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¿Sabías que uno de los capitanes generales más polémicos de Canarias era italiano?

Un historiador rescata la figura del conocido “Hijo del Vesubio”, un militar napolitano que dejó su huella en la historia de las islas

Duque Andrea Bonito Pignatelli

Duque Andrea Bonito Pignatelli / UNUCI

Johanna Betancor Galindo

Johanna Betancor Galindo

Las Palmas de Gran Canaria

Algunas figuras históricas pasan casi desapercibidas, mientras otras dejan tras de sí una mezcla de admiración, reformas y polémica. Un ejmeplo de ello es Andrés Bonito Pignatelli, un noble de origen italiano que llegó a Canarias en 1741 para ejercer como capitán general y que, cuatro siglos después, sigue dando que hablar.

Desde la cuenta @historiyaydan, especializada en curiosidades históricas, se recupera el legado de este personaje singular, nacido en Bonito, un pequeño pueblo de Campania, en el Reino de Nápoles. Lo que pocos saben es que este hombre hijo de Giulio Cesare Bonito, duque de Ísola sería nombrado comandante general de Canarias por Felipe IV y dejaría una marca imborrable en las islas y no solo por sus decisiones militares.

El “Hijo del Vesubio"

Poco se sabe de su vida antes de llegar al Archipiélago. Las fuentes son escasas y fragmentadas, pero lo que está documentado es que su origen napolitano marcaría toda su carrera política. Tanto, que el ilustre Viera y Clavijo llegó a apodarlo “el Hijo del Vesubio”, no solo por su procedencia, sino por su temperamento volcánico.

Durante su mandato, que se extendió entre 1741 y 1744, estuvo marcado por "importantes reformas tanto militares como administrativas" señala.

Fue él quien ordenó fortificar Fuerteventura tras la batalla de El Cuchillete en 1740, en el contexto de la Guerra del Asiento, conocida también como “la guerra de la Oreja de Jenkins”. Fue también bajo su mando que las milicias provinciales comenzaron a usar uniformes, mejorando así la cohesión y la disciplina de las tropas canarias.

Las batallas de El Cuchillete y Tamasite

Las batallas de El Cuchillete y Tamasite / Guanchipedia

Una rivalidad encendida

Pero si por algo se recuerda a Pignatelli es por su papel en una de las tensiones más profundas de la historia insular: el conflicto entre La Laguna y Santa Cruz de Tenerife. En palabras del historiador, lejos de mantenerse neutral, apoyó decididamente el desarrollo del Puerto de Santa Cruz, favoreciendo el crecimiento de su actividad comercial y trasladando allí la sede de la Capitanía General, consolidando un proceso iniciado por su antecesor, el marqués de Valhermoso.

Fachada de la Capitanía General durante un desfile por la Pascua Militar

Fachada de la Capitanía General durante un desfile por la Pascua Militar / EFE

En 1742, instaló la Aduana Real en Santa Cruz, lo que supuso un golpe definitivo al dominio lagunero. Esta decisión alimentó la enemistad con las élites tradicionales de San Cristóbal de La Laguna, mientras fortalecía a la emergente burguesía comercial santacrucera. Aquella pequeña villa portuaria empezaba a convertirse, gracias a sus decisiones, en el futuro corazón económico de la isla.

Un retrato al óleo como legado

Tras cumplir su mandato, regresó a Nápoles, donde falleció en 1757 sin dejar descendencia. De su paso por Canarias, apenas conservamos fuentes. Pero sí ha llegado hasta nosotros un retrato al óleo pintado por el pintor lagunero José Rodríguez de la Oliva, conservado en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife.

Obras que estuvo en manos del propio creador de contenidos: "Tuve el inmenso privilego de poder trabajar con este retrato y manejarlo con mis propias manos". En el cuadro de fuerte carga simbólica se le retrata con casaca azul, chaleco con adornos dorados y peluca blanca, siguiendo el estilo de los altos cargos. Sostiene un bastón de mando en la mano izquierda, como símbolo de autoridad.

En una de las esquinas superiores aparece una inscripción: “En su tiempo empezaron estas milicias a usar uniformes”. Lo que, según el Museo de Tenerife Historia y Antropología, habría servido para garantizar una mejor cohesión y disciplina de dichas unidades. La denominación oficial de “Milicias Provinciales” hacía referencia a un cuerpo de reserva de infantería que estuvo activo en la Península Ibérica y en Canarias hasta 1867.

Asimismo, en el propio retrato lo describen como un personaje "violento, impetuoso y libre". Aunque lo más curioso de todo es que en la esquina superior izquierda se incluyó un espacio reservado al escudo familiar, pero en este caso aparece vacío. "Quizás porque el artista simplemente no incluyó el escudo de los Bonito en la versión final por motivos que desconocemos o, quizás, porque fue borrado debido a la controversia que generó la persona y personalidad de Bonito Pignatelli", declaran desde el museo.

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