Dinámica del desconsuelo
Rara avis en el legado canario, el prolífico, irónico y ‘desarraigado’ escritor sigue siendo nuestro cabal contemporáneo

Alonso Quesada / La Provincia
Antonio Puente
«¡Bendita la pobreza de mi casa!», dejó hermosamente grabado en el primer verso del primer poema, «La oración de todos los días», de su primer libro, El lino de los sueños (1915) considerado por la mayoría de sus exégetas «nuestro estricto contemporáneo», como lo llama Andrés Sánchez Robayna en el prólogo de su Obra poética, recién publicada por Visor.
Extraño, como un eslabón perdido en un momento neurálgico de la tradición insular, la primera excentricidad de Rafael Romero fue molestarse en emplear seudónimo, en un ámbito en el que los poetas -como ha argumentado Eugenio Padorno- tienen garantizado el anonimato. Otra marca exclusiva de la casa pobre: nadie ha tocado tantos géneros -y de un modo tan prolífico en una vida tan breve-, desde la poesía a la narración, el artículo periodístico, las cartas, la crónica (diurna y nocturna) y el teatro. Desde el modernismo (o el posmodernismo o el transmodernismo, o como quieran llamarlo), tampoco nadie abrió tanto la espita hacia la vanguardia, alternando brotes irracionalistas y creacionistas -sobre todo, en el Poema truncado de Madrid- con un innovador tono prosaísta y confesional, de valiente criticismo, aun a costa de la orfandad y el desarraigo.
Mientras que sus colegas generacionales apuntaban hacia un mar doméstico, de orilla domeñada -«Como un camarada de la infancia» (Tomás Morales); «Mi oficina da al mar» (Domingo Rivero); «Mar redondo, desvelado» (Josefina de la Torre); «mar risueño» (Saulo Torón) …- a este «insulario» -ese término tan suyo, por cierto- ya nunca más se le podrían juntar los caminos dispersos, desde que, mirando con desconsuelo más allá de la barra, expresó: «El mar como invitando a lo imposible», y, en consecuencia: «El sollozo inmenso / del mar / agranda mi sollozo humano». Sus colegas fueron la carne, incluyendo algunos órganos vitales, pero AQ sería el hueso. A otros se les puede cercar para analizarlos, pero a AQ sólo nos podemos acercar, dada su multiplicidad de géneros y estilos, que hubiesen admitido, para cada uno, un heterónimo. A los demás autores del neurálgico cruce de siglos, se les evoca, pero a AC, al releerlo, se le convoca, o nos convoca, como en una sesión de espiritismo, en la casa umbría, además de pobre.
Ángel Valbuena Prat desbarró con él, al rebajarlo a un «tardío pesimista del 98», como critica Sánchez Robayna en el mentado prólogo. Bien es verdad que, en El lino de los sueños, es notorio el influjo, y por momentos, el mimetismo, de las obras de Antonio Machado -de quien extrajo el título, de un verso de las Soledades- y de Miguel de Unamuno -autor del prólogo-, y, como ha señalado Jorge Rodríguez Padrón, esa tendencia puede percibirse, en algunos tramos, como una limitación. Sin embargo, en sus siguientes poemarios (Los caminos dispersos y el Poema truncado de Madrid, publicados a título póstumo, este último ahora por primera vez de forma autónoma), y por sus Crónicas, teatro y narraciones, se refuerza la tesis de su singularidad. Emeterio Gutiérrez Albelo destacaría, en Gaceta de arte, esa suerte de tabula rasa del legado canario que se percibe en la mayor parte de su obra; un autor «vacío de precedentes; absolutamente original», le definió. Y era lógico, pues, buscarle algún tipo de ascendencia en otra parte, como coincidieron Sebastián de la Nuez y Eugenio Padorno en observar un cierto influjo de Baudelaire en algunos símbolos quesadianos y, sobre todo, en su crítica existencial y social del hastío urbano. Remedando al poeta francés, cabría exclamar que, a Quesada, la Isla se le hizo alegoría, o que detectó el modo en que las urbes insulares funcionan gracias al malentendido…
Más evidente es el influjo de la obra y actitud vital de Quesada en la ulterior literatura insularia. No sólo en las vanguardias, como ya indicamos, al punto de que, por ejemplo, el «mar adverso», de Agustín Espinosa, o -también en Crimen- la asistencia del protagonista «a la apertura del naufragio más largo de los siglos, en la isla de las maldiciones», tienen en Quesada el precedente de su semilla. Aventuro, asimismo, que su tiznada y hasta emponzoñada cosmovisión insularia influirá en algunos testimonios de Manolo Millares, quien también prematuramente fallecido, nacerá, por cierto, apenas un par de meses después de la muerte del desolado poeta. Su celebérrima «técnica de la mezquindad», aplicada a ciertas mentalidades arraigadas en las Islas (tan sencillo de definir como la infravaloración a priori y sistemática de los méritos ajenos) de buen grado podría ser adoptada por el cronista y poeta urbano. Y otro tanto de lo mismo, el pandémico diagnóstico de Juan Manuel Trujillo: «Canarias se ignora e ignora que se ignora» ... Para colmo, ya no tiene espacio de redención alternativa al que acudir (hasta en esto fue un adelantado, y, de veras singular, portador de una valentía inusitada); pues, a la vuelta del viaje que le inspiró el Poema truncado…, le escribe a un amigo en una carta: «Madrid es tan idiota como este burdel canario, como debe ser todo el planeta. Los mismos chimpancés, los mismos manchegos. Igual necedad e idéntica miseria».
Como contrapunto de la luz entusiasmada de Tomás Morales, Quesada inaugura el apagón insulario, el tizne sombrío, como digo, la crecida de un mar de tinta china, en la existencia acorralada, pero, sobre todo, en las consignatarias sociales. Se verá más tarde, en la mitad y hacia el final del siglo que él ha inaugurado, en autores como Luis Feria o Eugenio Padorno versus la luminosidad, igualmente necesaria, de Manuel Padorno, por poner ejemplos preclaros que podrían cotejarse en muchos casos. en distintos grados y matices.
Alonso Quesada, nuestro coetáneo de aquí y ahora, nos legó, en fin, este insulario verso interminable: «¡Siempre empieza este camino / sin acabar este comienzo!»; e invitó, como revulsivo, a que sopesáramos la reiterada leyenda que se repite en los felpudos de muchos hogares isleños: «¡Bendita la pobreza de mi casa!».
Suscríbete para seguir leyendo
- Sigue en directo la llegada de la borrasca Claudia a Canarias: lluvias, viento y alertas activadas
- La Guardia Civil revisa las guanteras de los conductores canarios y las multas crecen: sanciones entre 601 y 3.005 euros
- La Aemet alerta de que la borrasca Claudia amenaza a Canarias con lluvias torrenciales y rachas de viento de más de 80 km/h
- Canarias logra las guaguas gratis durante todo 2026
- La AEMET confirma hasta qué hora estarán activos hoy los avisos por la borrasca Claudia
- ¿Hay clase mañana en Canarias? La Consejería de Educación responde a la duda de todos los padres por la borrasca Claudia
- Vito Quiles mueve su concentración en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a Plaza España
- Así afectará la borrasca Claudia a Canarias: la AEMET ya ha activado avisos en todas las islas del archipiélago