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Batalla en Madrid | Implosión de las filas populares

El PP canario teme una guerra en Canarias entre ‘ayusinos’ y ‘casadistas’

La eclosión interna por la pugna malogra el inicio de la etapa en el Archipiélago de Manuel Domínguez | El nuevo presidente regional respalda al líder nacional

Manuel Domínguez, a la izquierda, con Pablo Casado y Australia Navarro.

No ha podido tener peor estreno en el cargo el nuevo presidente del PP de Canarias, Manuel Domínguez, que apenas un mes después de hacerse con el liderazgo regional ve cómo desde fuera de las Islas, pero desde dentro de su propio partido, le torpedean su intento de reflotar el proyecto popular en un territorio que lleva ya muchos años sin pulsión social y electoral y alejado de los gobiernos de la instituciones isleñas, en muchas de las cuales fue hegemónico en su día. Cuando el nuevo equipo del PP canario, surgido del congreso regional de enero pasado, trataba de poner en marcha una estrategia de revitalización y reconstrucción del partido en todo el Archipiélago, la guerra civil emprendida por la dirección nacional que lidera Pablo Casado, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha abierto en canal a la formación en todo el Estado por el cruce de acusaciones de posible corrupción y espionaje, respectivamente, frena en seco ese proceso.

La onda expansiva de la gravísima crisis interna abierta en Madrid va a llegar sin duda a todos los territorios y organizaciones regionales, y tendrá consecuencias tanto en la reproducción a escala territorial de esa guerra entre partidario de Casado o de Ayuso, como en el impulso que se trataba de dar al partido a partir de los congresos regionales celebrados durante los últimos meses. Distintos dirigentes del PP canario reconocen que la guerra entre la dirección nacional y la presidenta madrileña es un torpedo en la línea de flotación para todo el partido como alternativa del gobierno en el ámbito estatal, y supone además un aldabonazo a las estrategias emprendidas en las distintas comunidades autónomas para relanzar la marca de cara a las elecciones autonómicas y locales de mayo de 2023.

Canarias es uno de esos territorios donde el PP, de la mano de su nuevo líder regional, buscaba abrir una nueva etapa con suficiente margen temporal para tener listo y competitivo el proyecto, aupados además en las claras victorias electorales que se suponían primero en Castilla y León el pasado domingo, y unos meses después en Andalucía, regiones que iban a confirmar el cambio de ciclo político en España que acabaría llevando a Casado a La Moncloa en las próximas generales. Sin embargo, la pírrica e insuficiente victoria lograda en la cita electoral de la comunidad castellanoleonesa, que deja la gobernabilidad en manos de la ultraderecha, y la implosión interna del partido por la lucha entre Casado y Ayuso, desbarata toda la estrategia previa de la calle Génova y la de los nuevos líderes regionales que, como en el caso de Canarias, buscaban impulsar la renovación y engrasar la maquina electoral para las consultas autonómicas y locales.

«El intento de Domínguez y la nueva dirección regional de relanzar el partido en Canarias se va a hacer totalmente a contrapié, y cualquier estrategia que se trate de poner en marcha en estos momentos será inútil y puede que contraproducente si no se cierra la crisis nacional de manear rápida», reconocía ayer un dirigente canario, asumiendo además que la gravedad de la disputa en Madrid puede tener consecuencias imprevisibles, entre ellas la posibilidad de un Congreso extraordinario y quizá un nuevo liderazgo nacional. Más allá de los posicionamientos que se puedan ir conociendo en los próximos días entre los populares canarios respecto a los protagonistas de la actual guerra interna, la nueva dirección del PP canario se alineado claramente con Casado y con el secretario general del partido, Teodoro García Egea, entre otras cosas porque han sido ellos quienes han supervisado el proceso congresual en Canarias y lanzado a Domínguez a la presidencia regional.

El propio Domínguez se encargó de confirmarlo ayer a través de su cuenta en Twitter, donde colgó un comentario de apoyo a Pablo Casado, porque su proyecto, aseguró, «sin duda», es el mejor para Canarias y para España y por ello ha pedido que nada interfiera en el objetivo de ganar las elecciones generales. «Bajo la presidencia de Pablo Casado podemos alcanzar La Moncloa. Que ningún obstáculo nos descentre del objetivo común: ganar las próximas elecciones», escribió Domínguez en en su perfil de Twitter siendo uno de los primeros barones territoriales que a esa hora tomaba partido por el presidente nacional. Sólo el de Murcia, Fernando López Miras, se había decantado ya en esa dirección, mientras los de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y de Andalucía, Juan Manuel Moreno, se limitaban a pedir unidad sin tomar partido. Por su lado, el dirigente hacia el que miran muchos fuera y dentro del partido como posible alternativa, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, pidió a la dirección nacional explicaciones sobre la crisis, algo que se ha interpretado como un desmarque de las posiciones de Casado y García Egea. 

En parecidos términos a Domínguez se ha expresado la portavoz parlamentaria del PP canario y anterior presidenta, Australia Navarro, quien a través de la misma red social señaló que es momento de «seguir avanzando unidos y defendiendo el proyecto que Pablo Casado tiene para España». A su juicio, se trata de «un proyecto necesario para Canarias y el resto del país, ese es el objetivo por el que seguimos apostando y por el que trabajamos día a día los hombres y mujeres del Partido Popular».

Queda por ver en todo caso cómo afectará esta situación a los congresos locales, aún en fase de convocatoria, y de qué forma cada uno de los bandos logra marcar la pauta en ellos, porque lo que también reconocen algunos dirigentes es que Ayuso va a contar seguramente con partidarios en muchos sectores de la organización en las Islas, aunque sólo sea porque conocen la simpatía que la dirigente madrileña despierta entre muchos militantes y electores y temen su reacción si se diera el caso que el expediente que le ha abierto Génova acabara expulsándola del partido o imposibilitándola para cargo público.

En otras palabras, que la guerra ya no se entiende como una cuestión orgánica, sino como una lucha de poder entre Casado y Ayuso en la que solo uno de ellos logrará la victoria, salvo si se diera el caso de que una mediación para salvar al partido provocara una decisión salomónica que diera el liderazgo a un tercero.

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