Pleno del Parlamento de Canarias | Propuestas de los grupos

Doblones de a ocho

¿Para quién se esfuerza el vicepresidente si no lo escucha absolutamente nadie, ni en la tribuna de prensa ni en la de invitados?

La diputada socialista Patricia Hernández habla con el líder de ASG, Casimiro Curbelo, ante de la sesión plenaria. | | MARÍA PISACA

La diputada socialista Patricia Hernández habla con el líder de ASG, Casimiro Curbelo, ante de la sesión plenaria. | | MARÍA PISACA / Alfonso González Jeréz

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Una vez terminado el pleno extraordinario el presidente del Parlamento, Gustavo Matos, se puso estajanovista y comunicó a sus señorías que en quince minutos empezaría la próxima sesión plenaria. Los diputados salieron en tropel – menos los cuatro infelices que siempre se quedan en los despachos para trabajar – con una voluntad irreprimible de acabar con las reservas de café, croasanes y bocadillos de los bares más cercanos. Lo único triste eran los rostros de los que no van a repetir, a los que se podía distinguir porque sonreían mucho. En particular los representantes del PSOE se hacían cruces por apuestas que nadie entendía, salvo los afectados. Porque ahora el PSOE es, más que nunca, una asociación de partidos insulares donde el secretario general tiene una influencia limitada. Solo es admitida como una figura paternal que aconseja, escucha, comprende, hace alguna llamada o promete alguna recolocación para el futuro. Su segunda, Nira Fierro, juega el papel similar a la del ama de llaves de la película Rebeca, ceñuda, leal y estricta. Esa reforzada autonomía de las organizaciones insulares y la aquiescencia del secretario general, finalmente, se conocen como «unidad histórica», tal y como la denominó el propio Ángel Víctor Torres. Casi toda la renovación psocialista deriva no de un ejercicio selectivo de la dirección regional, sino de la imposición de los intereses de los secretarios insulares y de algunos alcaldes prominentes. Por lo demás nada ha cambiado. Están esos dobletes escandalosetes, los de Dolores Corujo y Patricia Hernández, que no tienen otro objeto que asegurarse una nómina si no consiguen presidir el Cabildo de Lanzarote la primera o la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife la segunda. Ya lo hicieron en 2019 y ahora repiten, aunque se encuentren entre los diputados más inactivos de la Cámara. Están desapariciones sorprendentes y que suponen una pérdida difícil de comprender para el grupo parlamentario, como las de Iñaki Lavandera, el único diputado socialista capaz de hablar y escribir con solvencia sobre el Régimen Económico y Fiscal, o Ventura del Carmen Rodríguez, una de las diputadas socialistas más sólidas, la mejor conocedora de la situación agraria y pesquera en el grupo y que, además, tampoco figura como candidata a la alcaldía de San Sebastián de La Gomera después de currárselo durante cuatro años. Sin embargo nulidades más o menos evidentes como Manuel Abrante o Rosa Bella Cabrera repiten sin problemas.

El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, exigió para uno de los suyos un lugar en las listas, y quien mejor que su compañera de vida, Yaiza López Landi, pero como ya no había puesto de salida en la lista insular, se le ha puesto como número dos de la lista regional.

En los otros dos grandes partidos de la asamblea la situación es un poco más confusa, pero algunos ya tenían ayer cara de víctima propiciatoria sobre el calor del barraquito. Particularmente la lista de Coalición Canaria por la circunscripción de Tenerife va a causar un impacto importante en el grupo, porque entrarán – si tienen el cansado favor de los electores – tres políticos, Ana Oramas, Francisco Linares y José Bermúdez que no representan precisamente sangre nueva y que nadie –sinceramente – se imagina herniados en el combate cotidiano de plenos y comisiones. Menos mal que estará ahí (de nuevo) José Miguel Barragán para que no se pierda el ritmo tropical.

Un viejo chiste parlamentario asegura que un día coincidieron tomando café Antonio Castro, Julio Cruz y Barragán, y alrededor de la mesa se construyó el Parlamento. El portavoz coalicionero ha sobrevivido a todos con su voz atiplada y sus modales de obispo medieval que sabe que dios no existe. El PP no espera grandes novedades, salvo la extravagancia de Rebeca Paniagua como cabeza de lista por Tenerife, una decisión enigmática de Manuel Domínguez que nadie ha terminado de entender en el partido, y acaso menos que nadie una de las mejores diputadas de la asamblea, Luz Reverón.

Cuando sus señorías regresaron Matos –como el elefante de Monterroso –seguía allí y no perdió el tiempo. Fue una sesión francamente tediosa después de las tensiones del debate sobre el caso Mediador. Manuel Domínguez preguntó precisamente al presidente del Gobierno sobre cómo iban las cosas en el caso Mascarillas. El líder del PP canario está entregado a la peregrina creencia que cuanto más azote el Gobierno – así sea a hostia limpia – más alto, guapo y elegante será el próximo mayo. Así que insinuó y/o dijo varias enormidades: que el caso Mascarillas está asociado al caso Mediador, que debería dimitir todo el Gobierno en bloque, que Torres estaba más o menos obligado a sacrificar parte de la financiación electoral de su partido para las elecciones del próximo mayo con el objetivo de abonar los cuatro millones perdidos en la compra por el Servicio Canario de Salud de mascarillas que nunca llegaron a su destino. Pero Torres había recuperado los nervios y empleó con Domínguez el mismo recurso que aplica con el PP, sea cual sea el asunto que se trate: contar lo mal que lo hace la derecha española en comunidades autónomas y en ayuntamientos peninsulares. A veces Domínguez le replica con referencias a ineptitudes o corruptelas socialistas en otras administraciones públicas españolas y es como si ambos caballeros te leyeran los editoriales de El País y El Mundo algo que, si bien te ahorra esfuerzo intelectivo, no resulta particularmente interesante.

Por supuesto se sucedieron varios riquirracas del Gobierno en propia voz y a través de sus apéndices, los llamados grupos parlamentarios. Es curioso que cuando el diputado de CC José Alberto Díaz Estébanez criticó el oportunismo de una proposición no de ley de la ASG en materia de infraestructura sanitaria la diputada de Podemos María del Río Sánchez le afeara la conducta y pretendiera descubrirle que los grupos parlamentarios que sostienen al Gobierno se dedican a fiscalizarlo y a ofrecer propuestas. Es esta una izquierda que ciertamente ha renunciado a pensar y, sobre todo, a pensar en sí misma: hace media eternidad los grupos parlamentarios en los regímenes de democracia representativa se han gubernalizado y solo funcionan como terminales activas y propagandísticas del Gobierno. No son observaciones de peligrosos radicales. Hasta lo escribe Norberto Bobbio. Pero bueno. También Díaz Estébanez preguntó sobre el caso Mascarillas al vicepresidente y consejero de Hacienda, y Román Rodríguez le contestó con Las Teresitas con gran revoloteo de brazos y vozarrón épico siempre llevado por el viento de la Historia. Después la diputada de NC, Esther González, le preguntó a Rodríguez sobre la validación del Feder y del Fondo Social Europeo. «Con nuestra negociación hemos obtenido más de 5.000 millones de euros para Canarias entre 2021 y 2027, porque a eso se dedica este Gobierno, a gobernar bien Canarias, a defender nuestros derechos, a trabajar para la mayoría social, y todos estos recursos servirán para infraestructuras, para integración social, para violencia de género, para…» El cronista observaba la actuación de Rodríguez e intentaba recordar cuando había negociado nada de es, y que el aumento de los fondos disponibles de dichos programas no tenía nada que ver con una negociación heroica, sino con la voluntad política de la UE de aumentar los recursos dirigidos a las regiones con más problemas y deficiencias en esas y otras materias. Pero la pregunta principal del cronista es siempre la misma. ¿Para quién se esfuerza así retóricamente el vicepresidente del Gobierno, si no lo escucha absolutamente nadie, porque no hay nadie ni en la tribuna de prensa ni en la de invitados?

Consulto la emisión por internet del pleno es ese momento: lo siguen 19 personas. Me gana una profunda y desagradable sensación de irrealidad, una irrealidad al mismo tiempo escandalosa e idiotizadora, y pienso que pronto despertaré de esta faramalla verbosa e insufrible, despertaré junto a John Silver a bordo de la Hipaniola mientras el loro canturrea ¡doblones de a ocho, doblones de a ocho! y el mar infinito nos condena a la vida y a la muerte.

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