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La fiebre turística no basta: los isleños son más pobres que antes del covid

Por cada 100 euros de renta media per cápita en España, en Canarias apenas entran 80. La región solo supera a Andalucía y Extremadura

Una persona duerme sobre un banco en la capital grancanaria.

Una persona duerme sobre un banco en la capital grancanaria. / Juan Carlos Castro

Las Palmas de Gran Canaria

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables. Y Canarias, cuando se trata de medir la riqueza entre comunidades españolas, suele salir perdiendo. Incluso cuando el principal motor económico del Archipiélago va viento en popa. El sector turístico goza de la mejor salud, lejos quedaron la pandemia y sus consecuencias, y las cifras de viajeros e ingresos nada tienen que envidiarles a las de aquel buen 2019. Es más, las han pulverizado. Una estampa de crecimiento que no acaba de reflejarse en la riqueza per cápita de los canarios, que no remonta tras el impacto del coronavirus y se mantiene todavía muy lejos de la media española. La última estadística de contabilidad regional publicada por el INE refleja que el índice del PIB per cápita de Canarias respecto a la media española en 2024 solo llegó al 79,4%. Traducido a euros, la diferencia es clara: mientras la renta media nacional se sitúa en 100, la de los canarios no llega ni a 80.

En términos absolutos, la renta per cápita de Canarias sí ha crecido desde 2019: pasó de 21.159 a 25.925 euros en 2024. Sin embargo, esta subida no se traduce en un acercamiento a la media nacional. En porcentaje, el índice respecto a España ha empeorado ligeramente, pasando del 79,5% al 79,4%. Es decir, aunque los canarios tengan hoy más euros en el bolsillo que antes de la pandemia, en comparación con el resto del país son, de manera relativa, una décima más pobres que hace cinco años. Cabe destacar que 2019 fue la primera vez que el porcentaje de Canarias respecto a la media nacional bajó del 80%, y desde entonces no se ha vuelto a recuperar.

La subida en términos absolutos también se aprecia respecto a 2023, con un incremento interanual del 6,5%, la mayor de todas las comunidades autónomas. Pero, pese a este avance, la comparación con la media nacional apenas mejora, dejando claro que el crecimiento económico que muestran las cifras no se traduce en un acercamiento real al nivel de vida del conjunto de España. Si se mira más atrás, la situación era muy distinta: a finales de los años noventa, Canarias rozaba la media española y, en el año 2000, su índice alcanzaba el 93,8%, lo que evidencia que la región ha perdido terreno relativo de manera sostenida en las últimas décadas.

Baleares, con un turismo más estacional, supera ampliamente la renta canaria por persona

En el ranking de comunidades autónomas, Canarias solo se sitúa por delante de Andalucía (75,3%) y Extremadura (77,3%), muy lejos de regiones como Cataluña (114,7%), el País Vasco (125,7%) o Madrid (137,1%), economías con estructuras muy distintas a la canaria. Pero el contraste más sorprendente se da con Baleares, la región que más se parece a Canarias en términos turísticos: su PIB per cápita alcanza el 110,4%, mucho más alto que el canario a pesar de que su turismo es más estacional, concentrado en los meses de verano. Canarias, en cambio, recibe cada vez más turistas durante todo el año, pero con precios de hoteles, restauración y servicios inferiores a los de Baleares, lo que limita la facturación por visitante y explica parte de la enorme diferencia económica entre ambas islas.

Aunque el PIB per cápita no es un indicador infalible de la calidad de vida, sí refleja tendencias importantes. Por lo general, las regiones con mayor riqueza por persona coinciden con las que ofrecen mejores condiciones de vida: más acceso a servicios, mejores infraestructuras y salarios más altos. En este sentido, la brecha que separa a Canarias del resto del país no solo refleja una menor renta, sino también desafíos en términos de bienestar y oportunidades para sus habitantes.

A la hora de analizar el PIB per cápita, conviene tener en cuenta varios factores que pueden influir en su nivel. Uno de ellos es la insularidad: los costes de vida y de producción en Canarias son más altos que en otras regiones, lo que puede afectar a la riqueza per cápita. Sin embargo, este mismo factor también se aplica a Baleares, cuya renta por persona es mucho más alta, por lo que no explica por sí solo la brecha entre ambas regiones. Otro elemento que influye en el PIB per cápita es el crecimiento de la población: si una región aumenta su número de habitantes más rápido que su PIB, la renta por persona puede disminuir. En el caso de Canarias, aunque la población ha crecido un 3,97% entre 2019 y 2024, el PIB de la región ha aumentado un 18,4% en el mismo período, un ritmo muy superior al de la población. Esto demuestra que el crecimiento demográfico no es una excusa para que la renta per cápita canaria siga rezagada respecto a la media nacional.

A pesar de la brecha, el Archipiélago lidera el crecimiento interanual entre comunidades

Esta contradicción entre el auge del sector turístico y la falta de reflejo en la riqueza de los ciudadanos no es solo un dato económico: es uno de los factores de fondo que alimenta un malestar social creciente que lleva años gestándose en el Archipiélago. Son muchos los isleños que cuestionan que la bonanza del sector turístico no se traduzca en mejoras reales en la vida de la población. Y de esas dudas y ese descontento nace el movimiento Canarias tiene un límite, que el año pasado movilizó a miles de personas que protestaron en las calles por la presión del mercado inmobiliario, el coste de la vida y un modelo económico que no revierte en el pueblo.

El sector turístico no tiene la culpa, pero los datos reflejan con claridad que algo en el modelo económico no termina de encajar. Canarias ha construido gran parte de su prosperidad sobre el turismo, y, sin embargo, esa fortaleza no se traduce en un mayor bienestar para la ciudadanía. Esta desconexión evidencia los límites de un modelo excesivamente dependiente de un solo motor económico -nada nuevo- y vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de diversificar. No se trata de renunciar al turismo, sino de complementarlo con otros sectores capaces de generar empleo de calidad, valor añadido y un reparto más equilibrado de la riqueza. Porque mientras las cifras macroeconómicas sigan creciendo sin que ese crecimiento llegue a los bolsillos de la población, la sensación de desequilibrio -y el malestar que la acompaña- seguirá latente.

El pasado

La situación de Canarias se ha ido complicando con el paso de los años. A finales de los años noventa, el Archipiélago rozaba la media española en cuanto al PIB per cápita y, en el año 2000, su índice alcanzaba el 93,8%, lo que evidencia que la región ha perdido terreno relativo de manera sostenida en las últimas décadas.

Hoy solo llega al 79,4%. Siendo la tercera comunidad autónoma que más lejos se encuentra del dato nacional.

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