El 44% de la inversión extranjera en Canarias llega a través de paraísos fiscales

Estados Unidos, el principal inversor en las Islas, canaliza nueve de cada diez euros mediante sociedades interpuestas en Luxemburgo, Irlanda o Namibia

Panorámica aérea de Luxemburgo, un paraíso fiscal de hecho.

Panorámica aérea de Luxemburgo, un paraíso fiscal de hecho. / Reuters

Cerca de la mitad de la inversión extranjera en Canarias a lo largo de 2022 se canalizó a través de paraísos fiscales. Hasta un 44% del capital foráneo que llegó el año pasado a las Islas lo hizo mediante sociedades interpuestas en Luxemburgo, Irlanda, los Países Bajos o la más exótica Namibia. Paraísos fiscales en toda regla por más que algunos estén en el corazón de Europa y otros entren y salgan de la lista negra de Bruselas en función del grado de cumplimiento de los criterios de transparencia de las autoridades comunitarias. El principal país inversor en el Archipiélago durante 2022 fue Estados Unidos, pero hasta un 91% de todos los fondos que las empresas norteamericanas destinaron para proyectos en la región vino a través de sociedades pantalla, esas que se constituyen en paraísos fiscales con el objetivo –en el mejor de los casos– de que el holding o la entidad matriz se ahorren unos cuantos millones de euros en el pago de impuestos.

La inversión extranjera en Canarias sumó el pasado ejercicio 268,9 millones de euros, según los datos adelantados este martes por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Una cantidad más que positiva para el tejido productivo regional. Por un lado, se trata de la segunda cuantía más alta de la historia, solo por detrás de los 341,6 millones contabilizados en 2004, hace casi dos décadas y cuando aún faltaban tres años para el estallido de la Gran Recesión; y, por otro, esos prácticamente 269 millones representan un 0,8% de toda la inversión foránea en España, que ascendió a poco más de 34.178 millones de euros. Es cierto que puede parecer un porcentaje pequeño, y en verdad lo es, pero no es menos cierto que hay que remontarse a 2010, a doce años atrás, para dar con la última vez que el Archipiélago arañó más de un 0,8% del capital extranjero invertido en España.

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  • La inversión extranjera en Canarias sumó en 2022 casi 269 millones, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Es la segunda cuantía más alta de la historia.

Los 268,9 millones que aterrizaron el año pasado en la Comunidad Autónoma provenientes del exterior salieron de 35 países y/o regiones. No obstante, hay que precisar que el lugar de donde sale el dinero que acaba invirtiéndose en Canarias –o en cualquier otro sitio– no siempre se ve a primera vista. Resulta que los fondos destinados por empresarios norteamericanos, por ejemplo, para construir un hotel en las Islas, también por ejemplo, en ocasiones toman carreteras secundarias para de alguna forma saltarse los controles policiales. En otras palabras: se canalizan mediante sociedades interpuestas, sociedades pantalla o sociedades instrumentales que, radicadas en países con regímenes fiscales beneficiosos para las multinacionales y las grandes fortunas, permiten a las firmas inversoras ahorrarse un buen pellizco en la factura tributaria. Así que una cosa es el origen inmediato del capital foráneo y otra, su origen último o verdadero, o dicho de otro modo: el territorio donde está la sociedad interpuesta y el territorio donde está la multinacional o la matriz.

Lo anterior explica por qué entre los cinco principales países inversores en Canarias a lo largo de 2022 aparecen cuatro paraísos fiscales, ya sean paraísos fiscales de iure o de facto. Al margen de Alemania, donde está el origen de 58,1 millones de euros que sí llegaron el año pasado a las Islas de forma directa, los siguientes cuatro Estados en el top five tan solo son los lugares en que radican las sociedades empleadas para canalizar el dinero. Se trata de los mencionados Luxemburgo, Irlanda, Países Bajos y Namibia, que en realidad no invierten en el Archipiélago, sino que las más de las veces son meros vehículos para ahorrar impuestos.

De Dublín a Namibia

De la verde Irlanda, más en concreto de la República de Irlanda, llegó el pasado ejercicio la friolera de 50,8 millones de euros. Ahora bien, de esos casi 51 millones, la verdadera inversión irlandesa, esto es, el capital de empresas y/o promotores irlandeses, no alcanza los 12,9 millones. Los restantes 37,9 son fondos que en última instancia salieron de una sociedad interpuesta con sede en Dublín, Cork o Galway pero cuyo origen real está en otros países. ¿Por qué Irlanda? Pues porque el Impuesto sobre Sociedades es del 12,5% y ni siquiera hace falta crear empleo y actividad en la isla verde para poder aplicarse tan bajo porcentaje.

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  • Hasta 118 millones que llegaron el año pasado a las Islas en forma de inversión foránea se canalizaron a través de Luxemburgo, Países Bajos, Irlanda y Namibia.

Tres cuartos de lo mismo pasa en los otros casos. De Luxemburgo, una de las jurisdicciones financieras más opacas del mundo, vinieron en 2022 a Canarias cerca de 56,1 millones de euros, una suma que, en su gran mayoría –hasta 49,7 millones–, en verdad tenía otra procedencia. Países Bajos, como Estado miembro de la UE, sí invirtió en la región –invertir en sentido estricto–, en concreto 30,8 millones, pero su condición de paraíso fiscal a juicio de organizaciones como Oxfam o Tax Justice –y ahí está el sándwich holandés para justificar su parecer– también sirvió para canalizar otros 12,5 millones de euros. Por último, a través de Namibia, que a cada rato va entrando y saliendo de las listas de paraísos fiscales, vinieron otros 18,9. De modo que de los 269 millones que el año pasado sumó la inversión extranjera, unos 118, un 44%, se canalizaron mediante esos cuatro países y sus permisivos sistemas.

Entonces, ¿cuál es en realidad el principal país inversor en el Archipiélago? Estados Unidos, con 80,5 millones. Eso sí, apenas siete llegaron directamente desde Norteamérica. El restante 91% acabó aquí mediante sociedades interpuestas ubicadas en su mayoría en los cuatro mencionados paraísos fiscales.

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