La contención de los flujos migratorios que llegan a Canarias y Europa se sustenta en acuerdos bilaterales de la Unión Europea (UE) con cada país del norte de África. Unas negociaciones que el Informe África 2023, elaborado por la Fundación Alternativas, afín al PSOE, denuncia que se producen de forma opaca y de espaldas a la sociedad civil, y destaca en especial el caso de Marruecos. Recuerda que la asunción de España de la Presidencia del Consejo de la UE el 1 de julio implicará que el país tome las riendas en el desarrollo del nuevo Pacto de Migración y Asilo, que presenta «muchos interrogantes sobre la protección de derechos humanos».
El informe cuestiona la «externalización» del control y responsabilidad sobre la frontera sur –norte de África y el Sahel– que ha llevado a cabo la Unión desde la emergencia migratoria de 2015, cuando llegaron cerca de un millón de personas a las costas europeas y más de 3.550 murieron tratando de alcanzarlas.
En los pactos que se ofrece a estos terceros países –los emisores de migrantes–, a cambio del control de los flujos y la readmisión de sus nacionales expulsados de la UE, se incluye ayudas al desarrollo, inversión directa, acuerdos comerciales, concesiones de visados o apoyo en materia de seguridad y finanzas.
El informe destaca que «problematizar» la movilidad de personas es «un enfoque incorrecto»
Precisamente, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en su último informe anual subraya la dureza con la que actúa la gendarmería marroquí en las costas para frenar la salida de barquillas rumbo a Canarias, es decir, a territorio europeo. Desde el incremento de las redadas en los puntos habituales de salida hasta las retenciones temporales pasando por los traslados a zonas del interior para alejar a los migrantes de su objetivo de salir hacia Canarias. La Marina marroquí también se ha implicado en la interceptación de las embarcaciones que tratan de adentrarse en la ruta canaria devolviéndolas de nuevo a tierras africanas. Para CEAR esta política migratoria añade aún más peligrosidad a la travesía hacia las Islas, que el año pasado se cobró casi 1.800 vidas, según la oengeé Caminando Fronteras.
Mecanismo controvertido
El vínculo entre las políticas migratorias y las de cooperación al desarrollo para la Fundación Alternativas «es una asunción sin base científica». De hecho, asegura que la idea de que a mayor inversión en cuestiones que empujan a una persona a salir de su país, menor probabilidad de que inicie el proceso migratorio, es una falacia. «La evidencia parece apuntar, precisamente a lo contrario, que en aquellos países donde las condiciones de desarrollo mejoran, las personas cuentan con medios para moverse con mayor facilidad», subraya.
¿Debe ser la reducción de la movilidad humana el objetivo? El informe destaca que «problematizar la migración» e incluirla como punto focal de ayuda a los países africanos es «un enfoque incorrecto». «Desvirtúa y es contrario» a los principios que rigen la Ayuda Oficial al Desarrollo y los compromisos adquiridos por la UE en la materia, remarca. Además, insiste en que la migración puede ser motor de desarrollo.
Para hacer frente a la inmigración irregular, la UE puso en marcha el Fondo Fiduciario de Emergencia, un instrumento financiero cifrado en 5.000 millones de auros destinado a 26 países africanos –2.210 para el área del Sahel– que el análisis tacha de «mecanismo muy controvertido». ¿Motivo? Prioriza la contención de los flujos frente al desarrollo de los Estados. «Oxfam ofrece evidencia sobre las carencias en la transparencia y gobernanza del instrumento, así como sobre la falta de coherencia de algunos de sus proyectos y objetivos con los principios rectores de la UE», expone la Fundación.
Los analistas sostienen que a mayor desarrollo mejores medios para emigrar
Es más, centrar la política migratoria en acciones de contención, apunta, «deriva en la habilitación de rutas alternativas de migración irregular más peligrosas que suponen un grave riesgo en la protección de las mujeres en las rutas migratorias y, en general, de los derechos humanos». Este desvío ocurrió durante la crisis migratoria de 2020 en Canarias, cuando al blindamiento de las puertas de Europa se sumó el cierre de fronteras auspiciado por la pandemia. La reactivación de la ruta atlántica hacia el Archipiélago, una de las más peligrosas, implicó el arribo de más de 23.023 personas en un año y la muerte de 1.851, según lo datos de Caminando Fronteras.
En 2023, entre el 1 de enero y el 15 de junio –la última actualización del Ministerio del Interior–, llegaron a Canarias 5.914 migrantes, un 31,5% menos en comparación con el mismo periodo del año anterior, pero con un repunte en la primera quincena de este mes –un 65% más respecto a la anterior– debido a las buenas condiciones de la mar.
5.914
Personas
- Entre enero y el 15 de junio de 2023 llegaron a Canarias 5.914 migrantes, un 31,5% menos en comparación con el año anterior, con un repunte del 65% en la primera quincena de Junio.
23.023
Migrantes
- Durante la crisis migratoria de 2020, arribaron a las costas del Archipiélago 23.023 personas procedentes del continente africano y 1.851 murieron tratando de alcanzarlas.
3.550
Muertos
- En 2015, la emergencia migratoria auspiciada por el conflicto en Siria impulsó los flujos hacia Europa vía marítima y terrestre. Supuso la pérdida de 3.550 vidas.