Comunicado de las familias de 29 víctimas de la tragedia del Vuelo JK5022:

 El 21 de diciembre pasado el Tribunal Supremo dictó la Sentencia que ponía fin, más de 13 años después del siniestro del Vuelo JK5022 de Spanair, a la reclamación indemnizatoria del grupo más numeroso de familiares de personas fallecidas en el mismo y nos lo creímos. Sin embargo, sólo unas semanas más tarde Mapfre ha pedido al referido Tribunal Supremo, con base en una mera cuestión formal, que anule su propia Sentencia y deje sin efecto las indemnizaciones concedidas a los hermanos de fallecidos.

La Audiencia Provincial de Madrid otorgó indemnización a los hermanos indicando expresamente en su Sentencia ratificada por el Tribunal Supremo, que debe considerarse y presumirse que toda persona sufre un daño moral por la pérdida de un hermano en trágicas circunstancias.

La doble moral en el comportamiento falso y desleal de Mapfre es manifiesta, pues ya en la primera audiencia de los procedimientos judiciales, públicamente reconoció que asumía todos los daños causados por su Asegurada SPANAIR, y así lo hizo además en otras comparecencias públicas. Pero la realidad con la que actúa es bien distinta, tratando a toda costa de privar de indemnizaciones a graves perjudicados, y demostrando una total falta de escrúpulos con las víctimas de la Tragedia del Vuelo JK5022 que se negaron a aceptar sus leoninas condiciones indemnizatorias más por vergüenza que por el importe de las mismas, al ver la frialdad e insensibilidad con la que tasaron la vida de nuestros seres queridos.

Al margen de la cuestión jurídica, esta decisión de Mapfre de seguir con el acoso jurídico nos indigna sobremanera porque hemos resistido más de 13 años los zarpazos de la tragedia, pero también el desamparo de las Autoridades judiciales que se han posicionado con la Aseguradora en la catástrofe aérea del JK5022 que retumbó en toda España y que destrozó a la gran mayoría de familias afectadas con graves daños físicos, psíquicos y morales, sufridos en ocasiones, incluso por menores de edad cuya mente no estaba preparada para afrontar tan drásticas separaciones familiares o fraternales.

Se hace muy difícil sobrellevar esta tragedia, pero se hace insoportable cuando la aseguradora, aprovechándose de la “justicia” lenta y desequilibrada en recursos para ambas partes (víctimas y aseguradora), lleva más de 13 años castigándonos con procesos judiciales que no tienen fin.

El dramatismo aumenta cuando las Autoridades del Estado conocedoras de esta situación han hecho caso omiso a la voz de las víctimas de Spanar y miran para otro lado.