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El queso renació de cenizas

El incendio de 2019 en Gran Canaria ocasionó una explosión que arrasó la quesería Cortijo de Galeote, pero tres años después siguen produciendo 6.000 kilos de queso bajo la marca La Caldera

Tania Rivero y Francisco Javier González, propietarios de la quesería La Caldera, y antes de Cortijo de Galeote.

El 18 de agosto de 2019 sigue en sus mentes. El incendio que arrasó 9.541 hectáreas del centro de Gran Canaria se llevó por delante su quesería. El fuego que saltaba de pino en pino derritió un tubo de las instalaciones, llegando a un termo de gas, que causó una explosión que acabó con las instalaciones y equipamiento de su pequeña quesería del Cortijo de Galeote, en Gáldar. La desgracia echó por tierra en esos momentos las ilusiones de unos jóvenes ganaderos, Tania Rivero y Francisco Javier González, que habían sembrado durante años su futuro laboral en torno a esta pequeña industria, siguiendo el legado de sus familias. Tres años después, y con la nueva marca, La Caldera, la pareja ha vuelto a renacer de sus cenizas, tras el apoyo de amigos y las ayudas institucionales, aunque para ello han terminado por mudarse a otro pago de las medianías del municipio. «Hemos salido adelante, gracias a Dios, y con la ayuda de la gente, que nos dieron hasta ropa», recalca agradecido el ganadero.

Echando la mirada atrás, la deflagración se llevó por delante la casa, dos ordeñadoras prestadas, la máquina para envasar quesos al vacío, estanterías, una secadora, muebles, el televisor y otros enseres, además de tumbar un enorme techo metálico, que dejó el lugar completamente inhabitable.

El incendio forestal tumbaba la proyección que tenía esta pareja, que ya había acumulado entonces 19 premios en distintos concursos especializados de quesos.

«Fue un momento difícil, porque nos quedamos sin nada; pero hemos podido levantarnos, gracias a las donaciones de muchas personas, que hemos podido ir devolviendo».

La tragedia sacó a la luz la solidaridad de sus amigos. Tanto en los primeros momentos, como posteriormente. Esas mismas amistades que se pusieron manos a la obra, y ya en las horas posteriores a la desgracia les echaron una mano en el traslado a unas nuevas instalaciones que les habían cedido de forma provisional a unos pocos kilómetros del Cortijo de Galeote, para poder seguir adelante con el negocio. En ese lugar reubicaron las ovejas, tras vallar un improvisado alpendre cerca de Lomo del Palo, y trasladaron lo poco que habían podido salvar de aquella quema.

32.000 euros

Las ayudas públicas han sido también básicas. Desde un primer momento pudieron reponer las tuberías de riego, y luego llegaron otras ayudas institucionales. En este sentido, detalla que han percibido unos 20.000 euros para reponer las canalizaciones de aguas quemadas, y 12.000 euros más para el resto de la maquinaria. Prácticamente han cobrado todo, aunque le faltan un pequeño resto que están a punto de ingresar, según les acaban de comunicar desde la Agencia de Extensión Agraria.

Después de pasar unos meses en la vivienda provisional, se mudaron a su actual ubicación. En este caso, se trata de una propiedad familiar, donde montaron la nueva quesería, mientras se afanan para tener también su nueva casa anexa.

A final de ese año 2019 ya comenzaron a recobrar fuerzas tras vivir la tragedia del incendio, cuando las ovejas empezaron a parir.

El fuego también quemó casi la mitad de las papas que estaban comenzando a recoger el día que se activó la alerta. Pudieron salvar el tractor, que se había quedado en el centro de las tierras, y los sacos que había podido retirar de la cosecha. Como anécdota, apunta que con los meses posteriores reventó una esquina de los terrenos, cuando ya el propietario que les tenía alquilada la finca había recuperado la finca.

El cambio de entorno ha llevado consigo un cambio de marca. La quesería de Tania y Francisco Javier ha pasado a llamarse La Caldera, por su nueva ubicación en el camino del mismo nombre, entre los pagos de Lomo del Palo y Fagagesto de Gáldar. Desde entonces han recibido otros ocho premios más del sector, que reafirman su buen quehacer como profesionales artesanos.

Cuentan con 160 ovejas canarias, que les abastece de leche diaria para una producción aproximada de 6.000 kilos anuales de queso semicurado y curado al año. Y todos esos quesos se elaboran con leche cruda de sus ovejas.

El empresario señala que en los momentos de máxima actividad de diciembre y enero elaboran unos diez quesos de dos kilos diarios.

«Ahora trabajo para mí»

«Todo es diferente ahora, y puedo decir también que trabajo para mí», añade. Y todo, recalca, gracias a las ayudas que recibieron, incluidas económicas, que les permitieron ir saliendo adelante en aquellos amargos momentos. «Salimos para adelante gracias a las donaciones que nos hicieron, incluida ropa, con lo que pudimos ir escapando e ir saliendo adelante».

Ahora sus ovejas pastorean por las tierras de La Caldera, en las medianías de la Isla, lo que le permiten la mayor parte de su alimentación diaria, y que le confieren a sus quesos su textura natural.

Sus quesos se pueden degustar y comprar en la propia quesería, en comercios de la zona, en mercados, ferias y mercadillos de fiestas. Y lo combinan con sus tareas agrarias, ya que en estos días también han estado recogiendo millo y papas de sus últimas cosechas.

En este nuevo caminar también se han adaptado a los tiempos, con presencia en las redes sociales, que les permiten dar a conocer las visitas turísticas que reciben con frecuencia, y en la que muestran sus tares cotidianas.

Atrás quedó aquel trágico día de 2019, del que supieron salir adelante. Eso sí, con apoyo, esfuerzo y sacrificios, como la vida misma de los hombres del campo.

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