destaca de vivir en Tejeda es «los valores de su gente» ya que la relación con los vecinos «es mucho más cercana, más familiar y así es como me he criado». Mayor asegura que lo nota hasta cuando hace el reparto del queso a otros municipios. «Aquí te invitan hasta a tomar café y en otros lados, bueno, hay buen trato pero es diferente», reconoce.

Si por ella fuera nunca abandonaría Tejeda. «Me pienso quedar para siempre y si me marchó será porque necesito algún servicio que no encuentro aquí».

Pero el descenso de población no es la realidad de la mayoría de los municipios de Canarias. Tres de cada cuatro de ellos ha visto crecer el número de sus vecinos desde 2001 y algunos han experimentado crecimientos muy importantes. De hecho, la población total del Archipiélago en estos veinte años ha pasado de 1,7 millones a 2,1 millones. Pero este incremento se ha repartido de manera desigual en el territorio.

Para algunos jóvenes crear su propio negocio es la única opción para seguir en su pueblo

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Siete municipios han llegado incluso a duplicar su población en estos años. Yaiza, en Lanzarote, y San Miguel de Abona y Granadilla de Abona, en Tenerife, son los tres municipios es lo que la población más ha crecido porcentualmente. Los residentes en la localidad conejera se han incrementado un 167% en dos décadas, mientras que los crecimientos en los tinerfeños alcanzan el 161,8% y el 146%.

En una situación similar y con crecimientos que alcanzan los tres dígitos están también Antigua y La Oliva en Fuerteventura y Adeje y Candelaria, en Tenerife. La profesora del Departamento de Sociología de la ULL, Sara García, expone que aquellos municipios que cuentan con un crecimiento vegetativo alto y muy alto, es decir, por encima del 25%, han visto crecer su población por la «influencia migratoria asociada al empleo vinculado al turismo y a la agricultura extensiva».

No es de extrañar por tanto que aquellos municipios que han experimentado un mayor alza en su población sean precisamente donde están ubicados grandes núcleos turísticos o estén muy cercanos a ellos, convirtiéndose en refugio de aquellos que llegan a las islas en busca de trabajo en la principal industria del Archipiélago. En este grupo se encuentran también Mogán, Guía de Isora o San Bartolomé de Tirajana. 

Tras los municipios que han registrado un crecimiento alto o muy alto, García sitúa a aquellos que han experimentado un aumento de su población que oscila entre el 25% y el 10%. Son 18 entre los que están San Cristóbal de La Laguna, Arucas, Telde o San Sebastián de La Gomera. La socióloga explica que su crecimiento está sobre todo vinculado a movimientos de población entre municipios. Hasta ellos suelen mudarse ciudadanos por cercanía a su empleo y en esto ejercen como tirón el sector servicios y también las capitales.

El transporte es el servicio que más reclaman quienes viven en zonas más despobladas

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Por debajo del 10% de crecimiento se sitúan otras 18 localidades. En este caso, el aumento de su población también está vinculado con movimientos entre municipios aunque García advierte que el proceso se ha visto ralentizado «posiblemente por limitación del terreno o de crecimiento» o también al haber restado capacidad de atracción al perder empleos o servicios.

Si se fija la vista en las dos capitales de provincia, Las Palmas de Gran Canaria ha visto crecer su población un 3,8% hasta alcanzar 378.000 habitantes, mientras que los residentes en Santa Cruz de Tenerife han descendido un 2,8%, hasta los 208.000. Sin embargo, el aumento de la población en la isla de Tenerife ha duplicado al de Gran Canaria en estas dos últimas décadas.

Sin gente para tanto animal


La población desciende en muchos municipios de canarias por falta de relevo generacional. Cada vez se tienen menos hijos, ya sea por decisión propia o por imposibilidades económicas o sociales, y ya son muchas las voces que sostienen que en los hogares las mascotas están sustituyendo a los niños. Los canarios cada vez tienen más animales en casa y la proporción de perros, gatos y equipos por persona aumenta en el Archipiélago. Según el Registro de Identificación Animal ya hay una mascota por cada tres personas. En total, existen 667.673 gatos, perros, caballos u otros animales censados en este registro. De ellos son propietarios 358.388 residentes en las Islas que se reparten por los diferentes municipios de canarias. El amor por los animales se hace más que evidente en algunos municipios, en los que hay prácticamente el mismo número de mascotas que de residentes. Este es el caso de Garafía, una localidad palmera en la que residen 1.813 personas y en donde también conviven 1.803 mascotas, la mayoría de ellas perros. Hay que tener en cuenta que este registro de mascotas no cuenta con todos las que existen en Canarias, ya que algunos propietarios no cumplen con la obligación de chipear a sus animales, por lo que la proporción será todavía mayor. El municipio con más perros, gatos o equinos censados es Las Palmas de Gran Canaria, que es también la localidad más poblada del Archipiélago. Mientras que Agulo, en La Gomera, es que tiene menos, ya que apenas cuenta con 218 mascotas para sus 1009 habitantes. | D. G.

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