La Provincia - Diario de Las Palmas

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Pleno del Parlamento | Primera jornada de la sesión

El optimismo ha quedado invitado

El presidente responde con el estilo de tenista jubilado al que le basta moverse un poco para devolver todas las pelotas

El presidente de la Cámara, Gustavo Matos, charla con la diputada Vidina Espino. | | MARÍA PISACA

Casimiro Curbelo es el Javier Cansado del parlamentarismo baratario. En el programa ‘Ilustres ignorantes’ el humorista Cansado es invariablemente el primero en intervenir en el programa, al público le gusta mucho la costumbre. En la Cámara regional el único público son los propios diputados, salvo los ujieres y, en una escala más inferior de la cadena alimentaria, los periodistas. Curbelo abrió ayer las preguntas al presidente del Gobierno preguntándole si las cosas económicamente iban mejor, como así parece, y asombrosamente, Ángel Víctor Torres respondió que sí, que las cosas van mejor, y que existen «razones positivas que invitan al optimismo». Luego el optimismo entra o no entra, pero ya se le ha invitado. El presidente, que tenía un magnífico aspecto después de pasar varios días infectado por el covid, detalló un poco confusamente las previsiones de crecimiento del PIB y del empleo en Canarias para este año tan promisorio. «Si no se tuercen las cosas», advirtió. Curbelo pareció a punto de santiguarse sobre su corbata de seda azul pálido.

Manuel Domínguez se estrenaba como líder del PP de Canarias. Domínguez es alcalde de Los Realejos y hasta el momento su actividad parlamentaria ha sido francamente modesta. Llegó con el ceño fruncido, que es señal de recién adquirida grandeza, y con ganas de enfatizar su decepción y su crítica hacia el Ejecutivo, pero se encontró con que el presidente, el vicepresidente y los diputados le felicitaban por su elección como líder de los conservadores, y en un ambiente tan amable su severidad ciceroniana se diluyó un poco. De todas formas Domínguez no renunció a su instante de patetismo, preguntando por el fracaso de la gestión de la dependencia. «Más de 4.000 canarios han fallecido mientras esperaban que le fuera reconocida la dependencia…Usted tiene que reconocer su fracaso». Pedirle a un presidente que reconozca un fracaso real o imaginario es muy naif y por un momento Domínguez casi provocó ternura, lo que no fue óbice para que Torres le diera un repaso a cuenta de las restricciones presupuestarias que en materia de programas sociales aplicó Mariano Rajoy. A continuación llegó Luis Campos. El portavoz de Nueva Canarias ha inventado una nueva tipología de pregunta al presidente, elyotepidoalgomuyserio. Es una pregunta en la que supuestamente los nacionalistas de izquierda (sic) le solicitan a Torres y sus compañeros algo duro, muy duro, de gran sensibilidad nacionalista y que esconde un infinitesimal disgusto con el Gobierno central. En esta ocasión Campos pidió que en la casi inminente reunión – si no se retrasa de nuevo – de la Comisión Bilateral Canarias Estado se incluyeran la transferencia de las nuevas competencias del Estatuto de Autonomía de 2018, incluida la participación de Canarias en la gestión de la migración. Es una pregunta un poco estúpida, porque el líder de NC y vicepresidente, Román Rodríguez, es miembro de la Comisión Bilateral y, por tanto, puede exponer y solicitar en su seno lo que estime oportuno. Como regla general cuanto más imposta la voz más irrelevante es la intervención del señor Campos.

Por supuesto el presidente respondió a muchas más preguntas. Lo hace con el estilo de tenista jubilado al que le basta moverse un poco para devolver todas las pelotas, y si se le escapa alguna, de inmediato denuncia que no es una pelota, sino una calandraca. Así, por ejemplo, Torres presumió o punto menos de la gestión desarrollada en la catástrofe originada por el volcán de Cumbre Vieja. Cuando Nieves Lady Barreto –líder coalicionera en La Palma– le preguntó sobre sus previsiones sobre la reconstrucción del valle de Aridane el presidente terminó afirmando que no hay precedentes en Canarias de un cataclismo similar, «y si lo hay nosotros lo hemos hecho mejor». La señora Barreto no parecía demasiado impresionada y pidió menos visitas y más soluciones prácticas. Nira Fierro ironizó sobre «el catastrofismo de la derecha tradicional y de la derecha nacionalista» y Pablo Rodríguez le pidió al presidente que se decidiera a gobernar el presente, rara consideración, porque el problema de CC es que Torres gobierna el presente, no los años ochenta ni el siglo XXIV. En fin. En los bancos cabeceaban ligeramente algunos diputados que no habían tenido la oportunidad de renovar sus dosis de café. El aburrimiento era perfectamente descriptible.

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Pleno del Parlamento de Canarias (08/02/22) MARÍA PISACA

Uno de los momentos centrales del pleno consistió en el largo y espasmódico riquirraca que el Gobierno, y especialmente el vicepresidente Román Rodríguez, se cantó a sí mismo por el grado de cumplimiento de sus previsiones de ingresos y gastos presupuestarios en el pasado año. María Esther González acudió presta como un suboficial de los lanceros bengalíes para afearle la conducta a la oposición. Porque la oposición había afirmado –es cierto– que los presupuestos eran un disparate y que las previsiones gubernamentales fallarían estruendosamente. Mal, muy mal. González se dedicó a corregir a Fernando Clavijo, senador y secretario general de CC, por lo que había dicho en una rueda de prensa, a ver cuándo ese hombre se decide a hablar de otra cosa, no del Gobierno canario. El socialista Iñaki Lavandera precisó que ese milagro presupuestario era debido a las políticas progresistas y al Plan Reactiva Canaria. Lavandera llegó a preguntarle a Rodríguez si algún diputado de la oposición le había llamado, aunque sea por teléfono, para pedirle disculpas, y lo más tronchante es que Rodríguez ni siquiera se inmutó. El vicepresidente, magnánimo, no pedía disculpas, «no las quiero ni las necesito», dijo bailando un breve minué en la tribuna, pero si sugirió que la derecha se diera cuenta que con esos titulares alarmantes y destructivos «alimenta la desafección democrática y el crecimiento de la extrema derecha». «Abandonen el catastrofismo, abandonen el tremendismo», aconsejó uno de los diputados más humildes que jamás ha trabajado en la Cámara.

Estos dos asuntos regresaron en nuevas comparecencias varios minutos más tarde; igual sería conveniente ajustar la técnica parlamentaria y la organización de los plenos para evitar enojosas y amormantes duplicaciones. Fue especialmente alarmante la comparecencia de Rodríguez (de nuevo) para que relatara a la asamblea la estrategia del Ejecutivo en la reconstrucción socioeconómica de La Palma, porque quedó muy claro que, si existía, el vicepresidente y consejero de Hacienda no la conoce. Rodríguez se limitó a deslizar lo que llamó «algunas consideraciones personales». ¿El vicepresidente de un Gobierno, ante una catástrofe económica que comenzó hace meses y terminó hace semanas, no tiene conocimiento de la estrategia de reconstrucción y responde en sede parlamentaria con consideraciones personales?. Pues exactamente eso. Nieves Lady Barreto tomó el micrófono y lanzó de nuevo sus propuestas, entre ellas, que la Comunidad autónoma complemente las ayudas por pérdida de vivienda y fincas, lo que, a su juicio, no costaría más de 52 millones de euros. «Así evitaríamos que la gente se fuera de La Palma, lo que es primordial para cualquier proceso de reconstrucción». Rodríguez había decidido a ponerse a leer mensajes en su móvil. La diputada Vidina Espino montó un escandalete. La Mesa le había autorizado proyectar un video con opiniones y críticas de miembros de varias comisiones de damnificados por la erupción. Para su desgracia, el vídeo duró más de la cuenta y apenas le quedó tiempo. El presidente Gustavo Matos se lo advirtió y Espino, enfurecida, abandonó la tribuna pegando chillidos. Luego se disculpó debidamente. Matos prepara una modificación reglamentaria para que el apoyo videográfico a las intervenciones de sus señorías sea limitada. En una democracia parlamentaria quienes toman la palabra en la Cámara son los diputados elegidos por los ciudadanos, no unos señores a los que se rueda en un vídeo. A continuación, otro ligero empacho de Rodríguez y su hercúleo presupuesto. Rosa Dávila repasó el dinero que, pese a los números de la Consejería de Hacienda, se habían dejado de invertir en 2022. «No es muy difícil darle a un botón e incorporar cientos de nóminas, pero otra cosa es saber invertir para dinamizar la economía, y en eso su fracaso es estrepitoso». La portavoz de CC apuntó que eso se vería en las elecciones. Rodríguez se mostró de acuerdo. Y quien es nadie para discutirles.

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