Entrevista | Chema Vera Director ejecutivo de Unicef España

«En Canarias se vulneran derechos de los menores migrantes por la sobresaturación»

El director ejecutivo de Unicef España reconoce la labor de las administraciones en la acogida de menores migrantes, pero afirma que la saturación provoca la vulneración de derechos

Chema Vera, director ejecutivo de Unicef España.

Chema Vera, director ejecutivo de Unicef España. / Juan Castro

Visita Canarias, entre otros asuntos, para fortalecer las capacidades de Unicef en materia migratoria. ¿Qué es lo que van a poner en marcha? 

Queremos tener una presencia mayor en el plano migratorio por las situaciones de vulneración de derechos de la infancia que aún se siguen produciendo aquí. Es importante reconocer el esfuerzo que han hecho las administraciones públicas en este asunto, pero debido a la sobresaturación que hay en el sistema de protección se siguen dando vulneraciones. Hay lentitud en la determinación de la edad, lo cual deja en un limbo durante mucho tiempo a los menores y la presión reduce la rapidez en la que pueden acceder a los servicios de salud, educación y a unas condiciones de suficiente calidad. Vamos a tener una influencia y una presencia pública mayor en este asunto. También estamos trabajando con las instituciones públicas para los planes de salud mental. 

¿Cómo lo harán?

Lo que no vamos a hacer en Canarias, ni en ningún país desarrollado, es una intervención directa. Eso solo se hace en situaciones de crisis humanitarias, en países frágiles. Nuestra función es siempre el fortalecimiento de la política pública y también el apoyo a las organizaciones de la sociedad civil. Fortalecer de capacidades, levantar información, monitorear, proponer alternativas, ofrecer nuestros recursos y nuestra experiencia. Hemos creado la figura de técnico de políticas de migración y asilo que se dedicará en exclusiva a estos asuntos. 

Usted ha nombrado la saturación en el sistema de atención de menores en las Islas. ¿Cree que el resto de comunidades ha mostrado la suficiente solidaridad con este asunto?

Esperábamos una solidaridad mayor y también más rápida. Debe existir un mecanismo de derivación más regular. Aquí no ha habido un pico migratorio, ha sido un flujo continuado. Lo que hemos visto en los últimos años es a algunas comunidades autónomas reacias, por lo que ha costado más ponerlo en marcha. Hay propuesta para ello, un plan para la derivación de 700 menores, aunque todavía no se ha puesto en práctica. Felicitémonos porque esté y exijamos que se ponga en práctica. El Estado debe ser garante de los derechos de la infancia, no solo una comunidad autónoma.

Más de 1.780 personas fallecieron en el mar en 2022 intentando alcanzar las costas canarias. ¿Cómo se acaba con esta situación?

Es una barbaridad. La ruta atlántica es el cementerio de los derechos humanos. Yo estuve en Melilla y cuando pones rostro y conoces la historia que hay detrás de cada chico entiendes lo que les lleva a poner en riesgo su vida. Huyen de la violencia, de la guerra y de la persecución. Tienen derecho a solicitar asilo o refugio y no tienen sitio en el que pedirlo, por lo que acaban sumándose a ese flujo migratorio. 

¿Ve posible una regulación de estos flujos a corto plazo?

Hay mucho camino por andar. Hay que garantizar la posibilidad de solicitar asilo o refugio más cerca de donde se produce la violencia, para no forzar rutas. Y apostar por una regulación, una migración legal y moderada, por motivos laborales. Las instituciones europeas afirman que existe un déficit de mano de obra de millones de personas. ¿Hace falta que esas personas lleguen jugándose la vida? 

¿Existe en Europa la misma solidaridad para los refugiados ucranianos que para los africanos?

La solidaridad, especialmente cuando se trata de refugiados, sí conoce de color de piel. Una cosa es la ayuda internacional, que sí es más homogénea. La sociedad española es muy solidaria. Unicef España tiene 434.000 socios, más de 20.000 en Canarias. Pero cuando hablamos de asilo sí que vemos el muro que crece para el chico que huye de su aldea arrasada en Mali, frente a la acogida y a la protección casi automática que se da en el caso del refugiado por la guerra en Ucrania. Hay una movilización de papeles rápida e incremento de la capacidad institucional, lo que nos demuestra que sí se quiere, se puede. Las instituciones europeas pueden dar protección temporal rápidamente, por lo que exigimos el mismo trato para todos los niños. 

¿Considera positivo el acuerdo con Marruecos?

Depende, no lo conocemos al detalle. Los Estados tienen toda la legitimidad para poder llegar a los acuerdos que consideren. Lo que pedimos es que en cualquier acuerdo que impacte sobre la infancia en movimiento se respeten escrupulosamente sus derechos y el interés superior de cada menor. 

¿Le dan importancia a los datos que reflejan una reducción de llegadas tras la firma del acuerdo?

El dato tiene relevancia, pero hace falta mirarlo con perspectiva. Llevamos décadas de flujo migratorio intenso desde costas africanas y ha ido variando. La experiencia demuestra que es muy difícil taponarlo todo. Hemos visto en el pasado que puedes frenar de forma coyuntural en una cierta dirección, pero tienes que buscar la forma de regularizarlo.

¿Prevén un aumento de las migraciones en el futuro?

Los flujos migratorios seguirán y previsiblemente se incrementarán. El rumbo dependerá de la coyuntura política y de seguridad y de la valentía de los países para establecer esquemas legales y regulados. La combinación de los conflictos, el covid, el impacto económico de la guerra en Ucrania y el cambio climático han constituido lo que se denomina policrisis, que deja en vulnerabilidad extrema a los países sin recursos. Más de 20 millones de personas al año se desplazan por cuestiones climáticas. Y estamos viendo solo los inicios del impacto. 

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