El exvicepresidente del Gobierno español y figura relevante de la Transición, Alfonso Guerra, no cree en las primarias como sistema para elegir a los líderes de los partidos, incluido el suyo, el PSOE, que ha vivido momentos de tensiones y desgarros internos cuando se han abierto este tipo de procesos para elegir a los dirigentes orgánicos o a los candidatos a los procesos electorales. «Las primarias potencian el cesarismo en cualquier partido, todos han asumido erróneamente este mecanismo como el más democrático y soy contrario al mismo», aseguró Guerra.
El veterano dirigente socialista señaló que su partido implantó este sistema de elección interna en 1997 y desde entonces ha estado en contra porque, lejos de imitar a otras democracias consolidadas como EE UU, «en esos países no hay un plebiscito como sucede aquí y eso marca la vida interna de los partidos».
Alfonso Guerra estuvo ayer en la capital grancanaria invitado por el Ayuntamiento de la ciudad en el marco del ciclo de conferencias sobre la Transición como punto de encuentro. El alcalde de la capital, Augusto Hidalgo, resaltó la figura de Guerra no solo en su faceta en el Gobierno del PSOE tras la arrolladora victoria electoral de 1982, sino también como figura clave en las negociaciones para llevar a buen puerto la redacción de la Constitución de 1978. De hecho el propio Guerra relató durante su disertación cómo se puso en contacto con el entonces vicepresidente del Gobierno de UCD, Fernando Abril Martorell, para encauzar unas negociaciones que estaban inclinando el texto de la Constitución hacia el bando político de la derecha. lo que podría hacer peligrar la Carta Magna desde que gobernara la izquierda. Después de muchas reuniones y tiras y aflojas se logró pactar de forma consensuada e integradora un texto en el que «todos renunciamos a algo».
«En EE UU no hay un plebiscito como aquí, eso marca la vida interna de los partidos»
Guerra señaló que en los últimos años han surgido voces que piden revisar la Transición y reformar la Constitución. Sobre lo primero indicó que «hay algunos que dicen que tal vez se fue demasiado lejos y otros que nos quedamos cortos; las dos visiones son erróneas, hicimos lo que necesitaba el país porque tanto en un caso como en otro no nos hubiésemos puesto de acuerdo», añadió.
Guerra formó parte del Gobierno presidido por Felipe González como vicepresidente del mismo entre 1982 y 1991, además de ser diputado por Sevilla en el Congreso desde 1977 hasta 2015. Nunca ha tenido pelos en la lengua para cuestionar algunas decisiones de los dirigentes de su partido y ayer confirmó que no fue invitado al acto que tuvo lugar el lunes en Ferraz por los 40 años de la victoria socialista de 1982, en el que estuvieron presentes muchos dirigentes de la época, entre ellos Felipe González.
Espíritu de consenso
El dirigente socialista andaluz echa de menos en la política española actual el «espíritu de consenso» que hubo en los años 70 para salir del franquismo hacia la democracia. Por ello defiende el acuerdo en cuestiones como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), atascada por la falta de entendimiento entre los dos grandes partidos españoles, PSOE y PP. Sin embargo, Guerra se mostró muy crítico con el comisario europeo de Justicia y le pareció «ridículo» que quiera decirle a España cómo tiene que elegir a los miembros del Poder Judicial: «la elección la hace la soberanía popular que reside en el Parlamento, pero es que los diputados eligen entre una lista de nombres propuesta por la carrera judicial y sus asociaciones, es lo más democrático».
«La Transición la hizo el pueblo español con manifestaciones y presiones»
Durante su disertación, Alfonso Guerra explicó que, en su opinión, la Transición dura ocho años. Desde 1974, cuando se le diagnostica la enfermedad a Franco, hasta 1982, cuando el PSOE gana las elecciones generales. Al final se decidió que entre una ruptura radical o una ligera reforma del régimen franquista se optara por una «ruptura pactada» con el fin de que los dos bandos que se habían enfrentado durante dos siglos –conservadores y progresistas– pudieran aceptar la salida del régimen sin riesgo a un nuevo enfrentamiento entre «las dos Españas».
Alfonso Guerra considera que «la Transición la hizo el pueblo español» con protestas, manifestaciones y presiones sobre los dirigentes políticos de la época. El exvicepresidente valoró las figuras de Adolfo Suárez o del rey Juan Carlos I: «todos pusieron de su parte y trabajaron a favor de la instauración de un sistema democrático pero fue el pueblo español el protagonista». Guerra contó una anécdota en relación a Suárez cuando fue nombrado por el Rey presidente del Gobierno tras destituir a Arias Navarro. «Todos los periódicos y medios de la época no veían en Suárez a la persona adecuada para pilotar la Transición hacia la democracia, solo un periódico de la clandestinidad, El Socialista, dio una oportunidad a Suárez en ese momento».
«Todos, derecha e izquierda, renunciamos a algo para lograr la Constitución»
«Cuando murió Franco e iniciamos el camino no sabíamos a dónde íbamos a llegar para reformar el sistema del país, al final conseguimos una Constitución integradora y de consenso que lleva 44 años, lo cual no ha sucedido nunca en la historia de España», dijo Guerra, por ello advirtió a los que quieren reformar algunas aspectos de la Carta Magna que digan exactamente cuál es el texto alternativo que proponen.
El dirigente socialista negó que hubiera un «pacto de silencio» en la Transición sobre los desmanes del franquismo, aunque sí reconoció que «quedó pendiente una justicia política del franquismo» que ahora está todavía en el debate político y que vuelve a reproducir enfrentamientos entre los partidos de izquierda y los derecha. Para Guerra es necesaria una mayor «pedagogía histórica y política».
