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“No quisimos ser parte de esto”: así sufren los camellos del Parque Nacional de Timanfaya

Un vídeo viral reabre el debate sobre el uso de animales en actividades turísticas en el Parque Nacional de Timanfaya

Excursión en Lanzarote

Excursión en Lanzarote / Tripadvisor

Johanna Betancor Galindo

Johanna Betancor Galindo

Las Palmas de Gran Canaria

El viento cálido de Lanzarote sopla con fuerza sobre las laderas volcánicas del Parque Nacional de Timanfaya. Las Montañas del Fuego atraen a miles de visitantes cada año, ansiosos por vivir la experiencia de un paisaje inédito. Pero no todos los recuerdos que se llevan son de admiración geológica o cielos infinitos.

Desde la cuenta de @goldenretrieverhuelva, una pareja compartía recientemente su indignación tras visitar el parque: “Esto es lo que hemos presenciado en nuestras vacaciones a Lanzarote cuando visitamos el Parque Nacional de Timanfaya”.

Su publicación mostraba una escena que, para muchos turistas, podría parecer parte del “folclore local”: camellos con bozales esperando bajo el sol, preparados para una excursión turística. Pero para ellos, y para otros tantos que vieron el vídeo, aquello fue más bien una postal del maltrato normalizado.

“Un país muy maltratador”

“No quisimos ser partícipes de usar animales por diversión”, declaran desde la cuenta, añadiendo: “España es un país muy maltratador. Desde la tauromaquia hasta otros festejos con toros. Romerías y fiestas con animales, carruajes de caballos, burros taxi, camellos…".

La excursión que contrataron incluía una parada de media hora para montar en camello. Lo que debía ser una actividad pintoresca terminó siendo un motivo de reflexión. “El camello con un bozal quejándose”, escribieron junto al vídeo donde se observa a varios dromedarios en fila, algunos visiblemente inquietos, esperando bajo el calor con bozales metálicos en el hocico.

Paseo en Camello por Timanfaya

Paseo en Camello por Timanfaya / Aythami Macias

Turismo o explotación

En Lanzarote, el uso de camellos para actividades turísticas se ha convertido en algo habitual. Los turistas que visitan el Parque Nacional no siempre se cuestionan el impacto de esta práctica. Para muchos, subir a lomos de un dromedario entre rocas volcánicas es un souvenir viviente. Pero para los animales, es una jornada más de carga, exposición al sol y restricción de movimientos.

ONGs internacionales denuncian desde hace años esta situación: jornadas extensas bajo temperaturas extremas, sin acceso regular a agua y con bozales que limitan su bienestar. A pesar de que el camello ha formado parte de la historia rural de la isla, su utilización actual responde más a un modelo de turismo extractivo que a una tradición viva.

¿Para quién es el paraíso?

La imagen del dromedario en el desierto no es solo una atracción: es un espejo incómodo de lo que significa vivir del turismo sin revisar su ética. "Cuando entenderemos que los animales no son nuestros lacayos, que su cometido en la vida no es usarlos a nuestro antojo, no somos mejores ni peores que ellos", reflexiona uno de los comentarios más compartidos bajo el vídeo.

El creciente descontento entre residentes y visitantes concienciados es también un síntoma de agotamiento. El turismo masivo en Lanzarote no solo afecta a su entorno natural o a su disponibilidad de vivienda, sino también al modo en que se representa y se explota lo que se considera “típico”.

El Parque Nacional de Timanfaya es un símbolo de la belleza volcánica del archipiélago. Pero mientras los camellos sigan siendo parte del circuito turístico sin replantear las condiciones en las que viven, habrá quien no pueda disfrutar del paisaje sin ver el sufrimiento que lo recorre.

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