Entrevista | Ignacio Cembrero Periodista, escritor y excorresponsal en Marruecos

"Marruecos es una dictadura como lo era el régimen de Franco"

Ignacio Cembrero habla del "desgaste" y "dolor" que le han causado sus disputas judiciales con las autoridades marroquíes / El excorresponsal participa en un seminario en la Real Sociedad Económica de Amigos del País

Ignacio Cembrero este jueves en la capital grancanaria

Ignacio Cembrero este jueves en la capital grancanaria / Juan Carlos Castro

"Una relación de acoso", así define el periodista Ignacio Cembrero (1954, Madrid) su relación con las autoridades marroquíes, que lo han llevado a juicio cuatro veces. ¿Motivo? Desde supuesto enaltecimiento del terrorismo hasta jactancia. Al excorresponsal, que participó esta semana en el Seminario ‘Cuatro países cuatro miradas’ en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, le ha costado el veto en algunas instituciones.

¿Cómo definiría su relación actual con Marruecos?

Diría que es una relación de mucho cariño hacia los marroquíes, tengo muy buenos amigos, pero también una relación de acoso, de hostigamiento hacia mi persona y hacia mi labor como periodista por parte de las autoridades de Marruecos. En fin, soy crítico con las autoridades, no con las gentes. Repito, tengo muchos amigos marroquíes. Cuando podía entrar en el país llevé a toda mi familia varias veces de vacaciones.

¿Por qué existe esta focalización de las autoridades marroquíes en usted?

Pues yo creo que hay varios motivos. El principal es que en 2012 empecé a contar que el rey de Marruecos no estaba nunca o poco en su país. Eso creo que les enervó mucho. Marruecos tiene un grave problema con las ausencias del rey, que es todopoderoso según la constitución, y con las amistades o personas que le rodean, el círculo más inmediato que convive con él.

La consecuencia es que usted no puede entrar en Marruecos.

Eso es lo de menos. Lo más grave es el tiempo que llevo yendo a los tribunales. Eso es un desgaste que soporto desde 2014.

¿Cuántas causas judiciales ha pasado usted en relación con Marruecos?

Cuatro. Dos por la vía penal y dos por la vía civil. Estamos todavía con una demanda civil por acción de jactancia. Gané en primera instancia, pero el Reino de Marruecos ha recurrido la sentencia. Creo que habrá que esperar hasta finales de año para que la Audiencia Provincial de Madrid se pronuncie. Quizás habrá que esperar más si vuelve a perder el Reino de Marruecos y recurre al Supremo.

¿En los juicios siempre se le ha dado la razón?

No he perdido un juicio en mi vida. Es más, algunos se han archivado. Cuando me pusieron en enero de 2014 una denuncia en la Fiscalía General del Estado por enaltecimiento del terrorismo, al tiempo se archivó. Después me pusieron una querella por el enaltecimiento del terrorismo y se acabó archivando también. Todo esto cansa porque conlleva mucho trabajo.

¿Ese hostigamiento que sufre usted ha tenido consecuencias en España?

Eso es lo que más me molesta y más me duele. Por ejemplo, yo nunca he podido presentar mis libros en Casa Árabe, una institución vinculada al Ministerio de Asuntos Exteriores. Mi abogado, que acaba de publicar un libro, tampoco ha podido presentarlo ahí, y eso que cuenta con tres salas para este tipo de eventos en Madrid. Antes iba a sesiones a puerta cerrada muy interesantes en el Real Instituto el Elcano, que se dedica a la política exterior, y desde 2016 he sido vetado. Son dos ejemplos, pero podría poner muchos más. En España se me han cerrado muchas puertas porque no se quiere molestar a Marruecos.

Antes hablaba de rey todopoderoso, ¿el país es una dictadura?

Pues sí, Marruecos es una dictadura como lo era el régimen de Franco. El jefe del Estado ostenta todos los poderes. Es un país en el que no hay libertad. Pero eso no tiene mucha discusión, basta con leer la constitución marroquí. ¿Dónde está el poder ejecutivo? Fundamentalmente en el jefe del Estado que es el rey. Cuando, en 1999, Mohamed VI accedió al trono, no había ningún periodista o persona encarcelada por temas de libertad de expresión. Hoy en día hay unos cuantos, sobre todo tres periodistas influyentes, tres periodistas de peso, que han sido encarcelados entre 15 y cinco años. Los conozco a todos y me gustaría que salieran cuanto antes.

Habla de los vetos que se le han puesto en España. ¿Cuánta influencia tiene Rabat sobre Madrid? ¿La ministra González Laya fue destituida por petición marroquí?

Claro que fue por eso. Podría poner 50.000 ejemplos, pero voy a contarle el que me parece más llamativo. El pasado 19 de enero se sometió al Pleno del Parlamento Europeo una resolución sobre los Derechos Humanos en Marruecos. Se pedía dejar en libertad a los tres periodistas que antes le mencioné y, en un plano secundario, también se pidió el fin de los hostigamientos hacia mi persona. Esa resolución se aprobó, pero ¿quiénes votaron en contra? Los socialistas españoles, solo los eurodiputados españoles del PSOE y el partido francés que dirigía Marine Le Pen. Esa es la influencia de Marruecos sobre el conjunto del Estado español, pero en particular sobre el ala socialista del Gobierno.

¿Quién controla quién en las relaciones España-Marruecos?

Nadie controla a nadie. Lo que pasa es que Marruecos, con los instrumentos de presión que tiene, ha conseguido enormes concesiones en materia de política exterior, especialmente sobre el Sahara Occidental. Con el cambio de postura del Ejecutivo de Pedro Sánchez el 14 de marzo del año pasado sobre este tema, el país africano ha conseguido muchas cosas a cambio prácticamente de nada.

¿Y qué ha conseguido España?

¿A día de hoy? Algo tangible y concreto: la disminución de la inmigración irregular, sobre todo en Canarias. Pero si Marruecos se enfada, de un día para otro puede volver a abrir el grifo. Para que quede claro, las autoridades marroquíes utilizan desde hace más de 20 años la inmigración irregular como herramienta de presión sobre España y la Unión Europea.

Ese cambio de postura de Sánchez respecto al Sahara, ¿ayuda a que se solucione el conflicto?

El conflicto no tiene solución. Si nos viéramos usted y yo dentro de un cuarto de siglo, si es que estoy en vida, le diría lo mismo. Llevamos 47 años y no hay ninguna perspectiva de que se resuelva.

Marruecos ha reclamado en multitud de ocasiones Ceuta y Melilla. ¿Rabat cree en la españolidad de Canarias?

Sí. La relación hispano-marroquí, aunque ahora vivamos una luna de miel, se basa en la tensión. El país africano considera que España es un impedimento para alcanzar su integridad territorial. Para entenderlo, lo que ellos llaman integridad tiene dos vertientes: una hacia el sur: el Sahara y sus aguas; y otra hacia el norte: Ceuta, Melilla y todos los peñones. Sus objetivos no incluyen al Archipiélago canario. Ni en los sueños más enloquecidos las autoridades marroquíes han llegado a pensar que Canarias pueda formar parte del Reino.

Por último, Marruecos actualmente está inmerso en una escalada militar con Argelia. ¿Nos debería preocupar?

La verdad es que Marruecos sigue teniendo un presupuesto de defensa y unos medios muy inferiores a los de España. Está intentando mejorar, comprando a Estados Unidos y a través de su relación de seguridad y materia militar con Israel. Los movimientos de Marruecos están pensados hacia Argelia y el Frente Polisario. Esos son sus enemigos y ese es su objetivo. En ningún momento se le ocurriría atacar formalmente a su vecino español porque es un país de la OTAN y de la Unión Europea.