Una UD Las Palmas reconocida el Día de Canarias entre 75 años de alegrías y lamentos

Después de tres cuartos de siglo, con la Unión Deportiva descendida a Segunda División, el Gobierno de Canarias distingue la historia de un club que representa la unión de un Archipiélago en su efeméride

Formación titular de la Unión Deportiva Las Palmas en la temporada 1968-69, cuando quedó segundo clasificado en la liga

Formación titular de la Unión Deportiva Las Palmas en la temporada 1968-69, cuando quedó segundo clasificado en la liga / UDLP

David Rodríguez

David Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria

De las catorce medallas de Oro que el gobierno regional va a entregar el día 30 de mayo, efeméride reservada al festejo de la identidad de nuestra tierra, hay una destinada a la Unión Deportiva Las Palmas con motivo de su 75 aniversario. Unas bodas de brillante que en el día de la publicación de esta pieza literaria bien puede describir la historia de un club que nació para reforzar la idea de que «la unión hace la fuerza» al juntar a cinco equipos de la Isla y crear un club que representara los valores de una región insular en la que todos unidos somos más fuertes.

Con el equipo ya matemáticamente descendido a Segunda División a falta de dos jornadas por resolver el campeonato en su trigesimosexta temporada en la máxima categoría, a la Unión Deportiva se le puede radiografiar en tres porciones diferenciados dentro de su propia historia.

La primera, en la que la ilusión del despegue de un equipo lleno de jugadores de la tierra, de los que la grada se sentían identificados con ellos y que no tardaron sino un año en alcanzar la gloria de ascender a Primera División, a la consagración de una línea continuista para brillar con luz propia en la década de los 60 en la liga española.

La época gloriosa

El club apenas contaba con 20 años de historia cuando alcanzó su cota más alta dentro de un campeonato liguero. Entre las temporadas comprendidas entre los años 1967 y 1969, la Unión Deportiva alcanzó el tercer –a cuatro puntos del líder– y el segundo puesto de la clasificación. Los Oregui, Aparicio, Tonono, Martín II, Castellano, Guedes, Mamé León, Gilberto II, José Juan, Germán y Gilberto I –como se aprecia en la foto superior– convirtieron a un equipo en todo un mastodonte en España como así dejó constancia León en 2019 cuando se le preguntó por qué no había fichado por el Barcelona y el Real Madrid. «¿Para qué, si yo jugué en un grande de España?». No hay más que decir.

Tantos goles levantaron al público que acudía cada 15 días al añorado Estadio Insular que mantuvieron a Las Palmas en Primera División durante 28 años seguidos con sus altibajos en la clasificación. Apuros y alegrías a la par en una década de los años 70.

Con los argentinos

Ahí, se puede ubicar la segunda cuña histórica del queso amarillo. La época de los argentinos. Cuando club lució en sus filas a Carnevali, Brindisi, Morete, Wolff y Fernández junto a un granado grupo de grancanarios que llevaron el nombre de Las Palmas por Europa e incluso a una final de la Copa del Rey ante el Barcelona de Johann Cruyff el 19 de abril de 1978 con derrota en el Santiago Bernabéu .

Siempre considerado un equipo de cantera, con gente de la casa, de los que se forman en nuestras playas para poseer una técnica que podría acuñarse con una denominación de origen única. El toque del jugador canario es un concepto que ha traspasado fronteras con los 39 futbolistas que han vestido la camiseta de la selección española, la gran mayoría de ellos habiendo jugado para la Unión Deportiva. De los Germán y Gerardo Miranda de antaño a los Valerón, Vitolo, Jonathan Viera, Pedri, o los Yeremi Pino y Raúl Asencio que pasaron por la cantera, como los más recientes.

Sin embargo, tampoco hay que olvidar que Las Palmas ha pasado épocas de vacas flacas. Tan desnutridas como la que le pudo llevar a la desaparición en el año 2004 cuando navegó en las aguas turbias de un proceso concursal que duró diez años. Desde que se consumó el descenso a Segunda División B en el año 1993, el club no ha encontrado una estabilidad duradera en su devenir.

Proceso concursal

La UD mutó en un equipo asiduo a la Segunda División desde este tercer tramo histórico de la institución. Solo cabe tener en cuenta que ha estado solo un año más en Primera, siete, que los seis que ha competido en Segunda División desde 1993. Y ahí se quedó después de que el Alavés consiguiera ganar al Valencia y certificase el descenso amarillo. Un reflejo de que la institución insular es incapaz de consolidar un proyecto a largo plazo en lo más alto.

Pero más allá del cariz competitivo, el club se ha constituido por último en una gran empresa de la mano de su presidente Miguel Ángel Ramírez. Es su sino y tampoco es que el presidente lo esconda en una clara intención de adaptarse a las necesidades de la esfera deportiva. El impacto de la marca UD impera sobre la de un club que tenga como objetivo ser transmisor de valores humanos. 

El club tiene un valor estimado según el máximo accionista del club de unos 140 millones de euros

Así, el nombre de la Unión Deportiva está presente en ferias internacionales de turismo, se publicita en Times Square con intención de abrirse al mercado norteamericano y tiene un valor estimado según el máximo accionista del club de unos 140 millones de euros. Todo ello con una masa social de 25.000 abonados, que finalmente son los fieles que nunca fallan a su cita con un club que combina goles, alegrías y decepciones a lo largo de sus 75 años y ahora con una Medalla de Oro del Gobierno de Canarias.

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