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Un avión alemán aterriza en Gran Canaria tras el rechazo de Mali

La aeronave trasladaba soldados para reforzar el Sahel | El país africano rompe lazos con Europa con la salida de tropas francesas

Soldados de la ONU patrullan las calles de Bamako.

El Gobierno alemán investiga por qué Mali denegó este miércoles la entrada a su espacio aéreo a un avión alemán que tuvo que ser desviado a Gran Canaria, según informó la autoridad militar competente. A través de sus redes sociales, la Fuerza aérea alemana explicó que ahora mismo se está trabajando «en crear los prerrequisitos diplomáticos necesarios para el vuelo y esclarecer la pregunta de por qué el sobrevuelo fue denegado». El avión, un Airbus A400M que había partido de Wunstorf, en el centro de Alemania, con 80 soldados a bordo, se dirigía a Niamey, en Níger, donde Alemania mantiene una base logística para su misión en el Sahel, según informó un portavoz del ministerio de Defensa germano. 

La presidenta de la comisión de Defensa del Bundestag, Marie-Agnes Strack-Zimmermann, criticó con dureza a la junta militar de Mali por el incidente, que calificó de «acto no amistoso» en declaraciones a una red de medios alemana. «Las Fuerzas Armadas se esfuerzan, junto con otros organismos, por lograr la paz en este país», añadió Strack-Zimmermann, para insistir en que «es preciso aclarar lo que ha ocurrido, y al más alto nivel».

Hace una semana que la junta militar maliense impide el tráfico aéreo de la ONU en el país

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Hace una semana que la junta militar que gobierna en Mali impide el tráfico aéreo de la misión de la ONU en el país –Minusma–, aunque según el Ministerio de Exteriores alemán no se han visto afectados por el momento vuelos de carácter médico. Las Fuerzas Armadas alemanas cuentan con 1.300 efectivos desplegados en el país africano en el marco de Minusma y de la misión europea de formación EUTM.

La junta militar maliense tomó el poder a través de un golpe de Estado en agosto de 2020, deponiendo al expresidente Ibrahim Bubacar Keita. El pasado 10 de enero, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) cerró las fronteras y suspendió el comercio con Mali después de que los militares se echaran atrás en su compromiso de convocar elecciones el pasado mes de febrero.

Las relaciones entre la Unión Europea y Mali se han enfriado en los últimos meses. Francia mantiene desplegados a más de 5.000 soldados en la zona dentro de la Operación Barkhane, que inició en 2013 para apoyar a las autoridades nacionales en la lucha contra grupos yihadistas e insurgentes y tratar de estabilizar el país de cara a las elecciones presidenciales. A finales del año pasado, París anunció la retirada de sus tropas y su apuesta por reducir su presencia en el Sahel, participando con solo 900 efectivos en la Operación Takuba, liderada por la UE. París había tomado con antelación la decisión de limitar su colaboración  por cuestiones relacionadas con sus capacidades militares, además de por el hostigamiento al que le ha sometido Rusia y algunos grupos locales, calificando sus intervenciones de colonialismo.

Quince países europeos, entre ellos España –que mantiene desplegado a medio millar de soldados en el marco de la Misión de Entrenamiento de la UE en Mali–, denunciaron hace unas semanas el desembarco en el país africano del Grupo Wagner, al que se considera un ejército de Rusia en la sombra. Si bien, para el Gobierno de Vladimir Putin, este grupo de paramilitares privado no existe oficialmente. Francia ha denunciado que cerca del aeropuerto de Bamako se han instalado campamentos para acoger a los mercenarios. Mientras, el Gobierno de Mali, liderado por el coronel Assimi Goita, niega cualquier relación con los paramilitares y alega que son instructores para sus tropas. El presidente francés, Emmanuel Macron, ya ha prevenido al Gobierno maliense de que la llegada de mercenarios rusos es una línea roja para su Ejecutivo.

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