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La Palma recoge picos de lluvia de 150 litros por metro cuadrado

San Andrés y Sauces y la Villa de Mazo fueron los municipios más afectados por las tormentas | Sorprende la poca incidencia que tuvieron los barrancos

Varios vehículos transitan, entre nubes de vapor, por una carretera afectada por la erupción del volcán de Tajogaite. | | RAMÓN PÉREZ

La Palma registró ayer otra intensa jornada de precipitaciones en los que se contabilizaron lluvias acumuladas que superaron los 300 litros por metro cuadrado en zonas de cumbre y la comarca este, pero, sin embargo, ninguno de los barrancos acostumbrados a llevar esta agua hasta el mar tuvo actividad durante este fin de semana.

Desde San Andrés y Sauces hasta Villa de Mazo se superaron los 150 litros de media por metro cuadrado, con estaciones como la de La Sabina que marcó los 200 litros, lo que sumado a las precipitaciones del sábado superan los 300 litros. Esta situación, más allá de lo benévolo de estas lluvias y el beneficio para el territorio y el sector primario, trae preocupación a las medianías ante la posibilidad de que puedan verse afectados por escorrentías que arrastren material acumulado en zonas de cumbre como consecuencia de la reciente erupción del volcán Tajogaite.

En la Isla Bonita existe preocupación porque ningún barranco, más allá de las tradicionales escorrentías en laderas y cunetas, ha transportado de cumbre a mar esas acumulaciones de agua que se recogen en las zonas más altas. Ni el Barranco de Las Angustias, que desaloja las aguas de cumbre y la Caldera de Taburiente en Tazacorte, ni el Barranco de Las Nieves, que acumula también las precipitaciones de cumbre y de los barrancos de El Río y La Madera hacia la costa de la capital, han transportado ni un litro. En el recuerdo, y deseando que sea una posibilidad muy lejana el que pueda producirse un incidente parecido, está la tragedia de El Llanito, que el 16 de enero de 1957 sesgó la vida de 26 personas en Breña Alta como consecuencia de unas abundantes lluvias de cumbre.

Aquella tragedia fue como consecuencia de la enorme cantidad de ceniza que los volcanes de San Antonio, ocho años antes, había arrojado y depositado en las cuencas de los barrancos de Aduares, Melchora y Aguacencio, lo que propició la escasez de porosidad del terreno y ayudaron a las escorrentías. El suceso ocurrido hace 65 años ha vuelto en estas jornadas a la mente de algunos palmeros, quienes miran con preocupación a la cumbre y a los barrancos.

Más allá de esa lluvia copiosa y constante, la ausencia de vientos dejó en leves los incidentes registrados con desprendimientos en algunas zonas de las carreteras insulares, recordando que permanecen cerradas al tránsito aquellas de montaña con mayor peligrosidad en estos casos meteorológicos. Los dos incidentes más destacados de la jornada tuvieron que ver con uno de esos desprendimientos, producido al amanecer del domingo en la carretera de Santa Lucía, en Puntallana, cortando totalmente la vía de acceso al norte de la Isla, repitiéndose a última hora de la noche en el mismo sitio, y la caída de un pino en la LP-3 que atraviesa la Isla por la cumbre.

También la caída de piedras y otros materiales provocaron algunos daños en zonas urbanas, sobre todo a vehículos estacionados, con las consiguientes roturas de lunas y daños en las carrocerías. Durante toda la tarde del domingo se repitieron los cortes de luz a lo largo de toda la geografía insular como consecuencia de las incidencias producidas por la lluvia en la Central Generadora de Los Guinchos, en Breña Alta, única en la Isla. Por fortuna, todos esos cortes se produjeron de manera intermitente y con poca duración.

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