Lotería del Niño

El Vinco sirve miles en bandeja: El segundo premio, un 'feíllo' 06766, reparte 150.000 euros en La Atalaya de Santa Brígida

Dos boletos sellados por la regente de la administración del bazar El Vinco, Solange Rodríguez, dejan un pellizco de alegría tras una década de sequía

El bazar ‘El Vinco’ reparte 150.000 euros en La Atalaya

La Provincia

El bazar El Vinco, número 120 de la carretera GC-80, fue primero el garaje del coche de hora que conectaba La Atalaya con Telde; más tarde se empleó como el escondite de fogones del restaurante Rincón El Vinco; y allá por el 2001, pasó a ser la administración de loterías que repartió ayer 150.000 euros en la Lotería del Niño.

A esta "Lotería de los Rascaos", como la llama la regente de la administración del bazar El Vinco, Solange Rodríguez, le importó un bledo eso de que ayer fuera día festivo y se desquitó a gusto con la administración de La Atalaya, que durante el corto periodo de tiempo acontecido entre la Lotería de Navidad y el 6 de enero, vendió dos boletos sellados con el segundo premio.

"No es lo mismo dos que uno", decía la lotera a la que no solo le cayó un chirimiri de dos números en su puerta, sino toda una tormenta de periodistas de diferentes medios de comunicación. Y es que a Solange "todos le quieren", recitó acordándose de lo que rezaban las cajas de conservas Conchita. De hecho, los efectos de la buena fama que proporciona repartir un segundo premio tan excepcional empezaron a dejarse ver desde primera hora de la mañana: uno de los periodistas allí presentes —que por cierto, "no cree en esto de las loterías"—, aprovechó para llevarse dos columnas de La Primitiva, porque "uno nunca sabe".

Suertudos, de nuevo

A veces, existen motivos para abrir un negocio un Día de Reyes, a pesar de los escépticos propietarios de administraciones que ayer bajaron la persiana de los establecimientos para pasar el día desde casa. En El Vinco la fortuna lograba ya una sequía de una década, hasta ayer.

La anterior vez que la suerte subió por la tortuosa carretera de La Atalaya fue en 2014, con otro décimo del segundo premio de la Lotería de Navidad. Toda una alegría grabada a fuego en la memoria de la propietaria del local de la que es responsable el número 92845. Sin mirarlo, Solange recita aquel número premiado que empieza como el conocido prefijo de la isla, casi sin importar los años que pasan de aquella murga que la bañó en champán y para la que serigrafió una camiseta, hace ya más de una década. Ese mismo año tocado por la varita de San Pancracio, la regente de la tienda volvió a pegar botes de alegría gracias a La Primitiva.

Esta vez en inédito, la Lotería del Niño se estrenó en el local del municipio de Santa Brígida, repartiendo un total de 150.000 euros vendidos por máquina en la administración del bazar El Vinco. Un azar atípico al que Solange agradece "en estos tiempos no muy boyantes" y que la convirtió en uno de los pocos locales que ayer repartieron segundos premios en Gran Canaria: "Los premios siempre se van para abajo y nadie se acuerda de los pobrecitos de aquí arriba", se lamenta.

Los escasos bienaventurados que paran en el edificio número 120 para tentar a la suerte suelen ser clientes de la ferretería del otro lado de la calzada, comensales del restaurante, algún que otro vecino y "ciclistas que, además de aprovechar para tomar agua, se llevan un décimo". Del afortunado que se llevó alguno de los dos 'feíllos' del 06766 aún no se sabe nada, aunque Solange se huele que ambos boletos fueron comprados con la misma persona. "Hay quien me dice: 'Deme el más feo' y yo le respondo que no sé, porque para mí ninguno lo es".

El mimo que dedica Solange Rodríguez al oficio de lotera se ha ejercitado como la preparación de una carrera de fondo. El actual despacho receptor de premios se compró en subasta pública a principios del 2001 por el marido de Solange, Carmelo Zaal, tras meses empecinado con anexionar al restaurante Rincón El Vinco, un bazar que fuese administración de loterías. Ayer por fin, la moneda de la suerte salió cara para Solange gracias a este pellizco del que todo El Vinco, cantina y bazar en peso, celebraron con una botella en el margen de la carretera GC-80.

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