Las emotivas palabras sobre Manuel Hermoso de la vicepresidenta del Parlamento, Ana Oramas: "Aquí yace un gigante"

El funeral fue oficiado por el obispo de la Diócesis Nivariense, Eloy Santiago, en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife

Ana Oramas se despide de Manuel Hermoso

El Día / Andrés Gutiérrez

Salvador Lachica

Salvador Lachica

Santa Cruz de Tenerife

"Aquí hoy con nosotros no yace el cuerpo de un hombre corriente sino de un gigante. No hay un anciano que cerró sus ojos por última vez. Aquí está el recuerdo de una generación, aquí está una parte de nuestra historia". Las emotivas palabra de la vicepresidenta del Parlamento, Ana Oramas, a petición expresa de los familiares de Manuel Hermoso, expresidente de Canarias y exalcalde de Santa Cruz de Tenerife, protagonizaron este miércoles la ceremonia de despedida al político nacionalista, que falleció el pasado 17 de junio, a los 89 años, celebrada en la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción de la capital tinerfeña, que es el principal templo de la ciudad y el motivo por el cual muchos santacruceros la llaman la 'Catedral de Santa Cruz'.

Un funeral que contó con las principales autoridades regionales, insulares y municipales, además de familiares -encabezados por su viuda, Asunción Varela, sus hijos y sus nietos- y amigos en el que el obispo de la Diócesis Nivariense, Eloy Alberto Santiago, también resaltó la dimensión histórica de Hermoso en su homilía: "su nombre significa mucho, no solo da nombre a calles, nos evoca a un hombre entregado al compromiso con sus ciudadanos en aquellos principios de la democracia, que eran tiempos en los que se miraba con esperanza el futuro y a la prosperidad de los habitantes de esta tierra".

Y es que como dijo Oramas, que se considera además de una amiga personal su discípula en los avatares políticos al haber colaborado con Hermoso tanto en el consistorio capitalino como en el Gobierno canario, "a pesar de todos sus cargos, cincuenta años después, iba por la calle y le decían adiós, alcalde".

Un aserto que ya adelantó la presidenta del Cabildo de Tenerife, Rosa Dávila, en la capilla ardiente instalada en la sede de la Presidencia de la capital tinerfeña: "Manuel Hermoso fue el alcalde de Canarias, nunca dejó de ser alcalde; su primera impronta y su cercanía a la gente y su experiencia en la municipalidad como alcalde de Santa Cruz le llevó a que durante su etapa como presidente en el Gobierno de Canarias fuese un hombre cercano y una persona íntegra".

El féretro de Hermoso fue portado y escoltado desde poco después de las 11:45 horas por agentes de la Policía Municipal y la Autonómica desde la sede de Presidencia de la capital tinerfeña, donde estuvo instalada la capilla ardiente desde el martes y sus familiares estuvieron en todo momento arropados por el presidente de Canarias, Fernando Clavijo; el ministro de Política Territorial y exjefe del Ejecutivo, Ángel Víctor Torres; la presidenta del Parlamento, Astrid Pérez, la titular del Cabildo tinerfeño, Rosa Dávila; el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, y el expresidente Román Rodríguez.

Ausencias de Fernández y Rivero

Un séquito en el que resaltaron las sonoras ausencias de los expresidentes Fernando Fernández –al que la abstención de los diputados de las AIC liderados por Hermoso hizo perder una cuestión de confianza en el año 1988– y Paulino Rivero, que lideró CC durante la etapa presidencial de la personalidad política que era objeto de las honras fúnebres.

A lo largo del recorrido, varios grupos de ciudadanos y ciudadanas se acercaron en silencio a la comitiva fúnebre para dar su adiós a una persona, que como también afirmó Oramas, "tuvo la virtud de entender la vida como solo puede hacerlo un ingeniero, como la tarea de construir puentes para unir a las personas desde la discrepancia".

Un aspecto que también resaltó el expresidente y actual ministro Torres durante el homenaje a su antecesor en el cargo: "Era un hombre cercano, afable, que siempre tenía una sonrisa ante cualquier persona y del que he aprendido, porque también se aprende aunque tengamos diferencias ideológicas".

Político "de consenso"

En las últimas horas de la capilla ardiente instalada en Presidencia previas al funeral también la presidenta del Parlamento, Astrid Pérez, del PP, alabó la trayectoria de quien fuera "un gran político de consenso que ha construido nuestra autonomía tal cual está planteada desde el punto de vista contemporáneo". Para la conservadora, que es la segunda autoridad política de la Comunidad Autónoma tras el presidente Clavijo, con el fallecimiento de Hermoso "se ha ido uno de los grandes políticos de Canarias".

Antes de la ceremonia religiosa en la histórica Iglesia de la Concepción, la totalidad del actual Gobierno rindió una muestra de respeto y admiración al que fuera jefe del Ejecutivo en un sentido acto que clausuraba la capilla ardiente, instalada en la Presidencia del Gobierno en la capital tinerfeña. El primero en llegar fue el actual presidente del Ejecutivo, Fernando Clavijo, que esperó al resto de su gabinete mientras los familiares, allegados y distintos cargos públicos arropaban el féretro con los restos mortales de Hermoso en el interior del salón principal, la sala que lleva el nombre de Adán Martín –la persona de la que el homenajeado dijo que era "mi mano derecha, mi mano izquierda, mi cabeza, mi corazón, mi todo"–, una estancia repleta de coronas de flores de muy distintas procedencias que se hizo pequeña, hasta el punto de que los homenajes florales se tuvieron que depositar en el patio.

Con las notas musicales del Himno de Canarias que desgranaron los instrumentos de la Banda Municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife, agentes de las policías local y autonómica portaron el ataúd hasta el coche que trasladó el féretro a la Iglesia donde se ofició la ceremonia del expresidente. Al filo del mediodía, el Obispo y el párroco de La Concepción, Juan Manuel Yanes, recibieron los restos mortales, que entraron al recinto al compás de las notas que desgranó el órgano del templo de la pieza Thou Knowest Lord The Secrets Of Our Hearts de Henry Purcell.

Labor de "pastoreo"

En su homilía, el obispo glosó no solo la trayectoria personal de Hermoso, sino también hizo mención a su personalidad política como protagonista de los primeros tiempos de la Transición, e incluso llegó a comparar la labor pastoral del sacerdocio con la que hacen los servidores públicos como Hermoso.

"Protagonizó el pastoreo de buscar el bienestar de los demás. Pastoreó la ciudad de Santa Cruz y este Archipiélago para conducirlo a un futuro mejor, impulsándolo a seguir adelante a pesar de los nubarrones", afirmó.

Por ese motivo, su fallecimiento deja "cierto espíritu de orfandad" y una sensación de "vacío del sentido de la vida", ya que Hermoso, marcado por la "pérdida de un hijo", fue una persona que "dio su vida con intensidad, dándose a los otros, dándose a la sociedad".

Tras el ‘funeral de Estado’, y con los sones del Adiós a la vida de la ópera Tosca de Puccini y del Ave María de Caccini y Vavilov el féretro fue introducido en el coche fúnebre para ser trasladado a su incineración, acto estrictamente privado por expreso deseo de la familia.

Panegírico de Ana Oramas: "Se ha puesto a arreglar el Cielo junto a Adán Martín"

Gracias, señor obispo.

Hablo porque así me lo ha pedido la familia.

Querida Asun, Jose, Marcos, Jorge, Ana y Margot; y sus nietos, a los que tanto quería.

Quiero empezar por decirles que Manolo ya descansó. Que, como dice el poema del poeta lagunero Arturo Macanti, dedicado a su hijo muerto: "Y yo volveré a la hora en punto de la muerte, hijo mío, a recogerte y llevarte en mis brazos".

Hoy ha vuelto a abrazar a su hijo. Y luego, estoy segura de que se ha puesto a arreglar el Cielo con Adán Martín.

Manuel Hermoso era una de esas pocas personas que podía mirar a su pasado con la mirada limpia. Uno de esos seres humanos que practicó la lealtad, la honradez y el cariño por la gente a la que servía.

Quienes empezamos en la vía pública con Manolo, que formamos parte de sus equipos, nos sentimos partes de un sueño, ese que supo convertir en los sueños de un pueblo.

Como persona, como padre, como compañero, como político, Manuel hermoso jamás defraudó a nadie. Hizo de la sencillez un virtud que le acompañó toda su vida. De la palabra, un compromiso y de la vida pública, un ejercicio de diálogo, de tolerancia y de entendimiento.

Manolo tuvo la virtud de entender la vida como solo puede hacerlo un ingeniero, como la tarea de construir puentes para unir a las personas desde la discrepancia.

Se suele decir que detrás de un gran hombre hay siempre una gran mujer, pero las mujeres no están detrás de nadie.

Si Manuel Hermoso ha sido alguien tan importante en la historia reciente de Canarias fue porque tuvo a su lado a una leal compañera de vida. Su mayor crítica y su mejor apoyo: Asun. El amor de su vida.

Nadie que yo conozca ha sentido mayor orgullo y más amor por su familia que Manolo.

Hoy aquí, entre nosotros, hay muchas personas que lo conocieron, quisieron y trabajaron con él.

Con el alcalde que apostó por los barrios de Santa Cruz para convertirla en una ciudad para vivir.

Con el político tinerfeño que sacudió el orgullo de la islas, diciendo que era hora de abandonar los complejos y ponerse en pie de igualdad.

Con el presidente que soñó con una Canarias fuerte, hecha desde abajo hacia arriba, de la Isla al país.

Con el líder que entendió y luchó porque fuéramos parte de la Europa unida.

Y que a todos los que trabajábamos con él nos daba una sola instrucción:_«Quizás no puedas resolver el problema de alguno, o de muchos, pero que nadie se vaya sin que le escuches».

Escuchar, ¡qué difícil es eso hoy!

Fue por la vida de cara, a pecho descubierto. Respetó a los adversarios, a los que nunca vio como enemigos y, cuando llegó el momento, supo hacer eso que tan poca gente sabe hacer, que es dar un paso a un lado y dejar la antorcha a otros para que siguieran enfrentando el futuro.

Hoy nos llegó a nosotros la otra hora de decirle adiós. De honrar su memoria y de entregarle nuestro cariño a Asun y a sus hijos. De despedir a quien, a pesar de todos sus cargos, cincuenta años después, cuando iba por la calle conmigo le decían: "Adiós, alcalde".

Aquí hoy con nosotros no yace el cuerpo de un hombre corriente, sino de un gigante.

No hay un anciano que cerró sus ojos por última vez.

Aquí está el recuerdo de una generación que hizo posible este sueño de hoy.

Aquí está una parte de nuestra historia.

Hasta siempre, presidente.

Adiós, alcalde.

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