La afirmación de que la ruta canaria se ha convertido en la vía migratoria más peligrosa ya no es solo una apreciación generalizada entre quienes trabajan en ella, es un hecho: uno de cada cinco muertos o desaparecidos contabilizados en el mundo por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en 2021 pereció en el Atlántico rumbo a las islas. De acuerdo con los datos que recopila esta agencia de Naciones Unidas a través del programa Missing Migrants, 5.795 personas fallecieron en 2021 en el camino mientras emigraban a otro lugar, 1.109 de ellas en su intento de llegar al Archipiélago. Los responsables de la OIM siguen desde hace tiempo con detalle lo que está ocurriendo en Canarias, porque la evolución de las diferentes vías marítimas que conducen a las islas en patera, cayuco o lancha neumática desde la costa de África Occidental es alarmante. En 2017, la ruta canaria aportó un único fallecido a la lista de migrantes muertos en camino, una sola víctima sobre el balance total de 1.669 vidas perdidas ese año en toda África. Desde entonces, las muertes no han dejado de crecer: 43 en 2018, 202 en 2019, 877 en 2020 y 1.109 el año pasado. Los responsables del programa precisan que su recuento debe tomarse como un mínimo, porque solo incluye los casos en los que se recupera el cadáver (muy pocos) y aquellos en los que, aunque el cuerpo se quedara en el mar, hay testimonios de los supervivientes.

De hecho, reconocen que son conscientes de que se les escapan muchos «naufragios silenciosos», de pateras que desaparecieron con todos sus ocupantes en el mar, sin que nadie pueda contar lo que le pasó, lo que explica que el recuento que realizan algunas ONG sea muy superior. El colectivo Caminando Fronteras, por ejemplo, cifra el balance de la Ruta Atlántica en 2021 en 4.016 muertes, tomando como referencia los avisos facilitados por las familias de que quienes un día salieron hacia Canarias, sin que nunca se volviera a saber de ellos.

El coordinador territorial de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, Juan Carlos Lorenzo, subraya que la ruta canaria es cada vez «más arriesgada, más peligrosa y más insegura» por factores como el estado del mar, las condiciones de partida y el incremento del uso de neumáticas. «Son extremadamente frágiles, por los materiales con los que están fabricadas y porque zarpan sobre ocupadas», subraya Lorenzo, quien subraya que «hay muchos naufragios silenciosos que hacen que la realidad de la ruta canaria sea insoportable». Por esto, el coordinador territorial de CEAR en las Islas insiste en defender la necesidad de crear «vías legales y seguras que evite que la gente se siga jugando la vida en el mar».

El presidente de Cruz Roja en el Archipiélago, Antonio Rico, explica que la travesía tiene entre un 5 y un 8% de mortalidad y lamenta la alta peligrosidad a la que se enfrentan los migrantes hasta que llegan al Archipiélago. «Tenemos que trabajar para conseguir que el nivel socioeconómico en África se eleve para que las personas jóvenes que se juegan la vida tengan oportunidades en sus países de origen y no tengan que sufrir y enfrentarse a un proceso migratorio», señala Rico.

Ayer llegaron a Gran Canaria 64 personas de origen magrebí a bordo de una patera, que fue trasladada por Salvamente Marítimo al muelle de Arguineguín.