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Ni con el salario mínimo puedes vivir: radiografía de la crisis en Canarias

Un informe de Drago Canarias denuncia que el precio de la vivienda devora las subidas salariales

Infome vivienda y sectores vulnerables

Infome vivienda y sectores vulnerables / LP/DLP

La Provincia

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Las Palmas de Gran Canaria

En 2021, una persona que cobraba el salario mínimo podía vivir con 279 euros tras pagar el alquiler. En 2025, apenas le quedan 134. La brecha crece en un territorio donde el coste de la vivienda no deja de aumentar y los salarios siguen siendo de los más bajos del Estado.

Drago Canarias ha presentado un informe que radiografía la crisis habitacional en el Archipiélago: el incremento del salario mínimo ha sido absorbido por el precio del alquiler, dejando a muchas familias en una situación de precariedad estructural.

El salario no da para vivir

El informe “Vivienda y condiciones de vida en Canarias” expone que, mientras el salario mínimo ha pasado de 965 a 1184 euros entre 2021 y 2025, el alquiler medio ha escalado de 686 a 1050 euros. Esto deja a quienes cobran el SMI con solo 134 euros al mes para afrontar el resto de gastos básicos.

El estudio señala también que Canarias tiene el salario mediano más bajo del país: 19.804 euros anuales, equivalentes a 1650 euros en 12 pagas. Una cifra que impide acceder a una vivienda digna si se tienen en cuenta los costes de suministros, alimentación o transporte.

Carmen Peña, portavoz nacional de Drago Canarias, advierte que “la típica frase de que en Canarias ya no se puede vivir será un literal”.

La jubilación es cada vez más activa y prolongada, con nuevas necesidades económicas. Sin embargo, ahorrar para la jubilación no es un comportamiento intuitivo ni sencillo. “Desde la economía conductual sabemos que ahorrar cuesta. No tiene una recompensa inmediata y suele posponerse. Comprar algo da gratificación instantánea; guardar dinero para dentro de 20 o 30 años, no”, explica Juan Manuel Mier, experto del área de pensiones de BBVA. Para resolver este obstáculo, propone mecanismos automáticos que desvíen una parte de la nómina o ingresos extraordinarios hacia el ahorro, generando así el hábito de forma progresiva.  Esta perspectiva coincide con la de José Ignacio Conde-Ruiz, subdirector de Fedea, quien defiende un modelo más estructurado y obligatorio de ahorro: un segundo pilar de pensiones de capitalización, como ya ocurre en Reino Unido o Irlanda. En estos países, se retiene automáticamente un 5% del salario al trabajador para invertirlo en un fondo privado, salvo que éste manifieste expresamente su deseo de no participar. “El 93% de los trabajadores en Reino Unido mantiene la retención. Es más difícil decidir dejar de ahorrar que empezar a hacerlo”, destaca.  Planes individuales El límite de aportación de 1.500 euros, en marcha desde la reforma fiscal de 2021, ha hecho que los planes individuales de pensiones hayan perdido atractivo frente a los planes de empleo y otros productos como los fondos de inversión o los planes individuales de ahorro (PIAS) que ofrecen las aseguradoras y las entidades financieras.  En el momento de hacerlas, las aportaciones a planes individuales reducen la base imponible del impuesto sobre la renta. Por ejemplo, una persona en un tramo del 30% que aporta 1.500 euros podría ahorrarse unos 450 euros en la declaración. No obstante, el rescate tributa como rendimiento del trabajo, lo cual puede elevar entonces la base imponible si no se planifica bien.  De forma alternativa, los PIAS son un producto de ahorro e inversión a largo plazo: el dinero aportado de forma periódica se invierte en fondos, y al llegar a la jubilación, se puede rescatar en forma de capital o renta vitalicia. En esta última opción, los rendimientos generados están exentos de tributación.  Cómo complementar la pensión Ante la incertidumbre sobre la sostenibilidad futura del sistema de pensiones, CaixaBank ha diseñado una estrategia de planificación financiera adaptada a cada etapa vital. A través de su programa Generación +, ofrece asesoramiento personalizado para fomentar el ahorro desde edades tempranas —idealmente, señalan, a partir de los 40— y garantizar ingresos complementarios durante la jubilación.  Entre los productos más relevantes destaca precisamente la renta vitalicia, un instrumento que transforma parte del ahorro acumulado en una renta periódica garantizada hasta el fallecimiento del titular. “Es especialmente útil para quienes desean complementar su pensión sin dejar de lado la posibilidad de dejar parte de su patrimonio en herencia”, explica Ramon Faura, el director Propuesta de Valor Banca Retail en CaixaBank, que gestiona el 70% de estos productos en España. La entidad cuenta ya con 730.000 clientes con rentas vitalicias, y 1.700 personas de más de 100 años entre sus titulares.  También existen seguros de protección sénior, fondos de inversión y carteras gestionadas, que permiten modular el nivel de riesgo según las necesidades de cada persona.  La vivienda como activo En un país con un altísimo porcentaje de propietarios de vivienda, el patrimonio inmobiliario representa una fuente potencial de liquidez. No obstante, por el momento apenas se aprovecha, constata Faura. Hay diversas fórmulas para que el propietario pueda transformar su vivienda en renta sin necesidad de venderla de forma inmediata. Una de ellas es la hipoteca inversa, que permite recibir una renta mensual usando su vivienda como garantía, conservando la propiedad hasta el fallecimiento. Otra opción es la venta de la nuda propiedad, mediante la cual se transmite la titularidad del inmueble a cambio de una renta vitalicia, pero se mantiene el uso y disfrute del mismo de por vida.  También existen soluciones intermedias como el anticipo de alquileres, pensado para quienes necesitan sufragar una residencia: el banco adelanta los ingresos esperados por el alquiler, que después se regularizan con los herederos.  Cambio de comportamiento Pese a su potencial, muchas personas mayores desean conservar la vivienda para dejarla en herencia, aunque su valor real sea bajo, especialmente en zonas rurales. En este punto Mier destaca que la falta de planificación patrimonial genera conflictos: la mayoría de personas no ha hecho testamento, o lo ha redactado de forma genérica, lo que complica después la distribución del legado entre varios herederos.  No obstante, se observa un cambio de comportamiento generacional: mientras que padres y abuelos daban prioridad a la herencia, algunos jubilados actuales prefieren disfrutar de todo el patrimonio acumulado, por lo que cada vez más se decide optar por productos como las rentas vitalicias.

Nuevas necesidades económicas. / LP/DLP

Acusan a los partidos por inacción

Drago Canarias responsabiliza a todas las formaciones que han gobernado el Archipiélago. “Todos los partidos que operan actualmente en las islas están o han estado en puestos de gestión y no hicieron nada para revertir la situación”, declaró Peña.

La portavoz añadió: “No nos vamos a cansar de pedir responsabilidades políticas a los que han gobernado y de luchar por un futuro para el pueblo canario”.

Las ayudas tampoco alcanzan

El informe detalla que ni las ayudas públicas logran compensar la situación, pues una madre con un menor a cargo que reciba el Ingreso Mínimo Vital o la Renta Canaria de Ciudadanía percibe como máximo 856 euros, muy por debajo del precio medio de alquiler. Las pensiones no contributivas o los subsidios por desempleo apenas alcanzan los 570 euros.

Drago Canarias ha elaborado este estudio a partir de estadísticas públicas del ISTAC, el Gobierno de Canarias, el Gobierno de España y portales inmobiliarios. Los datos revelan una realidad: el coste de la vivienda en las islas ha crecido por encima de las posibilidades de la mayoría de su población.

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